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La Infancia


Enviado por   •  14 de Octubre de 2012  •  1.219 Palabras (5 Páginas)  •  274 Visitas

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La actitud de los adultos frente al niño ha cambiado mucho en el curso de la Historia y, ciertamente sigue cambiando hoy día ante nuestros ojos. Sin embargo esos cambios han sido tan lentos e imperceptibles que nuestros contemporáneos no se han dado cuenta de ellos (en la actualidad, ya que todo se mueve apresuradamente, se notan mejor). En otros tiempos, esas mutaciones no se distinguían de los datos constantes de la naturaleza; las etapas de la vida humana se identificaban, de hecho con las estaciones. No es que el hombre estuviese completamente inerme en su enfrentamiento con la naturaleza, pero no estaba en condiciones de influir en ella excepto con intervenciones mínimas, modestas y anónimas que resultaban eficaces sólo porque se repetían durante mucho tiempo: el observador sólo podía descubrirlas en el momento en que se acumulaban tamo que su densidad las hacía evidentes. Con él niño, pues, ha sucedido lo mismo que con la agricultura: no se puede hablar de revolución de la infancia, como no se puede hablar de revolución agrícola..., aunque también se haya intentado hacerlo.

Se sabe que al niño romano recién nacido se le posaba en el suelo. Correspondía entonces al padre reconocerlo cogiéndolo en brazos; es decir, elevarlo del suelo: elevación física que en sentido figurado, se ha convertido en criarlo. Si el padre no “elevaba” al niño éste era abandonado, expuesto ante la puerta, al igual que sucedía con los hijos de los esclavos cuando el amo no sabía qué hacer con ellos.

¿Se debe, pues. interpretar aquel gesto como una especie de procedimiento de adopción, según el cual no se aceptaba al niño como un crecimiento cuales constituía un nada, destinado a desaparecer, a no ser que se le reconociere mediante una decisión reflexiva del padre? La vida le era dada dos veces, la primera cuando salía del vientre de la madre y la segunda cuando el padre lo “elevaba”.

En último caso, los niños “elevados” habrían sido favorecidos por una elección, mientras que a los otros se les abandonaba: se mataba a los hijos no deseados de los esclavos, o a los niños libres no deseados por las más diversas razones, no sólo a los hijos de la miseria y del adulterio.

Por otra parte, a la vista de cuanto se sabe sobre l a historia de la familia del niño y de la anticoncepción, se puede advertir una correlación entre los tres factores siguientes: la el evatio del niño en el momento del nacimiento; la práctica, muy difundida, de la adopción, y la existencia del infanticidio. La sexualidad se encuentra, pues, separada de la procreación. La elección de un heredero es voluntaria. Los subproductos del amor, sea conyugal o no lo sea, quedan suprimidos.

Esa situación cambió a lo largo de los siglos II y III, pero no por méritos al cristianismo: los cristianos sólo se apropiaron de la nueva moral. Aparece entonces un modelo distinto de la familia y el niño. Se le reconoce fácilmente en las lápidas funerarias italianas y galo-romanas, en las que se representa a los cónyuges junto con sus hijos: los esposos repiten exactamente el gesto ritual de las nupcias.

A partir de ese momento, el matrimonio asume una dimensión psicológica y moral que no tenía en la Roma más antigua; se extiende más allá de la vida, a la muerte , como demuestra el hecho de que reproduzca la simbología sobre la tumba. La unión de los dos cuerpos se hace sagrada, al igual que los hijos que son el fruto de ella. Los vínculos naturales carnales y sanguíneos son más importantes que las decisiones de la voluntad. El matrimonio es más importante que el concubinato, el nacimiento que la adopción. Se inicia entonces un largo período

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