El papel del Estado y la vivienda
nogueiradhEnsayo25 de Enero de 2021
4.284 Palabras (18 Páginas)116 Visitas
[pic 1]
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
FACULTAD DE ARQUITECTURA
PROGRAMA DE MAESTRÍA Y DOCTORADO EN ARQUITECTURA
MAESTRÍA EN ARQUITECTURA: ARQUITECTURA, DESARROLLO Y SUSTENTABILIDAD
EL PAPEL DEL ESTADO EN LA PRODUCCIÓN DE VIVIENDA Y SU TRANSFORMACIÓN EN EL PARADIGMA DE ACCESO A LA VIVIENDA: CONDICIONES DE HABITABILIDAD DE LA VIVIENDA ACCESIBLE PARA EL JOVEN PROFESIONAL EN MÉXICO.
ARQ. DANIELA HERNÁNDEZ NOGUEIRA
HISTORÍA Y TEORÍA DEL ESTADO
DR. MARCOS RODOLFO BONILLA GONZÁLEZ
CIUDAD UNIVERSITARIA, CDMX. JUNIO 2020
[pic 2]
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN 2
EL PAPEL DEL ESTADO 3
Un concepto de Estado 3
El Estado y la globalización 4
México: del Estado benefactor al Estado neoliberal. 5
La producción de vivienda social ¿la inversión de siglo XXI? 7
La vivienda neoliberal y ¿su habitabilidad? 8
CONCLUSIÓN 9
BIBLIOGRAFÍA 11
INTRODUCCIÓN
El Estado como un órgano de poder surgió históricamente por las relaciones de poder entre ciertos grupos para estructurar y legitimar a una sociedad específica: necesita de una población a quien dominar, un territorio donde dominar un gobierno que domine y un marco jurídico para dominar. En la actualidad, la movilidad de las actividades económicas ha generado un cambio de paradigma en la estructura y legitimación del Estado: el mercado y la estructura laboral que existía 30 años atrás no es el mismo que se presenta a los jóvenes profesionales hoy en día, por lo que adquirir una vivienda se dificulta.
Los jóvenes, hoy representan la tercera parte de la fuerza laboral en México y en 10 años se convertirán en el 80% de la fuerza productiva (Fundación CIDOC/Infonavit, 2017), jóvenes que además demandarán la necesidad de una vivienda. Sin embargo, los nuevos y diversos escenarios sociales y sus modelos familiares, la presión demográfica, inciden directa y especialmente en las necesidades de la vivienda contemporánea. De manera que la forma de organización social actual induce la diversidad social y sus estilos de vida, adoptando visiones diferentes sobre las necesidades de vivienda y su habitabilidad, considerando como prioridad sus oportunidades laborales, flexibilidades económicas y de movilidad, visiones que no se relacionan con las planteadas por el mercado inmobiliario a través de la producción de vivienda en serie.
Han cambiado los modos de vida y presumiblemente seguirán cambiando en el futuro, las sociedades siempre están en procesos de transformación, la lucha de clases y las relaciones sociales de producción (dominantes sobre dominados) cambian y se adaptan según su evolución. La ideología como parte del poder político en el país ha promovido la expansión urbana y la explotación de recursos a través de la vivienda. De acuerdo con esos razonamientos y como eje principal de este trabajo, se formula un análisis histórico del papel del Estado en materia de vivienda y acceso al suelo que recae en mi proyecto de investigación: si en la actualidad la vivienda es un derecho y a la vez una mercancía ¿son las condiciones de habitabilidad las que determinan el acceso a la vivienda?
EL PAPEL DEL ESTADO
Un concepto de Estado
Herman Heller (1983) lo define como la “estructura económica, jurídica y política de dominación, independiente en lo exterior e interior, con medios de poder propios, que organiza la cooperación social territorial con base en un orden legítimo”. El Estado tiene cuatro elementos básicos y generales: 1) posee gobierno (poder político), 2) tiene un pueblo (como nación); 3) ostenta territorio; y, 4) está regulado con base en un estado de derecho que lo legitima y que basa su organización.
El Sistema de Información Legislativa (2018) define al Estado la máxima organización política que se presenta en Europa a partir del siglo XIII, la cual centraliza el ámbito de las relaciones políticas en un territorio, con un mando político dominado por una estructura burocrática que ostenta el monopolio legítimo de la coacción y coerción. Es por ello que en México, se enmarca como la estructura que da vida al conjunto de instituciones políticas modernas y de las que nace el Sistema Político, Régimen, Gobierno y Administración Pública.
