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Crisis De Valores


Enviado por   •  19 de Abril de 2015  •  1.656 Palabras (7 Páginas)  •  310 Visitas

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Crisis de Valores

por: María Fernanda Morales

Todo lo que existe, cualquier realidad tangible, se conoce como un bien o valor físico, el cual

tiene aptitud para satisfacer una aspiración o necesidad humana. Es decir, los valores físicos

son cosas, valores materiales que hacen referencia a bienes y servicios que ponderamos para

vivir con bienestar.

Por otro lado, los valores morales son diversas formas de emplear dichos valores físicos, ya

sea de forma positiva o negativa; son valores simbólicos y, por lo tanto, emanan del deseo del

ser, de las posibilidades o potencialidades inherentes al ser humano. Son los valores que

expresan la esencia del hombre, a la vez que la van transformando y enriqueciendo

históricamente con las grandes creaciones de la cultura, la civilización, la humanización; son en

concreto, valores de la libertad, paz, igualdad, justicia, amor, racionalidad, entre otros.

Pero ¿por qué el hombre se enfrenta hoy a una crisis de valores? ¿Constituye éste un

problema social y ético?

Al estar los valores dentro de uno mismo, cada persona posee diversos valores y puntos de

vista sobre la realidad. Al diferir los valores de una a los de otra, surgen fricciones que pueden

convertirse en problemas de índole tanto social como ética, repercutiendo en los diferentes

ámbitos de la sociedad: económico, político, social y cultural.

Por lo tanto, al llevar a cabo esta reflexión, trataré desde mi perspectiva de profesionista y

Maestra en Administración, de identificar en qué consiste este problema social, de qué manera

influye y repercute tanto en el hombre mismo como en la sociedad y, al final, las implicaciones

éticas que puede llegar a tener para el hombre dentro del contexto laboral en el que se

desenvuelve.

Para empezar, considero que el tema de los valores es de vital importancia, ya que es algo que

está siempre dentro de nosotros mismos y determina en gran medida nuestra forma de actuar y

de ser.

Hace algunos años, cuando estaba estudiando la licenciatura, leí en un libro una frase que se

me quedó muy grabada en la mente: “En la actualidad, la importancia del problema de los

valores es innegable; la crisis del hombre actual es una crisis de valores que requiere un

examen crítico, a fondo, de su naturaleza, sentido, fundamento y jerarquía”. 1

Este enunciado ilustra con gran claridad que vivimos en una sociedad que se enfrenta a una

crisis de valores, una sociedad donde lo más importante es tener y donde se promueven las

necesidades del consumismo, dejando a un lado el valor del ser.

En la actualidad, en nuestro país se manifiestan gran cantidad de síntomas debido a la tensión

social que existe; uno de estos síntomas es precisamente que el hombre se conforma con

tener garantizadas la supervivencia y la seguridad, pero ¿dónde quedan los valores?

Resulta importante decir que la visión que cada ser humano se forma de la realidad inicia en la

infancia y está influenciada por factores físicos, así que va cambiando. La visión de cada

persona es única; sin embargo, los orígenes de esa perspectiva son los mismos, está integrada

por los componentes: yo, los demás, la vida, el mundo físico y Dios.

A través del tiempo, la persona se cuestiona sobre esta visión y su jerarquía de valores, de

esta manera podemos ver que aunque ésta sea negativa, muchas veces la persona decide no

cambiarla, porque es un mecanismo de seguridad. Y es precisamente esto lo que está

pasándonos en nuestros días, sabemos que estamos mal y que nos enfrentamos a una época

en la que se ponderan cosas que en realidad no son importantes, pero cambiar este paradigma

de la realidad y nuestra escala de valores implicaría un enorme riesgo.

Autores como Erich Fromm señalan la gravedad de la crisis de identidad que existe en la

sociedad moderna, la cual está orientada al tener, es decir, interesada en las cosas más que

en las personas. Fromm señala que la modernidad, considerada a partir de la época industrial,

propagó la “producción ilimitada, libertad absoluta y felicidad sin restricciones”2

; sin embargo,

estos rasgos engendrados por el sistema económico enferman al individuo y a la sociedad, lo

cual se manifiesta en el individualismo y el consumismo.

Cada vez es más notable la tendencia general de la sociedad hacia el consumismo, las

personas valen de acuerdo con lo que tienen sin importar cómo lo hayan conseguido. Es muy

claro que vivimos en una sociedad demasiado egoísta y no nos damos cuenta o, más bien, no

queremos darnos cuenta de la cantidad de personas que viven en extrema pobreza en nuestro

país y en muchos otros lugares del mundo, tampoco de la falta de solidaridad y de justicia

social entre los seres humanos. Esto a la vez fomenta el individualismo, ya que cada persona

se

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