El Bajon Y El Delirio

El Bajón de una Ciudad y el delirio de un periodista en la capital mexicana

Daniel Hernández, periodista nacido en San Diego Califiornia pero de padres mexicanos. Estudió literatura inglesa en la Universidad de California, en Berkeley. Como todo mexicano extranjero sintió la necesidad de conocer sus orígenes, por lo que en el 2007 se lanzó en un viaje por la capital mexicana, donde recorrió los caminos de las calles mas populares de la ciudad, desenterrando raíz por raíz el estrecho enramado de historias que forman parte del gran ecosistema chilango.

Es así como surge El bajón y el delirio. Crónicas de un pocho en la Ciudad de México. Libro que expone una serie de crónicas sobre lo que se vive diariamente en el DF, historias extraordinarias que no son mas que el ir y venir de una ciudad siempre en movimento, polisémica y contrastante pero con una fuerza permanente que genera la energía para luchar día con día en una de las ciudades mas grandes del mundo. Para lograr esto, el periodista Daniel Hernández tuvo que conocer el modo de vida de distintos mexicanos, que rápidamente se convierten en personajes populares de la cultura popular. Desde los punks y rockeros endémicos del tianguis del chopo, hasta los emos de insurgentes y los antros gays del centro.

Pero para encontrar las piezas correctas que completan el rompecabezas que describe perfectamente a la ciudad de México se necesitó obligatoriamente de un periodista capaz de efectuar una búsqueda efectiva y constante. Daniel Hernández reúne una serie de elementos que construyen a un investigador integro y lo convierten en un periodista poco convencional.

Así pues el periodista informativo tiene que buscar, en primera instancia, que la noticia sea actual. Mostrarla de una manera adecuada al público para que al observarla por primera ocasión, las personas se sientan atraídas y deseen consumir toda la información. También, un periodista informativo puede redactar noticias especializadas, que fijen su objetivo en un punto particular de la vida cotidiana (Rodriguez, P. 1994). Pero Daniel va más allá de mostrar simplemente la información, como todo buen cronista tiene que observar las particularidades que rodean al suceso, haciendo uso de instrumentos especiales para la ejecución de dicha labor. De esta forma el periodista investigador necesita de otras herramientas para poder realizar su trabajo de manera adecuada, entre estas herramientas se encuentra el tiempo, manejar una percepción objetiva de las cosas, ser observador e intuitivo, tener buena memoria y poder retener en la mente imágenes y rostros de buena manera.

Además de las facultades de un periodista investigador que posee Daniel Hernández, las historias presentadas en su primer libro muestran también una redacción propia de una crónica bien realizada, la cual refleja los hechos extendendidos en un plano mayor al de los simples datos, no como una fotografía del momento, sino como un constante ir y venir históricos de las vidas que allí fluctúan.

Esta acción se puede observar en prácticamente cualquer parte del libro, sin embargo, es necesario resaltar esta característica en la crónica titulada “Guadalupanos pachecos” (Hernández, D. 2011) en donde la narración, siempre subjetiva, describe concretamente lo que va sucediendo, al mismo tiempo que el autor comenta las distintas sensaciones que va experimentando a lo largo del intenso viaje hasta la basílica de guadalupe.

Pero a pesar de que se muestre la expanción subjetiva de los sucesos, también es necesario interpretarlos, esto quiere decir que los sucesos mostrados se tienen que contextualizar, liberarlos de su particularidad temporal, enlazarlos en una serie de generalidades que ocurren alrededor de la historia y mostrarlos como un solo hecho. Por tal motivo Daniel recurre a las características del periodismo interpretativo para entrelazar a las vivencias que solamente el experimentó con la cultura y la existencia de cada uno de los mexicanos que han habitado en la ciudad de México.

La finalidad del periodismo interpretativo “es la de relacionar un hecho con otros que se han producido con

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