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Delincuencia Organizada


Enviado por   •  19 de Septiembre de 2013  •  2.390 Palabras (10 Páginas)  •  291 Visitas

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO

UNIDAD ACADÉMICA PROFESIONAL TIANGUISTENCO

“GUERRA CONTRA EL CRIMEN ORGANIZADO”

LICENCIATURA EN SEGURIDAD CIUDADANA.

FORMAS ALTERNATIVAS DE SOLUCIÓN DE CONFLICTOS.

Esperanza Díaz Blancas.

Grupo: 07

26 de Noviembre de 2012.

Los últimos años del gobierno de Vicente Fox (2000-2006) se caracterizaron por una creciente preocupación por las ejecuciones y asesinatos relacionados con el narcotráfico en México.

En la primavera y el verano de 2005, los periódicos reportaron nuevos casos a este respecto casi a diario, mientras que las autoridades permanecían a la defensiva. En 2006 y 2007, la violencia relacionada con el narcotráfico adquirió niveles sin precedentes, lo cual ha obligado al gobierno de Felipe Calderón a emplear en forma sistemática al ejército en una lucha que sigue cobrando vidas.1 Aunque la mayor parte de la ola de crímenes relacionados con la droga ocurre en los estados del norte y del occidente (principalmente Michoacán), en la ciudad de México se debatió recientemente una campaña publicitaria acerca de la inseguridad, la cual sugería que México se había convertido en la “ciudad del miedo”. La línea que separa a la violencia de hecho de su percepción se ha vuelto cada vez más difícil de identificar. Las preocupaciones acerca de la violencia y la inseguridad, así como estos fenómenos en sí mismos, tienen por lo tanto significados que rebasan a sus referentes sociológicos. En consecuencia, parece sensato considerar la violencia y la inseguridad como un “fantasma” que deambula diaria y libremente por las metrópolis latinoamericanas.

Como se observa este fenómeno de delincuencia y violencia no es nuevo, tiene raíces, la violencia ah sido la cultura de muchas generaciones que la toman como algo normal, desde el hecho en que la familia ah mal educado a sus integrantes haciéndoles creer que el gobierno es el encargado de darles todo a manos llenas, este pensamiento ah hecho que las personas sean conformista e ignorantes porque no se interesan en lo que pasa alrededor y sólo forman parte del problema y no de la solución. El pueblo tiene al gobierno que se merece.

La mayoría somos ignorantes y dejamos que los gobernantes hagan y deshagan a su antojo sin pedir cuentas y dejando que el país se hunda poco a poco y en su defecto en 6 cortos años, más que ningún otro momento histórico, bueno apenas comparado con la revolución en 1910, que tipo de monstruos tenemos en el poder, y así nos siguen manejando. Tal es el caso del:

El policía todopoderoso.

Nacido en 1968, Genaro García Luna estudió ingeniería mecánica pero dejó de lado esta profesión para incursionar en el Centro de Investigación y Seguridad Nacional, CISEN, desde 1989. El puesto con el que empezó a cobrar notoriedad le fue designado en 2001 durante el sexenio de Vicente Fox: el de Director General de Planeación y Operación de la Policía Judicial Federal, corporación transformada en la Agencia Federal de Investigación, ahora extinta.

El 1 de diciembre de 2006, el entonces nuevo Jefe del Ejecutivo federal lo nombró Secretario de Seguridad Pública Federal. Desde ese momento y hasta ahora demostró ser hombre de todas las confianzas del mandatario.

No está claro quién es el autor de la estrategia calderonista contra las drogas –lanzada en 2006–, pero se dice que él fue el hombre que la ideó. Ninguno de los analistas del fenómeno del narcotráfico o de los especialistas en seguridad conoce a alguien, a uno que haya sido consultado por el Presidente entrante sobre los posibles efectos de lanzar una guerra. Se dice que el proyecto fue de García Luna. Y que Calderón, cuyo triunfo electoral era cuestionado por la mitad de la población, la compró para buscar un golpe de efecto en la población.

Se calcula que unos 100 mil mexicanos murieron por esa decisión. Miles más están desaparecidos y un número incalculable de ciudadanos tuvieron que desplazarse para escapar de una violencia atroz nunca vista desde la Revolución de 1910. 2

Al declarar la guerra al crimen organizado no se midió el grado de repercusión que habría en la población, así comienza el sexenio del terror y la idiotez humana en su máxima expresión:

Calderón desata una matanza.

El 22 de enero el Zócalo amaneció sitiado por los soldados. El presidente ah tomado una decisión: él, que dijo que será “el presidente del empleo” quiere ser el de la “guerra contra el crimen organizado” (el desorganizado se combate solo). Ese 21 Consejo de Seguridad, acompañado del secretario Gacía Luna, dirá: “Para ganar la guerra contra la delincuencia es preciso trabajar unidos”. Años más tarde negará que haya usado el término “GUERRA”, pero no sabe que ya se inventaron las grabadoras y las hemerotecas. Se le desmiente, a pesar de que él retará a todos a que revisen sus declaraciones. Con el Zócalo tomado por las fuerzas armadas, esa mañana comenzará una masacre sin fin que abarcará mujeres, estudiantes, niñas, bebés. Todos serán presentados como parte del crimen organizado. Hablando de los alumnos de excelencia asesinados por soldados en la puerta del Tecnológico de Monterrey, Calderón asumirá “que eran parte de las pandillas en pugna”. Se presiente como un presidente salvador, pacificador. En ese día 53 de su gobierno puede oler la victoria: “Huele a pólvora”. No sabe todavía que en pocos años, los cadáveres se amontonarán por las ciudades y el campo, que se le disparará a todos los que pasan un retén militar, que se cumplirá la máxima de la vil represión a la mexicana “disparen y luego averigüen”. Se exhibirá con un uniforme militar que le cae tan bien como los trajes a Clavillazo, temblará frente a los cañones de honor pensando que las balas son para él, presumirá de valentía al contar cuando unos narcos quisieron atentar contra su avión –luego, dice la nota, “bebió y cantó con su esposa”. Es que cumplía 50 años. Y en esa reunión de enero, Calderón creyó que podía contra todos: delincuentes y población en general, que los votantes desagradecidos que le llamaban “Fecal”, “Pelele”, “Espurio”, acabarían dando gracias a los retenes, las balaceras en las calles, los desplazados por la violencia y las victimas. Sin estadísticas confiables, el número de muertos se cerraría en 80 mil.3

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