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Ensayo Sobre Desigualdad Social


Enviado por   •  9 de Marzo de 2014  •  2.539 Palabras (11 Páginas)  •  629 Visitas

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Ensayo sobre la desigualdad social

Modulo: Estructura Social

8 De Noviembre de 2013

Desigualdad Social

Partimos definiendo el término de desigualdad social, que se refiere a una situación socioeconómica, específicamente a la imposibilidad de acceder a determinados recursos, derechos, beneficios (no necesariamente vinculada con la apropiación o usurpación privada de bienes, recursos y recompensas), en un contexto de competencia y lucha dentro de una sociedad.(Silava, 2010:111-136).

La desigualdad en general, es un concepto difícil de trabajar, pues la mayoría de autores contemporáneos del tema lo mencionan implícitamente en teorías contraponiéndolo a lo que es igualdad.

Generalmente relacionamos a la desigualdad como discriminación, el tratar a una persona diferente puede ser en diferentes casos vista de buena o mala forma.

La desigualdad social es objeto de estudio de diferentes materias, las diferencias biológicas entre seres humanos son naturales, pero el individuo, el “ser social” al establecer relaciones con otros instituye “relaciones de dominación” (Weber,1922: 21-23) y al configurarlas implícitamente origina las diferencias sociales, de tipo económico, social, etc, así pues, la concepción darwiniana de “la supervivencia del mas fuerte” establece a quienes por condiciones naturales de adaptación, imponen esta división a los demás que aceptan de manera implícita (Rossaeu, 1755:25).

¿Es acaso la jerarquización que le damos a distintos valores, lo que forma parte del problema?

Un individuo al ver la diferencia de esta separación (desigualdad) genera mas desigualdad, al separarse del vinculo que tienen con la sociedad, y se siente desprotegido y sin ninguna oportunidad de supervivencia básica.

La perdida u opresión de valores económicos, políticos, religiosos, etc. hace que un individuo se vea excluido socialmente, pues esto se utiliza para mantener a esta población reprimida y discriminada.

Los países con mayor desigualdad empeoran la calidad de vida de sus habitantes (Wilkinson; Pickett, 2009:9), desde siempre se ha visto, pero sobre todo a partir del detonante de la revolución francesa y de la Declaración Universal de los Derechos del hombre se hablo a profundidad del tema, pues antes de esa época no se podían hacer mediciones exactas.

Pickett y Wilkinson hacen referencia a las condiciones en las que se encuentran las familias americanas, la gran desigualdad que hay en la economía americana, y en la mayoría de las sociedades: “ricos, ricos y pobres, pobres”

Esta desigualdad hace que no haya movilidad social, pues estas grandes fortunas solo pasan entre herederos y hacen que gente mas preparada pierda empleos bien remunerados y que estos pasen solo entre familias.

Por ello la desigualdad no conviene, no solo por términos morales sino por movilidad económica.

La mortalidad, natalidad, el incremento de precios, la relación de ingresos por persona, el bienestar promedio de nuestras sociedades ya no depende de el crecimiento económico, eso es importante para países pobres.

Los valores de confianza, violencia, enfermedades mentales son una realidad de que en países con mayor desigualdad estos problemas aumentan 3 veces mas que en un país con mayor igualdad.

Los países que les va peor, sin importar su ingreso económico parecen ser los mas desiguales.

En general la disfunción social esta relacionada a la desigualdad, la convivencia entre ricos y pobres genera otros problemas generalizados en la sociedad: insatisfacción, depresión, ansiedad, enfermedades cardiovasculares, estrés, etc.

La existencia de mercados económicos desarrollados logra una igualdad proporcional, y que la brecha de la desigualdad social sea menor.

La igualdad genera mayor competencia, mayor seguridad, pero la desigualdad genera inseguridad, hace preocuparnos el ser juzgados, el querer tener más cosas materiales para ser aceptado, todo esto aumenta el prejuicio de la evaluación social.

Se puede mejorar la calidad de vida reduciendo las diferencias de ingresos entre los individuos de la sociedad.

Rousseau, por ejemplo argumenta que el estado natural del hombre, deriva la desigualdad del hombre del estado social. (Rousseau, 1755: 25) El hombre no nace con la desigualdad sino después de que se compara con sus semejantes y ve sus diferencias es cuando entonces se pierde la igualdad del ser humano.

Tenemos sociedades materialistas, incapaces de lograr “una felicidad colectiva” aún acumulando bienes materiales, pues sí presenta una brecha de desigualdad alta, sus expectativas se ven rebajadas al consumismo, queriendo escapar así de la “realidad social” (Nussbaum, 1996).

Desigualdad y Democracia

Asociar ambos conceptos puede ser algo tentador, pero decir que la democracia es la solución perfecta para erradicar la desigualdad es una utopía .

Entendamos a la democracia sin complicaciones , en su raíz etimológica demos y cracia como “El gobierno del pueblo”, y a desigualdad como ya lo dijimos a la imposibilidad de acceder a determinados recursos, derechos, beneficios.

La desigualdad hay que decirlo, es una manifestación de la pobreza, la desigualdad puede ser social y económica, de género, raciales, culturales, geográfica o naturales.

¿Quién más, si no el propio vulgo (pueblo) tendría la necesidad de erradicar la desigualdad que vive mediante la “democracia”?

