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DISCURSO INAUGURAL DEL PRESIDENTE JOHN FITZGERALD KENNEDY


Enviado por   •  21 de Junio de 2018  •  Ensayos  •  1.195 Palabras (5 Páginas)  •  304 Visitas

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DISCURSO INAUGURAL DEL PRESIDENTE JOHN FITZGERALD KENNEDY

(Capitolio de los Estados Unidos - Washington D.C. - 20 de enero de 1961)

        

RESUMEN

Este breve discurso impartido por el ex presidente de los Estados Unidos, John FitzGerald Kennedy el 20 de enero de 1961 en el capitolio frente a la Asamblea Constituyente francesa, tiene como ente fundamental una fuerte oposición a la pena de muerte, recalcando el verdadero objetivo que tiene un legislador, el cual es no violentar los derechos humanos, concluyendo en que la pena de muerte debe ser abrogada.

PALABRAS CLAVE

Pena de muerte, legisladores, leyes, derechos humanos, crímenes, muerte, justicia, sociedad.

SUMARIO

1. Introducción. 2. Desarrollo. 3. Conclusión. 4. Bibliografía.

1. INTRODUCCIÓN

El presente discurso, inicia con un suceso ocurrido en la ciudad de Atenas, en el cual se había condenado en Argos a muchas personas la pena de muerte, en donde dichos ciudadanos atenienses rogaban a los dioses que eliminaran de su pueblo todo tipo de pensamiento cruel y violento.

Entonces; Robespierre, mediante esta introducción menciona que en este caso él viene a rogar a los legisladores no a los dioses, en que dichos entes deben erradicar por completo del código de los franceses todo tipo de ley sangrienta que desatan homicidios jurídicos, mencionando además que él es capaz de demostrar que la pena de muerte es netamente injusta, reprime e induce a cometer más crímenes.

2. DESARROLLO

Robespierre menciona que no existe una equidad al momento en el que toda una sociedad se encuentra armada en contra de una sola persona ya que para la sociedad esa persona no será nada más que un simple enemigo impotente.

Concluyendo así que estas escenas de muerte pueden ser catalogadas únicamente como viles asesinatos que son cometidas por naciones enteras, amparadas por sus legislaciones afirmando así que:

“Por crueles, por extravagantes que sean estas leyes, no os extrañéis: son obra de tiranos; son las cadenas con que afligen a la especie humana; son las armas con que la subyugan; se escribieron con sangre.”[1]

        Justificando así que dicha ley fue estipulada en la antigua Roma, cuando Sila venció y dijo: “todos los que han tomado las armas contra mí son dignos de muerte”[2] y esta ley fue totalmente aprobada y acatada a partir de ese entonces por los emperadores subsiguientes a su mandato.

         Según las personas de este antiguo mundo dicen que la pena de muerte es necesaria, pero Robespierre se pregunta lo siguiente:

“¿Quién os lo ha dicho? ¿Habéis calculado todos los resortes por los cuales las leyes penales pueden actuar sobre la sensibilidad humana? ¡Ay! Antes que la muerte, ¡cuántos dolores físicos y morales no puede soportar el hombre!”[3]

        El oprobio es la peor forma de castigo para el hombre y mediante esto los legisladores golpean a los ciudadanos en sus puntos débiles, como bien lo menciona Robespierre: “Las penas no están hechas para atormentar a los culpables, sino para prevenir el crimen con el temor de incurrir en ellas.”[4]

        El legislador que se encuentra a favor de la pena de muerte embota el sentimiento moral del pueblo que gobierna y renuncia al saludable principio de que el medio más eficaz de reprimir los crímenes es adaptar las penas al carácter de las distintas pasiones que los producen, y de castigarlas por medio de sí mismas.

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