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El mundo en la segunda mitad del siglo XX

thitohectorApuntes2 de Junio de 2018

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El mundo en la segunda mitad del siglo XX

1. La Guerra Fría

Hacia el fin de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) parecía que se iniciaba un período de colaboración entre las dos grandes potencias que habían salido fortalecidas tras el conflicto: Estados Unidos y la Unión Soviética. Este aparente entendimiento se reflejó en diferentes iniciativas, como la Conferencia de Yalta, la creación de la ONU o los juicios de Núremberg. No obstante, el fin de la guerra también implicó la desaparición del único elemento que cohesionó a los aliados: la existencia de un enemigo común concentrado en el Eje. Una vez derrotado ese enemigo, las diferencias entre ambos Estados se hicieron evidentes.

1.1 El concepto de Guerra Fría

Este término alude al período de la historia mundial desarrollado durante casi toda la segunda mitad del siglo XX y marcado por el enfrentamiento ideológico entre las dos superpotencias que lideraban el orden mundial internacional: Estados Unidos y la Unión Soviética. El estado de tensión permanente hizo que las superpotencias invirtieran parte importante de su presupuesto en la producción de armas. El armamento, especialmente el que incorporaba tecnología nuclear, se utilizó como un elemento de disuasión: un ataque hacia el enemigo garantizaba una respuesta inmediata e igualmente contundente del rival.

Ese temor a que las superpotencias desencadenaran una nueva guerra mundial, aún más devastadora que las dos anteriores, fue conocido como la política de “destrucción mutuamente asegurada” o MAD (“loco” por sus siglas en inglés), y estuvo latente hasta el fin de la Guerra Fría.

En este contexto se vivieron episodios muy tensos, y también etapas de coexistencia pacífica. Pero todo el período se caracterizó por la división de casi todo el mundo en dos bloques y el desarrollo de diversos conflictos bélicos locales, que enfrentaron indirectamente a las potencias y reflejaron la oposición entre ambas ideologías. Estas diferencias los llevaron a una larga pugna por lograr extender su influencia en otros países. De esta forma, el mundo pasó de una guerra mundial a un enfrentamiento declarado, pero no directo, entre soviéticos y estadounidenses: la Guerra Fría.

1.2 La formación de dos bloques antagónicos

La polarización o división del mundo en dos bloques, oriental y occidental, fue gestándose entre 1945 y 1946, para manifestarse abiertamente a partir de 1947. Así se generó un sistema bipolar que estuvo en vigor durante más de cuarenta años. Cada bloque representaba una diferente concepción política, económica e ideológica:

• El bloque oriental, liderado por la URSS, planteaba alcanzar el desarrollo mediante un sistema político centralizado, una economía planificada y una ideología marxista.

• El bloque occidental, con EE. UU. a la cabeza, buscaba expandir un sistema político democrático, una economía capitalista y una ideología liberal.

Pese a que algunos gobiernos procuraron mantenerse neutrales, no alineándose a ninguno de estos bloques, en la práctica, la política interna y las relaciones externas de todos los Estados se vieron influidas por el delicado equilibrio de poderes de la Guerra Fría.

La división de Alemania. Tras la Segunda Guerra Mundial, Alemania había quedado dividida en cuatro zonas, cada una administrada por un país aliado: Estados Unidos,

Reino Unido, Francia y la URSS. A su vez, Berlín, la capital alemana que quedó ubicada en la zona soviética, fue dividida en cuatro zonas administradas por los mismos países. En 1948, las tres potencias occidentales acordaron la unificación de sus zonas en un solo Estado, lo que, según

Stalin, contravenía los acuerdos de Yalta y Potsdam (1945), por lo que se implantó un bloqueo terrestre a Berlín que se extendió hasta 1949. Aunque esta situación fue superada gracias al establecimiento de un puente aéreo, el acontecimiento fue considerado como la primera crisis de la Guerra Fría y supuso la división de Alemania en dos países: la República Federal de Alemania (RFA), formada en mayo de 1949 por las zonas ocupadas por británicos, franceses y estadounidenses, y la República Democrática Alemana (RDA), creada en octubre del mismo año bajo la influencia soviética.

Las formas de influencia. En el marco de esta rivalidad, ambas superpotencias procuraron extender sus esferas de influencia a otras latitudes valiéndose de diversos medios, como los siguientes:

• Alianzas militares. Por un lado, Estados Unidos instauró en 1947 la doctrina Truman, bajo la cual ofreció asistencia militar a toda nación que estuviera dispuesta a resistir las presiones del bloque comunista y, en 1949, conformó una alianza entre algunos países occidentales, conocida como la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Frente a esto, la URSS instauró en 1955 el Tratado de Amistad, Colaboración y Asistencia Mutua (Pacto de Varsovia) con otros ocho países comunistas del continente europeo.

