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Como Aprenden Los Niños Dorothy H. Cohen.

thesuperior29 de Enero de 2014

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Como aprenden los niños

Dorothy H. Cohen.

El significado de las habilidades: la lectura

Todos los niños pueden aprender a leer, algunos niños pueden necesitar menos tiempo que otros, otros pueden requerir más tiempo, y eso no es una falla. Es una tarea poner a los padres al corriente de los problemas de educación, es una tarea que debió ser emprendida hace tiempo por los educadores, y no lo fue, como resultado los medios de comunicación ha producido una histeria masiva acerca de la lectura, mucho más dañina para el progreso de los niños que cualquier posible método de lectura.

Existen dificultades especiales al aprender a leer la lengua inglesa que no se encuentran en ciertos lenguajes fonéticos como el ruso, el hebreo, el español etc.

El desarrollo histórico explica la riqueza de la lengua inglesa es responsable de las irregularidades de ortografía y de pronunciación que hacen que, en su forma impresa, sea difícil de descifrar. El inglés fue alimentado por muchos idiomas y se ha adaptado, a lo largo de los siglos, a toda una variedad de cambios culturales. La ortografía inglesa no es fonética, las 26 letras de su alfabeto deben representar 33 sonidos diferentes, lo que hace del desciframiento algo confuso que si cada letra tuviese un sonido constante. Las consonantes muestran ser razonablemente regulares, pero las vocales solo un bosque de contradicciones. Por ejemplo la letra “a” en pan, park, pall, no solo suena de distintas maneras sino que hay diferencias al escribirla para dar sonidos semejantes, como en pane y pain, pare y pear. Las combinaciones en pablaras como cow y bowl, o guide y fried, representan otro nivel de inestabilidad de la combinación letra/sonido. Según los expertos hay 144 representaciones para los 13 sonidos de las 5 vocales.

El conocimiento previo de las letras es básico para empezar a leer, era una suposición indiscutible hasta finales del siglo xviii. Un avance logrado en el área totalmente distinta del pensamiento echo las bases de nuevos enfoques sobre cómo se debía enseñar a leer a los niños. Este avance fue la idea de que los niños son distintos de los adultos y la niñez es una etapa de la vida total del hombre.

Se propuso el enfoque de aprender palabras completas, en la creencia de que el conocimiento del significado de una palabra, y no de cada una de sus letras sin sentido, facilitaría al niño recordar la palabra impresa. La forma en que las palabras están construidas y el significado que tienen son vitales, aun cuando sean aspectos muy diferentes de la experiencia de la lectura. La interpretación psicológica, más reciente sostiene que el aprendizaje procede pasando de lo general a lo especifico, que los niños perciben al principio toda nueva experiencia globalmente y luego van diferenciando poco a poco los detalles, al tener mayor experiencia. El enfoque en la palabra completa no niega el valor de conocer la relación entre letras y sonidos, pero asume que ese conocimiento se aplica mejor a pablaras desconocidas, después de que el niño ha comprendido que las palabras impresas son conjuntos significativos. Estudios efectuados con varios métodos de enseñar a leer han mostrado que la gran mayoría de los niños aprenden a leer con cualquier método.

Lo que se necesitaba y aun se necesita es una mejor comprensión de las diferencias individuales que afectan todo aprendizaje. Existen tres etapas del aprendizaje de la lectura que todos los niños deben dominar. La primera etapa es la conciencia de que la palabra impresa tiene un significado. Muchos niños aprenden esto de manera simple, gracias a sus padres. Siendo niños en edad de preescolar, ayudan a sus madres a encontrar latas en los estantes de las tiendas y las oyen decir por ejemplo “cereales” mientras notan las letras en las etiquetas y ven que su madre se fija n las pequeñas letras.

Por la televisión ven y oyen anuncios que muestran letreros que ellos no comprenden pero lo llega asociar con el producto que le presentan. Cuando entran al primer grado ya están plenamente acostumbrados a atribuir un significado a la letra impresa. Hay niños de primer grado que aun necesitan ayuda para reconocer plenamente que los símbolos tienen un significado. Los maestros que reconocen esto aseguran de que los niños ya hayan logrado esta comprensión antes de pedirle dar el siguiente paso.

