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Ensayo De Imperialismo

lwleona28 de Abril de 2014

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ºSergio Cruz Acosta et al.

IMPERIALISMO CULTURAL

Ensayo para

HUMA 183 NRC: 1988

Profesor: Dr. Atilio León Rubio

UNIVERSIDAD PRIVADA ANTENOR ORREGO

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN

ESCUELA PROFESIONAL DE CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN

OCTUBRE, 2013

INTEGRANTES

Sergio Cruz Acosta

Cristian García Vigil

Katherine Ferrer Ulloa

Junnior Valenzuela Orbegoso

RESUMEN

El imperialismo cultural tiene dos objetivos principales, uno de carácter económico y otro político: capturar mercados para sus mercancías culturales, y capturar y conformar la conciencia popular. En medios de comunicación como la televisión o la música, que son usados como instrumentos para manipular masas, la influencia estadounidense se expresa en que buena parte de los programas televisivos emitidos en el mundo son producidos en Estados Unidos. Esto ocasiona la pérdida de identidad de los dependientes e implantó los patrones de conducta, la educación y la mentalidad de los dominantes. Finalmente, el lugar que ocupa la cultura en la sociedad cambió cuando la mediación tecnológica de la comunicación dejó de ser meramente instrumental y se convirtió en estructural.

PALABRAS CLAVE:

Medios de Comunicación Masiva / Influencia / Costumbres / Sociedad

ABSTRACT

Cultural imperialism has two main objectives, one economic and one political: to capture markets for cultural goods, and capture and shape the popular consciousness. In media such as television or music, which are used as tools to manipulate masses, U.S. influence is expressed in much of broadcast television programs in the world are produced in the United States. This causes loss of identity and implanted dependent behavior patterns, education and mentality of the dominant. Finally, the place of culture in society changed when technological mediation of communication ceased to be merely instrumental and structural became.

KEYWORDS:

Mass Media / Influence / Customs / Society

INTRODUCCIÓN

Desde comienzos del siglo XX los medios de comunicación masivos han tomado un papel fundamental en cuanto desarrollo de los acontecimientos sociales a nivel mundial.

Ya en las últimas décadas las ciencias de la comunicación han hecho especial énfasis en estudiar este fenómeno, con el fin de manipular la influencia de los mismos en la población en general aspirando de esa manera controlar las masas. Entendiendo esto, los grandes controladores de la economía global se han presentado como los principales participantes (en cuanto inversión se refiere) consiguiendo un “imperialismo mediático” que funciona como base fundamental para lograr el “imperialismo cultural” que tanto les conviene para garantizar su dominio económico.

El siguiente ensayo tiene como propósito dar a conocer la influencia de Occidente sobre la vida cultural de una sociedad “dependiente” y como ha ido evolucionando el término “Imperialismo Cultural” hasta tener la importancia global que tiene en la actualidad.

GENERALIDADES

El imperialismo cultural puede definirse como la penetración y dominación sistemáticas de la vida cultural de las clases populares por parte de las clases gobernantes de Occidente, con vistas a reorientar las escalas de valores, las conductas, instituciones e identidades de los pueblos oprimidos para hacerlos concordar con los intereses de las clases imperiales.

El imperialismo cultural tiene dos objetivos principales, uno de carácter económico y otro político: capturar mercados para sus mercancías culturales, y capturar y conformar la conciencia popular.

Se plantean, entonces, las siguientes características del colonialismo cultural:

1. Se orienta a capturar audiencias masivas, y no sólo a la conversión de las élites.

2. Los medios de comunicación de masas, en particular la televisión, invaden el hogar y funcionan desde «dentro» y «por debajo» tanto como desde «fuera» y «por encima». El mensaje es doblemente alienante: proyecta un estilo de vida imperialista y una atomizada serie burguesa de problemas y situaciones.

3. Es global por su alcance y la homogeneidad de su impacto: la pretensión de universalidad sirve para mistificar los símbolos, objetivos e intereses del poder imperial.

