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Diferencia Entre Desarrollo Económico y Crecimiento Económico en el Perú


Enviado por   •  12 de Julio de 2018  •  Ensayos  •  1.621 Palabras (7 Páginas)  •  159 Visitas

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Diferencia Entre Desarrollo Económico y Crecimiento Económico en el Perú

Christian Talavera

José Liu

Lisset Guevara

Ruben Astete

En los años recientes, hemos podido observar como la economía peruana ha mostrado importantes avances en su crecimiento económico, sin embargo, este resultado no se ha visto  reflejado en el mejoramiento de la calidad de vida de su población, principalmente en temas tan esenciales para el desarrollo humano como son la salud, educación y seguridad.

El desarrollo económico es un objetivo fundamental para todas las naciones, en especial para países en vías de desarrollo como el Perú, en donde sus gobernantes, lamentablemente,  no han sido eficaces en implementar políticas de desarrollo que sean sostenibles en el tiempo. En este contexto, conviene hacernos la pregunta: ¿Cuál es la relación entre crecimiento económico y desarrollo económico? dado que, los principales indicadores económicos han mostrado importantes resultados, estos no se han traducido en un mayor bienestar para sus habitantes; es por ello que se plantea que, el crecimiento económico no asegura el desarrollo en el Perú.

El crecimiento económico quiere decir crecer en la producción en un periodo respecto a otro y es una variación porcentual. Esta mediación se hace a través de PBI, que es el valor de mercado de los bienes y servicios producidos por una economía en periodo dado. Por otro lado, el desarrollo económico es mejorar la calidad de vida, es un indicador de bienestar que se mide a través de los indicadores de pobreza, mortalidad infantil, acceso a los servicios básicos, desigualdad de ingresos, educación, etc (“¿Qué es y para qué sirve el crecimiento económico?, 2016).

El Banco Mundial (2018) señaló que entre 2002 y 2013, el Perú se distinguió como uno de los países de más alto dinamismo en América Latina, con una tasa de crecimiento promedio del PIB de 6.1 por ciento anual. La presencia de un entorno externo favorable, políticas macroeconómicas prudentes y reformas estructurales en diferentes áreas crearon un escenario de alto crecimiento y baja inflación. El sólido crecimiento en empleo e ingresos redujo considerablemente las tasas de pobreza. La pobreza (US$5.5 por día con un PPA del 2011) cayó de 49.9 por ciento en el 2004 a 26.1 por ciento en el 2013. Esto equivale a decir que 5.6 millones de personas salieron de la pobreza durante ese periodo. La pobreza extrema (US$3.2 por día con un PPA del 2011) disminuyó de 28.4 por ciento a 11.4 por ciento en ese mismo periodo. Posteriormente, entre 2014 y 2017, la expansión de la economía se desaceleró, principalmente como consecuencia de la caída del precio internacional de los commodities, entre ellos el cobre, principal producto de exportación peruano. Esto generó una contracción de la inversión privada, menores ingresos fiscales y una desaceleración del consumo. Así, en los últimos cuatro años, el PIB registró un crecimiento promedio de 3.1 por ciento. Dos factores atenuaron el efecto sobre el producto de este choque externo, permitiendo que, aunque más lentamente, el PIB siga aumentando. Primero, la prudencia con la que se habían manejado en años previos tanto la política fiscal, como la monetaria y cambiaria. Esto permitió, por un lado, sobrellevar la caída de los ingresos fiscales sin ajustes drásticos en el gasto, y por el otro, contar con las reservas internacionales para permitir un ajuste ordenado del tipo de cambio. Segundo, el aumento de la producción minera, debido a la maduración de los proyectos que se habían gestado durante los años de auge, lo que impulsó las exportaciones y contrarrestó la desaceleración de la demanda interna. En este contexto, el déficit por cuenta corriente disminuyó rápidamente, de 4.8 por ciento del PIB en 2015 a 1.3 por ciento en 2017. Las reservas internacionales netas se mantuvieron en un nivel estable y, a marzo de 2018, ascienden a 29 por ciento del PIB. La inflación general promedio se situó en 2.8 por ciento en 2017, dentro del rango meta del Banco Central.

Como parte del ajuste, en los últimos años el déficit fiscal se ha venido incrementando y cerró en 3.2 por ciento del PIB en el 2017. El mayor déficit proviene de una disminución en los ingresos producto de los menores precios de exportación y la desaceleración económica, y un incremento en los gastos recurrentes durante años recientes, especialmente en el caso de bienes y servicios y salarios.  A pesar de ello, con 24.7 (9.4) por ciento del PIB, la deuda pública bruta (neta) del Perú sigue siendo una de las más bajas de la región.

Para el 2018, se espera una aceleración del PIB basada en el aumento de la inversión privada, principalmente minera, ante la recuperación parcial del precio de los commodities. También se espera un mayor impulso de la inversión pública, a través de la ejecución de las obras de reconstrucción de los daños causados por el Fenómeno del Niño y la vinculada a los Juegos Panamericanos que el Perú albergará en el 2019, así como con la aceleración de grandes proyectos de infraestructura. En este contexto, se anticipa que este año el déficit fiscal alcanzará un pico, para que a partir de 2019 se inicie un proceso de consolidación fiscal que permitiría una convergencia relativamente rápida hacia un nivel de 1 por ciento del PIB en el 2021.

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