Sus principales objetivos eran la cooperación para el mantenimiento de la paz y la inmediata organización y colaboración en caso de que alguna de sus naciones fuera atacada.

• Ayudas económicas. El Plan Marshall fue concebido como el complemento económico de la doctrina Truman al promover la recuperación económica de Europa y la reactivación de su industria y agricultura. Esto buscaba impedir que se produjera un “efecto dominó”, por el que los países que entraban a la esfera del comunismo arrastraran a otros. A su vez, la URSS respondió con la formación del Consejo de Asistencia Económica Mutua (COMECON), en 1947. Este pretendía afianzar las redes comerciales entre las naciones comunistas y evitar así cualquier vínculo con países occidentales.

1.3 Las características del mundo bipolar

El impacto del enfrentamiento ideológico entre la URSS y EE. UU. tuvo repercusiones no solo en ámbitos como la política y la economía, sino que también influyó en diversos aspectos de la vida cotidiana y de la sociedad.

La amenaza de guerra nuclear. En 1949, la URSS construyó su primera bomba atómica, con lo cual alcanzó el estatus de potencia nuclear y, de paso, terminó con el monopolio que Estados Unidos había mantenido, hasta ese momento, respecto a este tipo de armamento. Posteriormente, ambas superpotencias continuaron incentivando una carrera armamentista con la elaboración de armas aún más mortíferas: en 1952, por ejemplo, EE. UU. probó la primera bomba de hidrógeno, cuyo poder destructor era 250 veces mayor que la de Hiroshima. Un año más tarde, la URSS ya contaba con su propio ejemplar.

La conquista del espacio. El deseo de manifestar una superioridad tecnológica y científica sobre la superpotencia rival fue uno de los motores de la carrera espacial. Por un lado, los soviéticos lograron enviar al espacio un satélite artificial, el Sputnik I (1957), y años más tarde a los primeros seres humanos: los cosmonautas Yuri Gagarin (1961) y Valentina Tereshkova (1963). Por su parte, Estados Unidos invirtió una gran cantidad de recursos en la Agencia Espacial y Aeronáutica, NASA (1958), y pronto logró aventajar a su rival, cuando la misión espacial Apolo XI llevó a los primeros humanos a la superficie de la Luna en 1969.

La competencia deportiva. Otro de los escenarios en que la tensión global se manifestó con fuerza fueron los Juegos Olímpicos. En esta lógica bipolar, el triunfo de un deportista era visto como un indicador del poderío y fortaleza de la nación o el modelo social al que representaba. Así, las delegaciones de las grandes potencias no solo debieron hacerse cargo de la presión característica de toda competencia, sino también de las aspiraciones e intereses políticos que los gobiernos proyectaban en sus desempeños.

El impacto en la vida cotidiana. Los años de la Guerra Fría se caracterizaron por una campaña propagandística que condicionó la creación artística y modificó las coordenadas del debate intelectual. Una de las expresiones más claras de esto fueron los afiches y carteles con los que las superpotencias intentaron transmitir un mensaje que favoreciera su propia ideología y denigrara a la otra. Por otro lado, la construcción de un muro en la ciudad de Berlín también tuvo consecuencias traumáticas para la sociedad con cientos de hombres, mujeres y niños sin posibilidad de ver a sus parientes.

2. Las transformaciones de la sociedad occidental

2.1 El crecimiento económico y el auge del Estado de bienestar

Según historiadores como Eric Hobsbawm, el período comprendido entre 1950 y 1973 puede describirse como “la época de oro del capitalismo” debido al auge económico que se vivió en la mayoría de los países del bloque occidental. Este contexto permitió a Estados Unidos y a varios países de Europa profundizar en la aplicación de políticas como el Estado de bienestar por el que se buscaba garantizar el acceso a servicios como la salud, la educación o la previsión social.

Además de ser un importante elemento de equidad social y de redistribución económica, la entrega de estos beneficios favoreció el aumento del consumo. En el caso de Estados Unidos, el bienestar económico también determinó la difusión de un estilo de vida americano (en inglés, “american way of life”), basado en el acceso masivo a distintos bienes de consumo, y la expansión de la sociedad de masas.

2.2 La expansión del consumo en los medios de comunicación

El crecimiento económico y el estilo de vida estadounidense se difundió en los países bajo la influencia occidental, como Chile. Esto llevó a que se masificaran la producción de bienes y se ampliara la oferta

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