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EPOCA DE INVERSION


Enviado por   •  21 de Septiembre de 2013  •  1.048 Palabras (5 Páginas)  •  291 Visitas

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EPOCA INVERSION EXTRANJERA

La independencia

Año de convulsiones, 1821, es el fin de unos tiempos, y el comienzo de otros. Búsqueda de un modelo original para un país que regresaba a sus orígenes para entrar en el universo de nuevas instituciones. El combate no sólo era entre fracciones distintas sino entre ideas distintas. Primero la lucha entre monárquicos y republicanos, después entre centralistas y federalistas. La economía habría de atravesar por un largo vacío que, como es de suponerse, incluía a la minería. Si bien, los objetos de metal no iban a manufacturarse en tierras de la joven nación, cientos de casas se llenarían de preciosidades en metal traídas de los más curiosos lugares del orbe. Suntuarias, conmemorativas, o sencillamente caprichosas, las preciosidades del metal forman ya una parte inevitable de nuestro pasado, y de nuestro presente. La metalurgia despertaría de este letargo hacia mediados del siglo XIX.

El Porfiriato, la Revolución, y el principio de la modernidad

La revolución fue el descubrimiento de un país que, incluso para los propios mexicanos, era desconocido. Vasto y diverso, rico en diferencias y culturas y, al mismo tiempo lleno de semejanzas. A lo largo de los 30 años de paz porfiriana, la industria minera cambio de rostros, fue del centro al extremo norte: Mulegé, Cananea, Monclova, etc. En 1910, la producción de plata impuso una cifra excepcional: 2,300,000 kgs. Unos años antes la fundidora de hierro y acero de Monterrey llegaba a las 300 toneladas de fierro. Anécdota relevante: creyendo encontrar la ruta de la plata, Vázquez del Mercado, descubridor del cerro del Mercado padecería una frustración gravísima al percatarse de que su magnifico cerro era, diríase literalmente de puro hierro. Al avanzar la industrialización, en el porfiriato, a la tradicional productividad de oro y de plata, se añadiría la de plomo, carbón, mercurio, zinc, antimonio, etc. A pesar del crecimiento minero el país padecía grandes contradicciones de carácter social y las huelgas de 1906, de Cananea, en el ramo minero, y la de Río Blanco, en la industria textil, serían dos avisos de la inminente revuelta. Multitud de mineros se unirían al estallido y se provocaría una evidente disminución de la productividad minera. El regimen de Don Porfirio Díaz, de perfil liberalista, convoco a la inversión privada y extranjera, mayoritariamente francesa, norteamericana e inglesa. Con el advenimiento de la Constitución de 1917, habría un cambio de rumbo: el artículo 27 pondría el énfasis en que “corresponde a la nación el dominio directo de todos los minerales o substancias que en vetas, mantos, masas o yacimientos cuya naturaleza sea distinta de los componentes de los terrenos”. La Constitución de 1917 generaría nerviosismo entre los inversionistas extranjeros que eran mayoritarios en los rubros de la minería y del petróleo. Sin embargo, para 1923, se llevaron a efecto las Conferencias de Bucareli, entre México y Estados Unidos, en ellas se estableció el acuerdo de que no habría retroactividad en el artículo 27; se realizaron las negociaciones para atender reclamaciones e indemnizaciones. Por su parte, el gobierno de México adquirió reconocimiento internacional y, obviamente, estuvo en condiciones de iniciar

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