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EN LA GÉNESIS DEL SIGLO XXI

5672595421 de Julio de 2013

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EN LA GÉNESIS DEL SIGLO XXI

¿CÓMO LUCHAR ENTRE TANTA CEGUERA?

INTRODUCCIÓN

Antes de tratar el tema que nos convoca, la “sociedad contemporánea”, debemos situarnos en el período histórico del cual nacen los primeros esbozos de este capitalismos envolvente.

Primero, al tratar los siglos XVII y XVIII, la técnica y la industria estaban en sus comienzos, en comparación con el desarrollo que alcanzaron en los siglos XIX y XX, y en segundo, que todavía seguían ejerciendo una influencia las prácticas e ideas de la cultura medieval sobre las prácticas económicas de ese tiempo. Es decir se consideraba anticristiano y antimoral que un comerciante intentara atraerse a los clientes de otro reduciendo los precios o por cualquier otro incentivo. Estas actitudes se basan en principios que habían determinado la vida humana durante muchos siglos. El más importante de ellos era que la sociedad y la economía existen para el hombre, y no el hombre para ellas. No se consideraba saludable ningún progreso si se perjudicaba a un sector cualquiera de la sociedad, por cuanto había que conservar el equilibrio social tradicional, y se reputaba dañina cualquier perturbación de ese equilibrio.

En el siglo XIX cambia la actitud tradicionalista. El ser humano viviente, con sus deseos y dolores, va dejando cada vez más de ocupar el centro del sistema, y ese lugar lo van ocupando los negocios y la producción. El elemento más característico del capitalismos del siglo XIX fue la explotación despiadada del trabajador; se creía una ley natural o social el que centenares de miles de trabajadores vivieran a punto de morirse de hambre. Se suponía que el propietario del capital procedía en forma moralmente correcta si, en busca de ganancia, explotaba al máximo el trabajo que alquilaba. Con ello vemos que difícilmente podía existir sentimiento de solidaridad humana entre el capitalista y sus obreros. Regía como ley suprema en la esfera de la economía, la ley de la selva.

El Principio capitalista de que cada uno busca su provecho y contribuye así a la felicidad de todos se convierte en el principio guía de la conducta humana.

En nuestros días no es la ley del mercado lo único que tiene vida propia y gobierna a los hombres, sino también el progreso de la ciencia y de la técnica. Por ejemplo como decía Morin, respecto de la búsqueda del conocimiento, hoy el científico no elige el problema, el problema se impone al científico, cuando resuelve uno no se siente más seguro o más cierto, sino que surgen otros diez problemas nuevos.

Nosotros no elegimos nuestros problemas, nos vemos empujados hacia ellos, obligados y ¿qué nos obliga? Un sistema que no tiene ninguna finalidad ni meta fuera de sí mismo y que convierte al hombre en un apéndice suyo.

Desde este piso histórico podemos dar comienzo a este viaje por terrenos en los cuales vivimos inmersos y muy pocas veces nos detenemos a analizar, comenzaremos con un resumen del texto, el que nos dará los lineamientos necesarios para las reflexiones posteriores.

PSICOANÁLISIS DE LA SOCIEDAD CONTEMPORÁNEA

Tesis 1: Contexto Histórico, líneas Generales:

Al finalizar el siglo XIX, el hombre dejó atrás supersticiones y comenzó a conquistar su libertad frente a las autoridades clericales y seculares, teniendo hoy como jueces a su conciencia y a la razón, gracias a que ha hallado un nuevo principio unificador, la ciencia, con ello comienza a buscar una nueva unidad en la unificación social y política del mundo y en el dominio de la naturaleza, fusionando la conciencia moral, legado de la tradición judeo-cristiana y la conciencia intelectual, legado de la tradición griega, produciendo un florecimiento de creaciones humanas nunca antes conocidas.

Aún así, estos acontecimientos lo han llevado a sumirse en un miedo, puesto que ha conquistado la “libertad de”, sin haber conseguido la “libertad para”: para ser él mismo, para ser productivo, para estar plenamente despierto.

Para huir de estos sentimientos (miedo y libertad) se ha abierto camino en su dominio sobre la naturaleza, al construir el nuevo mecanismo industrial, en el cual se absorbe y fija como meta de vida. Dejó de usar la producción como un medio para vivir mejor, hoy la utiliza como un fin en sí misma, fin al cual ha quedado subordinada la vida, su vida.

Si en el siglo XIX el problema era que Dios había muerto, podemos decir que en el siglo XX ha muerto el hombre. Esta enajenación y automatización lo han conducido a un desequilibrio mental cada vez más acentuado. Vive una vida sin sentido, sin alegría, sin fe, sin realidad. Todo el mundo es feliz salvo que no siente, ni razona, ni ama.

