EUTANASIA. UTOPÍAS DE VIDA HECHAS ARTE AL MORIR

UTOPÍAS DE VIDA HECHAS ARTE AL MORIR 

"La muerte, temida como el más horrible de los males, no es en realidad nada, pues mientras nosotros somos, la muerte no es, y cuando ésta llega, nosotros no somos"

Epicuro 

Morir, se convierte entre los devenires de la sociedad en una situación que debe evitarse a toda costa. Ejemplos claros de esto, son todos los esfuerzos de la ciencia por encontrar la cura a las distintas enfermedades emergentes, evitando así que estas logren su pleno desarrollo o propagación, conservando la vida de miles de pacientes gracias al uso de tratamientos, desfibriladores, respiradores y otros equipos de resucitación.  

Lo cierto es que, por infortunios de la vida misma, existen enfermedades donde, ni los esfuerzos más acérrimos de los médicos y de la ciencia, logran brindar a la persona una mínima calidad de vida, como es el caso de quienes sufren muerte cerebral irreversible, muerte vegetativa o enfermedades terminales (cáncer pancreático, fiebre hemorrágica del ébola, síndrome del Lesch-Nyhan, entre otras) donde el factor común es el sufrimiento, ya sea de los familiares de quienes las padecen o del enfermo mismo. 

En el marco del discurso de calidad de vida o vida digna en términos médicos, esta se pierde al padecer alguna de las enfermedades antes mocionadas. Ante la pérdida de tal calidad, regularmente se piensa en la eutanasia, convirtiendo a esta práctica en un tema de discusión o debate. La palabra eutanasia procede del griego eu (bueno) y thanatos (muerte), que significa "buena muerte", desde la Real academia de la lengua es definida como “acción u omisión que, para evitar sufrimientos a los pacientes desahuciados, acelera su muerte con su consentimiento o sin él”, y médicamente, como “muerte sin sufrimiento físico”. Es de una u otra manera acelerar la muerte, eligiendo morir sin esperar que sea un acto natural. 

La eutanasia ha existido desde tiempos memorables. En la antigüedad surge con  un discurso permeado por la  controversia, mientras Platón exponía "“quien no es capaz de vivir desempeñando las funciones que le son propias, no debe recibir cuidados, por ser una persona inútil tanto para si mismo como para la sociedad” Aristóteles por su lado afirmaba que "el suicidio es un acto injusto y no puede ser permitido, no porque vaya en contra del individuo, sino porque va en contra de la comunidad" Así pues desde esa época de la historia hasta nuestros días no se han experimentado cambios visibles. 

Dentro de la definición de eutanasia vale la pena conocer en función de, como se lleva a cabo ese acto, existe por así decirlo dos tipos de eutanasia, la indirecta y la directa, la primera es conocida como una muerte inconsciente, que se da cuando se suministra al paciente medicamentos y tratamientos que traen como efecto secundario la muerte, no es planeada, ni buscada, sino, un problema de "efecto doble". La segunda se divide o comprende dos momentos, la eutanasia pasiva y la activa. 

La eutanasia activa consiste en proveer medicamentos que en altas dosis generan un efecto mortífero es un acto directo hacia la muerte, por su parte, la eutanasia pasiva estriba en dar o no inicio a los tratamientos de la enfermedad, en esta no se abandona al paciente, solo se espera el cauce natural de la muerte. 

A demás de la eutanasia también nos encontramos con el Suicidio asistido, acto de ayudar a suicidarse en el caso en el que la persona no sea capaz de hacerlo por sus propios medios. 

En torno a la misma se hace importante empezar a hablar de sus contradictores, en primer y principal plano se encuentra la religión, la iglesia. Las tradiciones religiosas consideran que la vida es un regalo de Dios,  que no puede quitarse hasta que él así lo decida, según el cura y magister en Bioética  Médica  y asesor de la Comisión de Promoción y Defensa de la Vida Humana de la Arquidiócesis de Barranquilla, Richard Sánchez “la eutanasia es entendida como un crimen que se comete cuando decidimos quitar la vida a alguien que va en término de deterioro o que está en una situación de enfermedad terminal o de muerte cerebral. Dios es el único que decide cuándo termina la vida”, se cree que Dios sostiene a las personas en el sufrimiento y, por lo tanto, buscar activamente el final de la vida representa una falta de fe en la promesa Divina, justificando que es el sufrimiento lo que nos acerca a Cristo. “Nuestro lema es amar la vida, respetar la vida desde antes de la concepción hasta la muerte natural, no a la eutanasia” argumenta Sánchez. 

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