Constuccion de la infancia
rompamApuntes2 de Noviembre de 2019
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Estudiantes: Micaela Colipai, Fonseca Pamela
Profesoras: Leonela Ostertag y Mariana Monsalvo
Espacio Curricular: Alfabetización Académica
IFDC: Instituto de Formación Docente Continua
Nivel Inicial I
En este texto desarrollaremos acerca de la infancia y como esta misma se ve afectada o amenazada por las políticas de estado, generando una gran desigualdad social y vulnerando los derechos de las primeras infancias.
¿El estado está como garante de derechos?
En primer lugar, a partir de las políticas neoliberales que emergieron en la Argentina, con la dictadura militar; la infancia tendió agravarse. Este modelo lejos de garantizar la igualdad aparece como estado mínimo de desprotección; la responsabilidad social queda en manos de la sociedad civil dejándola desamparada sin garantizar sus derechos como sociedad.
Como alude Firpo Isela y Salazar Laura “sectores poblacionales se vieron seriamente afectados, como por ejemplo el de la niñez y la adolescencia”. El estado no interviene y lejos de garantizar la igualdad de oportunidades, lo que hace es mantener esa estructura de pobreza; aumentando la indigencia y fomentando la exclusión social. Vale decir, que a partir de la crisis del 2001 en la Argentina la gran masa de pobres aumento enormemente; la clase media descendió a la pobreza quedando solamente clase alta y clase baja. Es decir, un pequeño sector vivió un rápido mejoramiento de sus condiciones de vida, mientras el sector medio se sumo a ese descenso de pobreza; fue así que nacieron los denominados “nuevos pobres”, aquellos trabajadores que aun asalariados no llegan a cubrir sus necesidades básicas. Debido al aumento constante de los precios.
En este sentido, se comienza a notar la presencia de los niños en las calles y años más tarde esto empeoro, tal como afirma Ana Malajovich los jardines de infantes se vieron en la necesidad a transformar sus servicios, brindándole meriendas reforzadas, almuerzos, dobles jornadas; para poder hacer frente a las necesidades que aquellos sujetos. En otras palabras el ajuste fiscal, la inflación y el impacto de la devaluación claramente modifican las condiciones de vida de las infancias; a pesar que adquirió el reconocimiento jurídico de los derechos del niño, su vida sigue estando amenazas por estas políticas de ajustes y la desresponsabilización del estado. Dado que cada vez se hace más frecuente observar a niños ayudando a sus padres en diferentes tareas, sean hogareñas o fuera de ellas con la misma obligación que un adulto.
Por ende, el tiempo de la niñez no será transitada de la misma manera que por todos los niños del país, ya que sus realidades son diferentes. Es así como se concibe la figura del niño pobre, observando niños cartoneros que solos o acompañados transitan las calles de la ciudad durante todo el día. También niños trabajando en la calle, cuidando autos o limpiando vidrios en las esquinas.
En paralelo a la figura del niño pobre circula la figura del niño consumidor, como hacía referencia la autora Sandra Carli “un pequeño sector vivió un rápido mejoramiento de sus condiciones de vida”. Los bienes destinados a la infancia se han multiplicado generando así un mercado de enormes dimensiones, el mundo mercantil destinado a captar al niño como cliente. Los niños han pasado a ser clientes de una empresa; consumidores de objetos, de bienes culturales y de servicios de salud. Si consumen existen, si no consumen, no existen.
Así el mundo de la infancia pierde homogeneidad, la población infantil se encuentra fragmentada, marcadas por enormes diferencias económicas, sociales y culturales. El niño consumidor y el niño pobre son las figuras que expresan estas diferencias, son la expresión de dos maneras diferentes de circular por la infancia, son dos experiencias infantiles diferentes que por lo tanto producirán otro niño, otro sujeto con realidades y oportunidad diferentes.
Esta multiplicidad de infancias está caracterizada por las políticas sociales de los Estados, por la incidencia creciente de los mercados y de los medios masivos de comunicación afectando la escolaridad pública y la vieja imagen del alumno. "Los niños ya no son como antes" es un dicho común que denota una percepción o interpretación de los adultos que se han quedado con la imagen o recuerdo de sus infancias que ya no son más que parte de su memoria. Deberíamos afirmar que la infancia no ha desaparecido, sino que "nuestra" infancia ha desaparecido y a la que recordamos con anhelo o melancolía los que ahora somos los encargados de construir la de otros. No se carece de niños sino de un discurso adulto capaz de plantear un horizonte futuro, partiendo de las problemáticas actuales por las que atraviesan nuestros niños, un discurso que oferte sentidos para un tiempo de infancia que está aconteciendo en nuevas condiciones históricas.
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