4. Los medios de comunicación masiva, como instrumentos del imperialismo cultural, son hoy «privados» sólo en el sentido formal: la ausencia de vínculos formales con el Estado brinda una cobertura legitimadora para los medios privados que proyectan los intereses del Estado imperial como «noticias» o «espectáculos».

5. El imperialismo cultural en la era de la «democracia» debe falsificar la realidad en el país imperial para justificar la agresión, convirtiendo a las víctimas en agresores y a los agresores en víctimas.

6. El control cultural absoluto es la contrapartida de la total separación entre la brutalidad del capitalismo real existente y las ilusorias promesas del mercado libre.

7. A fin de paralizar las respuestas colectivas, el colonialismo cultural busca destruir las identidades nacionales. Para quebrar la solidaridad promueve el culto de la «modernidad» como conformidad con símbolos externos.

EL COLONIALISMO CULTURAL

“Colonialismo Cultural” es una manera de conceptualizar en términos familiares una dependencia, no es una referencia literal a una dominación económica, militar o a una culturización forzada que ya no se practica. Esta dependencia se manifiesta en un intercambio cultural unilateral con en mundo europeo y los EE.UU., donde nosotros importamos su cultura pero ellos no reciben prácticamente influencia desde acá, sea por desdén, falta de contenido de nuestras culturas, falta de interés o como un tipo “sincretismo cultural” que es básicamente unidireccional.

El aspecto más importante de este “Colonialismo cultural” (dependencia), y lo más alarmante es que precisamente no es impuesto por la fuerza, sino que somos nosotros quienes lo reproducimos y auto reforzamos. En Europa y EE.UU. ni siquiera están concientes de ese tipo de cuestionamiento de la identidad existente en América Latina por lo que solo nosotros mismos podemos ser quienes la sostienen. Esta dependencia es un fenómeno que (posiblemente) todos hemos experimentado; por ejemplo, muchos de nosotros y de nuestros conocidos sueñan con estudiar en el extranjero, ganar un premio en Europa y por otro lado solo respetan a artistas y compositores nacionales si primero se consagraron en Europa o en EE.UU. La situación más extrema de este fenómeno, que he observado reiteradamente, es el hecho de que cualquier artista europeo o norteamericano que viene es recibido con bombos y platillos, aunque sea el “chanta” más grande del mundo.

El sincretismo cultural no es bueno ni malo, solo es una condición heredada. En realidad ningún fenómeno o acción es buena o mala de manera intrínseca, sin embargo los fenómenos si acarrean consecuencias y creo que la dependencia es una de ellas. Como cualquier fenómeno social la dependencia es a la vez síntoma y causa de otras dependencias, muchas de las cuales no son positivas.

LA INDUSTRIA CULTURAL

Los consumidores de la industria cultural buscan escapar al aburrimiento, pero ni quieren ni son capaces de invertir el esfuerzo y la seriedad que serían necesarias para realizar nuevas experiencias que les interesasen más que de manera sólo fugaz. Todo cuanto se resiste contra lo fácil, superficial y conformista tiende a ser neutralizado. Como señalan Horkheimer y Adorno, «divertirse significa estar de acuerdo que no hay que pensar, que hay que olvidar el dolor, incluso allí donde se muestra. A su base está la impotencia».

Esta crítica no se dirige contra el esparcimiento, sino contra su sabotaje en la animación impuesta, en la que más que diversión lo que tiene lugar es una reproducción y confirmación de las formas de vida dominantes. La industria de la cultura ofrece la misma cotidianidad como paraíso, por eso fomenta la resignación que en ella se quiere olvidar. A lo que apunta esta reflexión es a la función social de la diversión comercializada. Para analizarla hay que atender a la dialéctica entre trabajo y tiempo libre.

La industria de la cultura, que con su jerga de la "comunicación sin límites" abarca todos los ámbitos de la sociedad, ejerce un control casi total en el sentido de asegurar la conformidad: el ‘esquema de la industria de la cultura’ diferenciado de modo específico para los distintos estratos o ambientes sociales y orientado a los diversos grupos receptores, incluye a todos los individuos sin excepción. Participar en la cultura significa hacerse dependiente de aquellas instituciones que forman parte de la industria cultural. Esa dependencia no debe entenderse,

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