En las aulas donde se presta atención a esta necesidad, palabras y significados vienen juntos de muchas maneras, desde antes de que se ponga un libro en manos del niño. Cada día puede haber mensajes en el pizarrón, que la profesora interpreta, y la conexión entre el símbolo y el mensaje se fortalece en la mente de los niños. Escriben sus nombres y leen sus propios nombres y los de otros niños en diversas tarjetas. Cuentan cuentos individualmente o en grupo a la maestra, y ella los escribe. Individualmente o en grupo “leen” de nuevo sus cuentos. Después de tener experiencia suficiente vinculando lo que tienen que decir con el aspecto del mensaje en letra, ocurre algo notable que se lleva a los niños a la segunda fase de la tarea. La confusión de símbolos desconocidos, un pequeño grupo de letras surge para tomar una forma estable, y de pronto el niño puede leer una palabra. Cada vez que la vea, la reconocerá, y no es probable que se equivoque. Recuerda la palabra como unidad. El proceso continua hasta que muchas más palabras cobran estabilidad, y el niño desarrolla un pequeño vocabulario de la lectura. Las palabras impresas tienen una realidad. Es claro el sentido de la lectura.

Aprenden palabras cotidianas. Aprenderán acerca de las silabas y de las reglas para su formación. Las combinaciones de sonidos de letras, o fonética, se enseñan en un orden que va de sencillo a complejo. Las consonantes estables y sus sonidos, como la l, m, n, p y t, generalmente se estudian antes que la c y la g las cuales tienes dos sonidos. Bl, pr y st, se aprenden antes que las combinaciones de dos vocales de una consonante y una vocal como oi u ow.

Aprender unas técnicas llenas de detalles no basta para llenar la mente del niño, con un detalle entusiasta en el descubrimiento intelectual. Un niño ya preparado para ello puede experimentar un verdadero placer al llenar a dominar una capacidad tan importante como la de aprender a leer.

La complejidad del análisis estructural y fonético sugiere que el mejor momento para iniciar estar tercera etapa es cuando los niños han desarrollado la capacidad de retener en la cabeza el recuerdo de las unicidades de las palabras, frente a su disolución en letras y sonidos separados al estar analizando la palabra. Los niños varían en esta capacidad pero, según Piaget la logran alrededor de los siete años. Lo que aprenden a leer muy pronto suelen ser niños que se distraen menos que otros de la misma edad. También suelen ser niños que disfrutan de actividades apacibles y sedentarias, más que otros en la misma etapa. El niño que tiene progresos más lentos tal vez no sea capaz, pero puede estar fijándose en sus nuevas amistades o en la satisfacción de desarrollar nuevas habilidades con su cuerpo.

Hay gran número de razones por las que un niño no capte los conceptos básicos de cualquiera de las tres etapas o de algún aspecto específico de la tercera en edad temprana. No hay necesidad de empujarlo, hasta que lo haga por sí solo.

El verdadero significado de nivel de lectura o de calificación de lectura son terminos intercabiables que representan una cifra numérica absolutamente arbitraria, relacionada con la secuencia de dificultad de los libros de lectura en una serie basal.

Los educadores centraron su atención en los materiales de lectura, en un esfuerzo por simplificar la tarea de la lectura. Se empezaba por introducir las palabras más familiares y empleadas con mayor frecuencia, las nuevas palabras se repetían en los textos, n número de veces cuidadosamente investigado para ayudar a la memorización y también se empleaban imágenes como un nuevo instrumento para ayudar al reconocimiento y el recuerdo.

Las lecturas basales fueron creadas para agrupar a los niños por edades. El orden secuencial del material de lectura, de lo fácil a lo difícil, tiene mucho que decir en su favor. Pero los niños no aprenden de manera uniforme, en avances mes por mes que coincidan con unas calificaciones estadísticamente desarrolladas. Los niños sencillamente no aprenden de manera ordenada. Con nuestro sistema actual, a tales niños se les considera fracasados a los seis y siete años. Cuando padres y maestros juzgan competitivamente a los niños por unos niveles de realización arbitrariamente fijados, que no reflejan las diferencias individuales o las causas de cada dificultad. Allanan el camino a un patrón de condenación aquellos que por cualquier razón no cumplen con el programa y de excesivo elogio de aquellos que sin esforzarse, cumplen con el programa antes que los demás.

ENSEÑANZA INDIVIDUAL CONTRA ENSEÑANZA EN GRUPO

El manual de maestro le indicaba en que puntos había de introducir o subrayar unas ayudas técnicas específicas. En ese sistema, algunos niños terminaban el libro bajo el pupitre y se quedaban mirando mientras el resto de la clase avanza lentamente, y algunos niños encontraban en constante estado de desconcierto confusión, mientras la clase parecía saber a dónde iba, Por esta razón, con el tiempo, la dinámica de la vida supero esta organización porque, inevitablemente aparecieron lectores rápidos lentos y moderados. Hay pruebas de que los niños interesados en el contenido de un libro se esforzaran, mas allá de su capacidad inmediata. Cada maestra es guida para saber cuáles aspectos del análisis estructural o fonético debe introducir, en qué orden y cuando.

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