Como pienses hoy, actuarás mañana

No es el efecto mariposa, es el efecto de tus acciones

Este tema tiene referencia en base al pensamiento de John Rawls. La justicia como imparcialidad: el velo de la ignorancia y la posición original.

Para esto Rawls se centra inicialmente en la posición original de los sujetos y la elección acerca de un problema a tratar, como segundo elemento se fundamenta en el conjunto de principios acerca de los cuales se va a realizar cierto acuerdo.

Para dar respuesta al primer componente de esta descripción, se tendrá en cuenta que Rawls nos habla de la importancia de una legítima cooperación social muy por encima de los intereses de cada individuo, por medio de la cual es posible efectuar las mismas oportunidades para cada sujeto.

En cuanto al segundo componente hay que tener claro que cada persona tiene un pensamiento totalmente diferente en las diversas situaciones que ocurren a su alrededor, además de unas concepciones, unas creencias, y una forma de actuar frente a distintas posturas de la vida, es decir, que a pesar de esto el principal objetivo de la cooperación es poder estar en paz sin necesidad de pensar igual.

Los sujetos en esta posición original se encuentran cubiertos por un velo de ignorancia. Con esto Rawls busca confirmar que los principios de justicia se escogerán en la más plena ignorancia, para asegurarse de que nadie esté en condiciones de ventajas o desventajas, aun dependiendo de los bienes originarios de su naturaleza o por las circunstancias en que estos han habitado. En este caso se asegura que los acuerdos alcanzados para los principios de justicia sean imparciales, y al mismo tiempo nace la posibilidad de que todos tengan los mismos derechos de elegir esos principios en base a lo que cada uno piensa.

Rawls nos explica claramente su criterio frente a cómo sería si cada ser decidiera el lugar, la familia, el tiempo, y las particularidades en que nace. Siendo así, pienso que no tendríamos la vida que tenemos ahora, quizá estaríamos compartiendo un buffet con todos nuestros seres queridos en una de las fincas familiares o quizá buscando en la basura una simple sobra para poder saciar el hambre que nos retuerce hasta las entrañas, o nos carcome la paciencia para seguir luchando por un futuro que no se ve.

Y es que en la sociedad día a día, año tras año, cada generación es diferente a la otra, y las concepciones de la sociedad son cada vez más superficiales y radicales, empezando porque en el aula de clase ya no se evalúa la inteligencia o el pensar y sentir del estudiante, sino cómo un número define lo que eres capaz de hacer y cuánto sabes, ya no se valora cuanto luchaste por estar donde estas, sino el estrato que forja la clase y la persona que eres dentro de una comunidad, en algunos hogares ya no te enseñan a dar lo mejor de ti, sino a competir contra los demás.

Pero ¿Cómo podemos elegir el trayecto de nuestras vidas sin haber nacido?

Hay preguntas que simplemente nunca tendrán una respuesta porque es muy difícil saber en qué situación familiar vas a crecer, en qué país, con qué necesidades, y en qué momento de la historia. Pero lo que sí se puede definir es ¿quién soy?, ¿para qué sirvo?, ¿qué voy a hacer?, ¿qué quiero ser?, y ¿para qué estoy aquí?

El ideal que Rawls nos muestra crea incertidumbre en el momento en que pensamos, que haría yo si hoy no tuviese la posibilidad de un estudio para estar creando este ensayo? Es el hecho de que el planteamiento que este autor nos hereda nos hace pensar realmente en cada momento en el  que hemos tenido más oportunidades que otras personas y no agradecemos ni valoramos esas “insignificantes comodidades” que para otros sería un lujo recibir.

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