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Dia que perdi mi humanidad


Enviado por   •  9 de Mayo de 2018  •  Biografías  •  1.375 Palabras (6 Páginas)  •  102 Visitas

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El día que perdí mi humanidad

Primero de Septiembre, 1973

... Hace unos meses, acabé la escuela militar. Planeaba darme un año de descanso, antes de empezar mis actividades como soldado de fuerza armada, pero una carta me obligó a adelantarme unos cuantos meses.

Hoy en la mañana recibí una carta, proveniente del alto mando de las fuerzas armadas. Sinceramente, no imaginaba lo que el destino me preparaba. Al abrirla decía lo siguiente:

“Sr. Juan Hernández,

Gusto en saludarle, lo invito a usted a una convocatoria de recién graduados, que podría designar un puesto alto en las fuerzas armadas. En estos momentos no podemos dar mucha información al respecto, esperamos su compresión ante nuestras medidas. La convocatoria será el día 3 de septiembre, a las 08:00 Horas. Esperamos su asistencia Atte. Fuerza Militar de Chile.”

Sin pensarlo dos veces decidí asistir a esa convocatoria.

3 de Septiembre, 1973

Me desperté temprano con el objetivo de estar preparado antes de tiempo. Al llegar al lugar convocado, me sorprendió ver tanta gente reunida, al parecer todos eran militares y no solo de las fuerzas armadas. Pude distinguir el uniforme de la Fach y la marina e inclusive unos cuantos carabineros. Me perdí en mis pensamientos hasta que alguien me agarro del hombro, al volver en mi me percaté de que ese “alguien” no era más que mi fiel amigo y camarada Benjamín Pardo, al parecer él también había recibido una carta que lo citaba a este lugar, pero antes de que pudiésemos continuar hablando un hombre de imponente carácter comenzó a hablar: “Compatriotas, los he llamado aquí, para comunicarles un tema de suma importancia.”. Hubo un silencio incomodo por unos minutos y en ese momento aproveche comentar algo con mi camarada: “¿Acaso no es Pinochet? – Sí, creo que es Pinochet. Para evitar problemas decidimos prestar atención a lo que Pinochet decía:

“Estos serán tiempos difíciles, y crean cuando les digo que es por el futuro de Chile. Por eso les pido, camaradas, que nos apoyen a salvar el Gobierno.” ¿Qué? ¿Salvar? ¡¿A qué se refiere con eso!? Antes de poder decir alguna palabra se adelantó a explicarnos las razones de esta decisión.

“Como muchos sabrán, Allende logro tener el puesto de presidente, y eso nos envolverá en problemas a todos los chilenos, y en el peor de los casos, la construcción de una nueva Unión Socialista. Nosotros como militares, como camaradas, no, como chilenos debemos dar fin a ese temible futuro antes de que suceda. ¡Díganme! ¡¿Están conmigo?!” Nuevamente silencio incomodo, no sabía si responder o no, no sabía si era lo correcto o no ¿Qué era eso de salvar el gobierno? ¿Por qué es malo que Allende sea presidente? Muchas dudas entraban en mi cabeza en ese instante, no hacía más que debatir conmigo mismo, hasta que alguien grito: “¡SI SEÑOR!”. No era más que mi leal amigo. Quede boquiabierto y lo peor es que todos lo siguieron.

Luego nos dieron detalle de nuestros roles. En mi caso me designaron un puesto de capitán, liderando un pelotón por tierra alrededor de la Moneda, con respecto a Benjamín lo dejaron como mi mano derecha en esta misión, por así decirlo, el segundo al mando. Al tener un rol importante se me era sencillo conseguir información del por qué esta decisión, así que me propuse investigar antes de que nos dieran detalle de nuestra misión. Me acerque a unos hombres de mediana edad y les comente sobre “Salvar el Gobierno” y tuvimos una charla del porque debería ser, prácticamente era lo mismo que dijo Pinochet, no me quedo más alternativa que irme.

5 de Septiembre, 1973

Me dieron detalles de la misión, la única condición era no comentarla con nadie. Aunque no creo que esté mal conversarlo con mi amigo, después de todo, también será parte de esta misión, así que decidí juntarme con él esa tarde.

Al llegar al lugar acordado, pude notar la escasez de gente alrededor. “Al parecer Benjamín planeó bien donde juntarnos”, al darme cuenta del lugar apartado en el que estaba mi compañero, me dirigí a su lado y comenzamos a platicar.

  • ¿Y qué opinas sobre todo esto, Benjamín?
  • Siéndote sincero, me parece una gran idea, creo que es necesario para el país.
  • ¿Pero? ¿Tomarse el gobierno a la fuerza? Vamos, hay otras formas.
  • Si talvez, pero realmente no se puede entrar en razón con los marxistas.
  • Mira quien lo dice, hablas como si estuvieras en lo correcto.
  • ¿Acaso no lo estoy?
  • Un conflicto jamás estará correcto, no importa si somos los que tienen la razón o no, lo importante es darle seguridad al estado, al país.
  • Hmp… puede que tengas razón, pero no quita el hecho de que es lo que necesita el país.
  • Pero un ataque, tienes idea de las personas que podrían salir afectadas en esto.
  • ¿Por qué te alteras tanto? si los únicos involucrados serán los marxistas. Empiezas a sonar como ellos, no será que, ¿Eres partidario del grupo marxista?
  • No, pero tampoco creo que es lo correcto.
  • Sabes, me largo. Yo sé lo que debo hacer por mi país, ¿Y tú?
  • No supe que responderle, no me quedo otra, más que quedarme callado e irme.

10 de Septiembre, 1973

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