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El Docente Rural


Enviado por   •  19 de Junio de 2013  •  1.504 Palabras (7 Páginas)  •  448 Visitas

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Un compromiso rural.

Ser maestro es una tarea difícil, pero ser maestro rural lo es aún más. Para poder comprender lo que es ser un maestro rural primero debemos comprender lo que significa “una comunidad rural”. Una comunidad rural es aquella en que los medios de acceso son más difíciles, la población es más pequeña y se encuentra dispersa; la actividad principal es la agrícola o agropecuaria y es para autoconsumo. Estas poblaciones son donde se encuentran el número mayor de jornaleros y donde se concentra la falta de servicios, como agua entubada en las viviendas, drenaje, energía eléctrica, en fin, donde la pobreza se manifiesta en sus niveles más altos.

Cabe destacar que en las comunidades rurales, se encuentran las escuelas incompletas que no ofrecen los 6 grados de primaria o escuelas multigrado. Es aquí donde se necesita el trabajo de un maestro comprometido con su profesión, pero como sabemos a estas comunidades mandan a los maestros que son recién egresados, maestros que no tienen una antigüedad en su profesión, y mucho menos una experiencia que les pueda respaldar su trabajo, este momento, por el que todos, en esta carrera, algún día tendremos que pasar, es donde se pone a prueba nuestra vocación y nuestras ganas de entregar todo por la educación y sobre todo por los niños, pues en la universidad nunca nos preparan para vivir y enfrentar lo que realmente se vive en esas comunidades, y cuando nos vemos de frente a la realidad, muchos temblamos en pensar si decidimos bien la carrera que elegimos.

Cuando un maestro llega a una comunidad debe adaptarse a las necesidades del lugar y sobre todo, alejarse de la ciudad, pues solo estará en contacto con ella dependiendo de qué tan alejada este la comunidad, muchos maestros tienen que sacrificar el ver a sus familias a diario pues se quedan en su comunidad toda la semana y solo ocupan el fin de semana para compartir con los suyos, sin el interés de planear alguna clase.

Mi gran compromiso rural.

Por: Yurany Edith González Luna

Desde que era una niña, siempre jugaba a la escuelita y en ese juego siempre fui la maestra, jugando con niños más pequeños, siempre queriéndoles enseñar lo poco o nuevo que había aprendido que no sabían, pasado el tiempo cuando tenía 16 años, en vacaciones tuve la oportunidad de trabajar como censadora, en las comunidades del municipio de Tlatlauquitepec, Pue, recorriendo casa por casa, caminando hasta llegar a espacios donde no me imagine que podría vivir alguien, conociendo así a la gente de las comunidades. Había personas que me platicaban las injusticias que cometían con ellos, como se aprovechaban personas que supuestamente tenían “educación” abusando de su ignorancia y engañándolos, prometiéndoles cosas que nunca llegaron, cuando iba a trabajar siempre me gustaba observar, a los niños, a las señoras y señores veía como trabajaban largas horas en el sol, viendo como tenían sus manos y la gran labor que hacían, sembrando y cosechando, para que varios grupos de intermediarios les compraran, a los precios más mal pagados, pero era eso o que la fruta se echara a perder.

Un día al pasar a una casa, una señora me invito a entrar a su vivienda, invitándome un desayuno, muy rico, unos huevitos, una salsa picosa y lo que más me gusta tortillas recién hechas, ese día me platico la gran preocupación que tenía por su hija que ya iba a salir de la primaria y apenas y conocía algunas letras, no sabía leer y por eso ya no quería asistir a la secundaria, le pregunte que pasaba con los maestros y me platico, que no asistían a dar clases o si iban no les enseñaban nada o eso es lo que se reflejaba en los niños, que si yo la podía ayudar en algo diciéndole al presidente o algo así, desde ese momento me entro una indignación de que los maestros hicieran eso con esas personas vulnerables, que ese día decidí que quería ser maestra y ser diferente.

El día seis de septiembre del año en curso, me encontraba en ciudad Xalapa, otro día más de comprar el periódico para ver si encontraba un trabajo, otro día de muchos sin éxito alguno, cuando sonó mi teléfono celular y el día llego era para decirme que había un interinato en la zona de altotonga, pero que me tenía que apurar

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