Como antecedente, el pensamiento jurídico del medievo no pudo desarrollar la capacidad de distinción entre el derecho público y el privado, por lo que las primeras manifestaciones del Estado moderno se encuentra en Sicilia en la primera mitad del siglo XIII, lugar donde el general Federico III sustrajo el ejército, la justicia, la policía y la administración financiera al sistema feudal, centralizando estos elementos bajo una estructura más burocrática. Por lo que, nace de aquí la concepción de Estado weberiana como una organización que cuenta con el monopolio de la violencia legítima, siendo las principales funciones del Estado, en sus inicios, de carácter militar y geopolítico. De esta manera, después de monopolizar el uso de la violencia, la figura de Estado comenzó a desarrollar fuerzas de control burocratizadas y asalariadas para el control de la población civil. (Sánchez Martínez, 2011)
Según el autor, al analizar el proceso histórico del desarrollo del Estado se encuentran ciertos elementos predominantes como el concentrar el ejercicio de la violencia, elaborar y secularizar la ley, la recaudación fiscal, y la profesionalización burocrática. Sin embargo, después de la Segunda Guerra Mundial, el Estado moderno experimenta un proceso en el que algunas de estas funciones tienden a emerger nuevamente a cargo de poderes fuerzas no estatales que algunas veces lo ponen en duda. En palabras de Zygmunt Bauman “de pocos Estados-nación puede decirse, si es que puede decirse de alguno, que sean autónomos, y menos aún que puedan mantenerse con sus propios recursos o que sean autosuficientes, económica, militar y culturalmente”, pues los diversos eventos históricos han colocado al Estado en el lugar que hoy en día se encuentra.
El Estado y la globalización
El Consenso de Washington se fundamenta bajo el supuesto de que el mercado por excelencia debe ser el encargado de asignar el recurso, en producir para luego distribuir[1], lo que infiere una orientación del Estado como aval de condiciones idóneas para la iniciativa privada; lo anterior bajo instrumentos de política presentados como apropiados para abogar por la sostenibilidad y crecimiento de los países deudores, específicamente los latinoamericanos (Castañeda Rodríguez & Díaz-Bautista, 2017). De esa manera se preveía una estabilidad económica acompañada de una apertura comercial que aprovechara las ventajas competitivas de cada país.
Implícitamente, se requería que el Estado garantice el pago de la deuda y promueva el financiamiento de las iniciativas privadas al invertir en sectores que anteriormente eran de intervención pública (vivienda, salud, educación, transporte); lo que trajo consigo una gobernanza empresarial a nivel urbano; los gobiernos urbanos debían innovar y emprender para aliviar la estrechez y garantizar un futuro a sus poblaciones; de esta manera se adoptó por una actitud más empresarial con respecto al desarrollo (Harvey, 2007). Desde esta perspectiva innovadora y emprendedora, se concretó un monopolio de condiciones óptimas otorgadas por el Estado a la inversión o iniciativa privada.
A manera de resumen, según Zurbriggen (2011) este monopolio se caracteriza porque “son organizaciones de poder que forman redes semiautónomas y a veces autogobernadas”. Esta serie de colaboraciones se hizo notoria en el desarrollo y proceso de urbanización de las ciudades cuando la promoción de las ciudades se volvió una de las principales características y cómo resultado surgió el nuevo empresarialismo urbano, que Harvey (2007) define como “una alianza entre el sector público y privado centrada en la inversión y en el desarrollo económico con la construcción especulativa de lugar como objetivo político y económico inmediato y no en la mejora de las condiciones dentro de un territorio determinado”.
La decisión del Estado de reducir su intervención y aumentar la iniciativa privada con base en principios innovadores y emprendedores, han provocado que las economías en transición se vuelvan más vulnerables ante las crisis, volviéndolas totalmente dependientes de las economías internacionales de primer mundo. No obstante, la incapacidad de respuesta por parte del Estado ha fomentado que este tipo de actividades se conviertan en las soluciones rápidas y favoritas de las economías urbanas en dificultades, siendo conscientes de que el sector público es quien se arriesga y el sector privado quien se beneficia.
...