ENSAYO: CORRUPCIÓN Y MANEJO DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

ENSAYO: “CORRUPCIÓN Y MANEJO DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN ”

POR: Sebastián Jiménez, Iván Vallejos

Sin duda alguna, Colombia un país desangrado por la guerra, los altos mandos, la corrupción, la ignorancia y su mediocre administración, los cuales hacen de este un mecanismo de sometimiento al pueblo, donde un puñado de burgueses elitistas son los encargados de dirigir a más del 90% de la población, poniendo en duda el supuesto ideal de la democracia en el país. Las instituciones de Colombia tienen un problema serio, ya que nos persuaden de que primero se debe redactar en un papel las condiciones para “mejorar”, propuestas por unos cuantos, para después salir e imponer cómo se debe actuar y qué debemos hacer, desconociendo la verdadera esencia de un estado democrático.

La corrupción en la nación es una problemática más que evidenciada; la desviación de los fondos que están destinados a invertirse en asuntos de producción y mejoramiento del territorio colombiano, pasan a los bolsillos de varios mandatarios de poca ética y moral. He aquí donde estos supuestos mediadores del pueblo, entran a jugar un papel en colaboración a la decadencia de los ideales y anhelos de progreso, buscando sólo el beneficio propio. Es así, como la corrupción constituye un desperdicio de la riqueza del país, ya que la destinación de estos fondos a la satisfacción de una necesidad individual, no genera un retorno a la economía y tampoco un retorno social a largo plazo.

Indudablemente, la corrupción es uno de los pilares que sostienen las desgracias de la nación, pero no son solo los dirigentes los que están involucrados en esto, puesto que cada día los medios de comunicación, tratan de cegar al país con la idea barata de que todo está bien, manipulando la información y ajustándolos a sus intereses, contribuyendo así a un aumento de ignorancia por parte del pueblo sobre lo que realmente sucede en el país. Con esto se crea una cultura, un sistema social que se transformó desde el hogar, pasando por los medios de comunicación y las instituciones de educación, potenciando el nivel de desinformación del pueblo, lo que hace que sea una tarea más difícil darle un giro a la situación que estamos viviendo.

Dichos medios, se han encargado de infundir a las personas la idea de que la corrupción es un acto característico de la clase política, ya que solo “los ricos y poderosos” son los que desvían fondos para su beneficio. Los ciudadanos al convivir día a día con esta problemática, reflejada en la radio y la televisión, lo ven como algo cotidiano y sin castigo, ya que a esos mandatarios que “se roban la platica” les aplican penas, que más que castigos, son un chiste. Esto ha hecho que la problemática se haya trasladado al diario vivir, y se cree la idea de que la justicia colombiana no actúe correctamente en estos casos.

Puede que aquellos que lo piensen de esta forma tengan razón, pero ésta no es la cuestión. Lo que realmente hay que cuestionar es el hecho de seguir aceptando este ciclo. Todos lo aceptamos, porque tenemos la idea de que si no se tiene un toque de picardía y astucia no se progresa en Colombia. Como dice el viejo dicho, “el vivo vive del bobo”. Es lamentable que se lleve este maquinismo desde el hogar hasta los colegios, de los colegios a las universidades, de allí a las instituciones, de las instituciones a los hogares, creando así un círculo vicioso, que actualmente nos rige.

El periodismo colombiano ha sido históricamente una herramienta del Estado, un mecanismo para legalizar, dentro del pensamiento de la población, sus políticas selectas y autoritarias. Los principales diarios escritos siempre han pertenecido a las familias más ricas y poderosas, al igual

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