Se presenta un análisis comparativo de su diagnóstico respecto a la cultura occidental de la época en que vive, el siglo XX, destacando las que opiniones críticas de pensadores del siglo XIX que visualizaron la realidad social del siglo XX.

Se enfatiza la caída en diferentes áreas respecto a pobreza espiritual, desorganización política y todo, menos verdaderas democracias. Su mayor énfasis está dado en la falta de libertad que aún habiendo creído ganar se ve perdida.

Destaca a Durkheim como quien realizó el diagnóstico más significante de la cultura capitalista, pues resalta que se vive en una situación de “anomia” que es la carencia de vida social estructurada y dotada de sentido, dejando el individuo y el grupo de vivir satisfactoriamente, es decir viven una “anomia”.

También hace énfasis en la obra de R. H. Tawney que indica que el principio de la sociedad capitalista es el dominio del hombre por las cosas; al punto de volverse obsesión, por lo cual recomienda una completa revisión de los valores que rigen la sociedad.

Expone a Elton Mayo como coincidente con Durkheim de que todo esfuerzo científico ha progresado muy poco en el conocimiento del problema humano que se genera con el capitalismo.

Pone a la par a Tawney con F. Tannenbaum, aunque éste último destaca el papel del síndicato, en cambio Tawney en su idea socialista, requiere participación directa de los trabajadores.

Se hace una crítica (por Tannenbaum) a la sociedad actual que no puede ofrecer reales resultados sino a través del sindicato y se la indica como una posibilidad salvadora, si se vuelve un grupo unificado.

Fromm apoya su crítica a la civilización moderna con las ideas de Lewis Mumford que plantea la idea del “hombre masa” sin capacidad de elegir, sin espontaneidad, irresponsable, gobernado por sus reflejos condicionados dando como resultado un hombre dividido en dos grupos: “condicionadores” y “condicionados”, “bárbaros activos” y “bárbaros pasivos”.

En todo el comentario del autor se procura por mostrar el nefasto efecto social e individual que se genera en un medio que hace del hombre solo una especie de máquina, relativiza e incluso desecha la parte espiritual en su desarrollo y evita que use la capacidad humano-divina de pensar, es decir se convierte más y más al hombre en un ser alienado.

Tesis 2: Salud Mental

A través de la historia se han manifestado diversas soluciones a la problemática que acaece al hombre en vías a la sociedad contemporánea como por ejemplo la idea Judeo-Cristiana de Salvación del Hombre, la era de la razón, la era positivista, la era de la idolatría autoritaria manifestada en el fascismo, nazismo y el stalinismo, en donde se enseña a proyectar las potencias humanas en el estado, en la “patria” a quien tiene que someterse y adorar.

A fines del siglo XIX, vemos un auge en la tecnología que lleva al individuo a acuñar el concepto de “capitalismo”, el cual tiende a estimular la competencia y el egoísmo, envolviendo al trabajador en la idea que el reparto de las utilidades será equitativo, venciendo el disgusto del trabajador, haciéndole creer que también él es un capitalista y un participante activo en el sistema, estableciendo la lógica de un “super capitalismo”.

Fromm propone una salida beneficiosa que llevará al individuo a una salud mental desde el socialismo, el cual se ve que en teoría podría llevarse a cabo como el sistema social operante en Rusia, el cual unifica el trabajo, pero su quiebre se genera en la distribución equitativa de los haberes económicos.

El concepto de salud mental depende del que tengamos de la naturaleza humana. Las necesidades y pasiones del hombre nacen de la condición peculiar de su existencia. Las necesidades que comparte con el animal (hambre, sed, sueño, apetito sexual) son importantes porque tienen sus raíces en la química interior del organismo y pueden hacerse omnipotentes cuando no son satisfechas.

La satisfacción de las necesidades y pasiones humanas nacen de la necesidad de trascendencia, la necesidad de un sentimiento de identidad y la de un marco o cuadro de orientación y devoción.

La solución del hombre a sus necesidades fisiológicas es, psicológicamente hablando sencilla, aquí la dificultad es puramente sociológica y económica.

El asunto está en cómo lo hace, cómo lo hará. Desde aquí nace nuestro tema clave “el hombre en la sociedad capitalista”.

Si queremos estudiar ahora el estado de la salud mental en el hombre occidental contemporáneo, y si hemos de investigar qué factores de ese tipo de vida contribuyen al desequilibrio mental y qué otros conducen al equilibrio, tenemos que estudiar las influencias de condiciones específicas de nuestro modo de producción y de nuestra organización social y política sobre la naturaleza humana; tenemos que llegar a formarnos una idea de la personalidad del hombre medio que vive y trabaja en esas condiciones. Sólo si podemos llegar a formarnos esa idea de “carácter

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