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EL SER HUMANO COMO DESTRUCTOR DE TODO LO QUE LE RODEA.


Enviado por   •  1 de Octubre de 2014  •  1.438 Palabras (6 Páginas)  •  419 Visitas

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EL SER HUMANO COMO DESTRUCTOR DE TODO LO QUE LE RODEA.

El ser humano es sin duda el destructor de todo lo que le rodea. Los malos hábitos de la raza humana, ha llevado a una contaminación imparable, lo que sin poder evitarlo ha constituido un calentamiento global que se agudiza cada vez mas de una forma abismal.

Por otro lado no se puede desconocer los resultados lamentables Que han dejado las guerras, contribuyendo sin duda alguna en un a portante importante a la desaparición gradual de la naturaleza; como si nadie le interesara preservar su vida y la de los demás.

Pero no ignoremos la influencia devastadora y destructiva que ha tenido el mal manejo y abuso de la tecnología por parte del hombre, quien en su ambición descontrolada y nefasta, sumada a sus ansias insaciables de poder usa los avances que ésta presenta para construir armas destructivas de alto poder, sin límite ni control debido.

Para convertirnos en la especie dominante que hoy arriesga su propia supervivencia, El humano tuvo que Afrontar la voraz fuerza del planeta; sin pensar que seriamos, Hoy día el dueño del primer puesto en la cima de la pirámide depredadora; los individuos que formamos esta raza, deberíamos dejar llevarnos por el instinto de supervivencia de la especie para prolongar su permanencia en el planeta; De eso se ha tratado a lo largo de la existencia del mundo; pero esa visión se ha desdibujado completamente; si lo miramos desde aspectos aparentemente irrelevantes, como cuando tomamos la decisión de no darle importancia al arrojar basura al piso, en muchos casos difícil de degradar, o al momento de presumir poder sobre la naturaleza, al talar árboles sin importarnos los perjuicios al planeta, o incluso contra nuestra propia integridad, cercenado el espíritu cívico o el sentido de pertenencia. Pero no solo estos aspectos no cobran conciencia, también hay que mencionar las devastadoras campañas de destrucción masiva de los ríos, y mares, impulsada en su mayoría de veces por la empresa privada; maquinarias petroleras o que explotan riquezas naturales que nos pertenecen a todos, como si se tratara de una compra y venta de nuestra dignidad, o como si involuntariamente debiéramos renunciar al derecho

fundamental de un ambiente sano; sin que el estado o nosotros mismos podamos hacer nada para evitarlo, por el contrario al gobierno no le indigna ni se hastía de proveer licencias según ellos ambientales a los particulares para que sus riquezas crezcan de manera ineludible, para que luego las consecuencias cobren vidas a montón; sin embargo es mucho más doloroso que nuestro subconsciente no se despierte y tome determinaciones apropiadas para contribuir a que podamos evitar que el calentamiento global siga siendo una creciente amenaza para las especies que habitamos el planeta.

Cuando se quiere desglosar los estragos de las guerras en el mundo hay que resaltar que, no solo han cobrado vidas, sino que las huellas de esta actividad criminal, permanecen en el corazón, el alma y la conciencia de los que hemos logrado sobrevivir a tales eventos devastadores; hay quienes dicen que desde el momento en que pudieron vivenciarlas no han parado de sufrir ni de pensar en que será del futuro; no tanto en el suyo si no en el de sus hijos y futuras generaciones. No está demás decir que aquellos que han sufrido la guerra seguramente luchan por olvidar lo sucedido, cargando su cruz y batallando con los recuerdos como si fueran azotes de sangrantes. Son muchos los factores y los alcances de estas disputas degradantes y exterminadoras, Si se tiene en cuenta que los ingredientes que provocan la detonación de una guerra no son solo diferencias especialmente marcadas entre individuos sino que sus bases las constituyen intereses particulares Como lo son la el negocio de la venta de armas que vienen y van, o el deseo expansionista de países o estados imperiales, que sin consentir efecto nocivo alguno se jactan invadiendo territorios ajenos, violentando la integridad física y moral de las personas, y además arrasando a su paso todo contexto natural, sin distinción de raza, credo o estrato alguno. Si bien es cierto, que este tipo de acontecimientos son donde más emergen los antivalores, las violaciones de derechos básicos, debemos tomar conciencia verdadera de lo que sucede en nuestro entorno y forjar un impulso de cambio hacia la paz, tratar así de fomentar desde nuestros

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