Cultura Globalizada

Qué impacto podría generar en nuestra cultura globalizada la aplicación de una ética mundial con los principios de fraternidad universal como la que propone el autor?

Ya no es posible detener la globalización; sus impactos y consecuencias más importantes están por venir. Nos estamos viendo afectados en aspectos vitales como son la economía, la actividad colectiva, la tecnología, la cultura, y la ecología. En otras palabras estamos viviendo hoy y para el futuro una nueva realidad mundial llamada globalización; la manera de enfrentarla con éxito es formando una cultura de adaptación a la realidad global basada en la ética y los valores individuales, sociales y organizacionales.

Al ocuparnos del impacto que traería consigo la aplicación de una ética mundial también debemos hacerlo al mismo tiempo con la interculturalidad.

Tal panorama nos presenta en primer lugar el reto de construir la igualdad, de quebrar esta orientación hacia el aumento de la desigualdad. Ante tal tarea, el primer sentimiento parece ser el de impotencia. La vía posible puede estar en la globalización de la solidaridad. La solidaridad se enfrenta al hecho de que aunque la globalización está permitiendo un fuerte crecimiento y está impulsando aperturas e innovaciones diversas, el modo como lo está haciendo está siendo fuente de graves injusticias y problemas.

Cada día nosotros estamos más en un mar de cambios económicos, políticos y tecnológicos; la capacidad de adaptación y de aplicar una Ética Mundial con principios de fraternidad universal como lo propone el autor marcaria la diferencia de forma positiva. El desarrollo de las capacidades de cada uno permitirá enfrentar esta competencia globalizadora. Este desarrollo tendría que darse dentro de un entorno cultural único de suposiciones, valores y normas compartidas que dan forma a la socialización, los símbolos, el lenguaje, los relatos y las prácticas de un grupo de personas.

Actualmente todo ser humano se rige por su propia ética, en una cultura globalizada como la que vivimos actualmente existen factores externos los cuales influyen directamente sobre el comportamiento de cada individuo y sociedad. Como dice el autor en su escrito atravesamos por una crisis económica, política, ecológica, la cual necesita de un cambio desde cada persona, familia, gobierno. Aplicar una ética mundial como la que propone el autor tendría un gran impacto positivo en nuestra sociedad siempre y cuando cada persona tenga la voluntad de regirse a esta serie de normas y comportamientos.

Para todos los humanos de buena voluntad, sean o no religiosos, tal como lo describe el autor, aplicar una ética universal, basada en una fraternidad recíproca entre todos los pueblos, concurriría a un importante y nuevo cambio para toda la humanidad, pero sería importante pensar en aquellas personas que de una u otra forma hacen daño a la sociedad. Por ejemplo, estaría dispuesto un político a entregar un porcentaje de su sueldo, para contribuir al cambio de nuestra sociedad.

Durante todos los tiempos, ha existido siempre el bien y el mal, puede que en este mundo seamos más las personas de bien que las hacen el mal, y es importante para este nuevo cambio, enfocarse en estas personas, ya que debemos preguntarnos si estarían dispuestas a dar un paso al cambio. En un mundo globalizado el egoísmo es detestable, como lo son las vulgarmente llamadas “palancas” y amiguismos, la defensa injusta de “los míos”, “los nuestros”, sea en la política, sea en la economía, en la universidad, en toda la sociedad en general.

Por ejemplo, la corrupción en todos los ámbitos y el deseo de poder nos muestran un alto grado de desconexión social. En una sociedad conectada, nos sentiríamos realmente responsables de nuestros actos y del apoyo que necesitan los demás miembros de la sociedad, priorizando las necesidades de las demás a las propias. Pero la falta de respeto y consideración hacia el otro es el resultado de que todo el mundo piense solo en sí mismo; Si actuáramos como responsables por el mundo entero, tendríamos una actitud diferente y honesta. Mientras tanto no sentimos que la responsabilidad nos cause placer o nos motive y por esta razón la corrupción se vuelve un estado normal; El egocentrismo destruye la sociedad.

Ante retos universales no cabe sino la respuesta de una actitud ética mundialista, que tiene por horizonte para la toma de decisiones el bien universal, aunque sea preciso construirlo desde el bien local.

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