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Concepto de Injusticia


Enviado por   •  31 de Enero de 2014  •  Ensayos  •  1.511 Palabras (7 Páginas)  •  219 Visitas

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DERECHO INJUSTO

Concepto de Injusticia: Injusticia es la falta o ausencia de justicia, ya sea en referencia a un suceso, acto o situación de hecho (statu quo). Puede estar referida a un sujeto o a un grupo social.

La injusticia -y por extensión la justicia- puede ser considerada de distinta forma según los sistemas jurídicos vigentes en los distintos países.

DERECHO INJUSTO

Para poder hablar de derecho injusto primero debemos de empezar por definir lo que es el derecho; pero aquí ocupare dos grandes marcos históricos la definici0n propia de los griegos y de algunos sucesores a él (época antigua) donde el derecho se define como “lo justo” de acuerdo con escritos de Aristóteles y de Sto. Tomas que son los principales filósofos en cuanto a materia de derecho, en esta primera definición hablar del derecho injusto es contradictorio, ya que si es injusto, no es derecho, pero también existe una segunda definición más adecuada para nosotros, ya que estoy abarcando el marco moderno-contemporáneo. El derecho en este plano se define como “un conjunto de normas coactivas que regulan la conducta humana en sociedad, no tiene nada de contradictorio hablar de un derecho injusto, y la experiencia en nuestro sistema jurídico nos muestra que existe este, pero como explicar esto si los hombres tienen una fe ardiente en la existencia de la justicia y no se esignarán jamás a un divorcio entre lo que es justo y lo que es jurídico".

Frente a la postura crudamente realista del positivismo, la escuela del derecho natural afirma que al ordenar las costumbres y las acciones de los hombres, se coopera al logro del bien común. Desde el momento que una ley contradice el bien común o la justicia, deja de ser Derecho en sentido propio; esta concepción implica negar categoría jurídica a las leyes injustas, lo que lleva implícito el derecho a negar obediencia a tales normas.

Así que podríamos decir que cualquier calificación de injusta a cualquiera de las manifestaciones del derecho, no quiere decir que prescitamente lo sea, si no que el desde el punto de vista del que así lo plantea, no responde a su concepción personal de justicia. Toda norma jurídica elaborada por poder legitimo tiene a su favor la presunción de ser justa, inspirada en el bien común y en nuestro concepto solo una fuente de opinión manifestada puede formular la calificación de injusta

La ciudadanía menos manipulable y más comprometida ha tomado la palabra para criticar las decisiones del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial en las causas abiertas contra Baltasar Garzón. Los jueces pueden refugiarse en su saber de tecnócratas y cerrar los oídos a la crítica. Pero tal vez haya todavía demócratas que quieran una meditación social sobre la justicia.

Una evidencia nos ha impuesto el marco de discusión: las garantías legales, imprescindibles en un Estado de Derecho, no han servido en el caso de la trama Gürtel para hacer justicia sino para blindar a los corruptos. Nadie pone en duda que una justicia democrática debe ser garantista. Pero tampoco puede extrañarnos que salten las alarmas cuando la ley se coloca al servicio del delito y contra el juez que lo persigue. ¿El fin justifica los medios? No, pero si nos olvidamos del verdadero fin de la justicia resultará fácil que, como ha ocurrido en este caso, el derecho se convierta en un medio de los poderosos para ocultar sus desmanes. Esa es la situación española actual. Mientras se criminaliza la pobreza, mientras se va hacia un procedimiento clasista en los nombramientos del poder judicial, mientras se olvidan las garantías de los más necesitados, la totalidad de las asociaciones judiciales aplauden sentencias que juegan de manera decidida a favor del dinero y de las corrupciones políticas.

La manera desorientada y gremial con la que ha actuado la asociación Jueces para la Democracia, hasta ahora un referente en la meditación progresista sobre el derecho, supone una verdadera catástrofe ideológica. Cuando más falta hacía hilar fino, predominó también en esta asociación la brocha gorda de las envidias profesionales y el peso de la burocracia jerarquizada.

Los ciudadanos esperábamos una reflexión ambiciosa sobre la defensa de la justicia internacional y los derechos humanos. La causa abierta contra Baltasar Garzón por investigar los crímenes del franquismo ha desacreditado a la democracia española en otros países. Aunque esto es grave, hay algo peor: el espaldarazo de impunidad que han recibido en sus guaridas los tiranos del mundo.

Los ciudadanos esperábamos una meditación inteligente sobre las relaciones entre justicia y sociedad. Es cierto que los tribunales han dado espectáculos sectarios y bochornosos a la hora de interpretar las leyes. Pero la causa no está en la soberanía popular o parlamentaria

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