La teoría de la transición sostenía que la democratización de los regímenes políticos conduciría a la prosperidad económica, lo cual a su vez contribuiría a consolidar las instituciones democráticas. (Burchardt, 2008: 79)

Ahí es donde surgen varios problemas de tipo teórico y práctico, primero, qué es lo que entiende realmente la sociedad como democracia, ya que la ha convertido en la “justificación perfecta” de una dominación consensada, mediante las eternas “relaciones de poder” que Weber conceptualizó en su extensa obra.

Y segundo, desde el principio vemos las complicaciones que se empiezan a dar cuando cada tipo de sociedad define su forma de gobierno, dando como resultado regímenes políticos que no han logrado mitigar la desigualdad, por incapacidad o por la misma naturaleza del problema, aun viviendo inmersos en un pensamiento utilitarista de Bentham que pondría como primer tema a resolver a la desigualdad (Sandel, 2011, 45-52).

Sin duda en la problemática planteada caben varios factores que contribuyen en menor o mayor medida a hacer de esta complicación un laberinto sin final que desanimaría a muchos estudiantes de política entusiasmados con resolver los problemas de su entorno social.

Para empezar a aclarar un poco la disyuntiva desigualdad-democracia podemos señalar que todo comienza desde el individuo, desde su conducta, su formación, pero sobre todo desde la concepción marxista de este como un “ser social” que hace a la sociedad y se hace a sí mismo.

Las relaciones sociales son el primer factor, pues cada ser social teje estas con otros individuos y podemos afirmar empíricamente que son relaciones recíprocas de poder, de ahí que la interacción y organización de una “comunidad de hombres libres” sea cada vez más complicada, empezando con la correlación de gobernante-gobernados.

Sobre esta correlación que deriva en la forma de gobierno, en este caso democracia como el “gobierno del pueblo”, las clases bajas la ven como una “lucha por el poder” entre diferentes actores, sin embargo por las clases acomodadas es la integración e inclusión en la toma de decisiones (Duverger,1970:75-81).

Al final de cuentas cada individuo forma su propio juicio sobre distintos conceptos, ahí es donde la pluralidad, y la idea que la política crece donde hay diversidad y complejidad (Llano,1981: 152-157) se presenta como un segundo factor de desencuentro entre democracia y desigualdad, pues la concepción de estos dos términos varía en cada individuo que conforma una sociedad, y lo imposibilita a tomar decisiones en lo colectivo, pues un hombre conservador dirá que el ocio de las personas es la razón de su miseria, y que se autoexcluyen de la sociedad provocando la desigualdad en la sociedad, mientras que un marxista dirá que el origen de la miseria y de la brecha de desigualdad social tienen su origen en el propio sistema capitalista, en la división de clases, en la explotación del proletariado.

Los teóricos al hablar de política y sobre todo de democracia reconocen que un grupo de poder compite y finalmente gana a otros el poder (Locke, 1689), mediante una lucha que desemboca en una competencia electoral.

Así que este constituye otro factor de desencuentro, pues con la “democracia” no es el pueblo quién sale ganando, no puede erradicar la desigualdad pues ha sido relegado del “poder” y lo acepta inconscientemente, sino más bien quién gana es un grupo de poder que por su naturaleza elitista es incapaz de resolver este tipo de problemáticas, que no tiene algún otro mérito que el de haber sido más popular y carismático que otros ante “las masas”, sin la necesidad de tener un proyecto o planeación que lo respalde, ni contar con el respaldo de intelectuales que conocen la situación de la sociedad de manera teórica y práctica, sino más bien debido a su ignorancia e incapacidad de crítica, el “grupo de poder” recurre a consultores externos.

Ahí se hace presente la desigualdad política, pues en la mayoría de regímenes políticos se necesita estar inscrito en un partido político con registro para poder acceder a un cargo público, sobre todo al máximo puesto en un país, imposibilitando en su paso a ciudadanos “independientes” mejor preparados que los gobernantes y que buscan poner en práctica un proyecto desarrollado; actualmente está el debate de que ese tipo de democracia está siendo rebasado por una sociedad eternamente en cambio, que ya exige mayores espacios de expresión, aunque se debe recalcar que no la sociedad en su totalidad, sino más bien una especie de élite que se vio beneficiado con la democratización de las nuevas tecnologías y que pugna por dar el siguiente paso hacía “una verdadera democracia”, en algunas sociedades hicieron de estas nuevas tecnologías en las plataformas para iniciar y llevar acabo revoluciones”.

Sociedades que dicen con orgullo ser “democráticas”, sobre todo las europeas, han comenzado a padecer problemas económicos que eran impensables para ellos en recientes décadas, ello ha provocado que la brecha de desigualdad incremente, que la pobreza aumente, en América Latina esto es aún más crítico.

Países que hoy aparecen como potencias mundiales emergentes y democráticas tienen índices de desigualdad brutales, Brasil, India, México, esto en parte se debe al número de población tan grande que tienen pero también es muestra clara que la democracia ha dejado mucho que desear como herramienta de la búsqueda del bien común.

Por ello es necesario, repensar la democracia, sobre todo del papel que juega la ciudadanía o sociedad civil, aquella que surgió en el siglo pasado.

La desigualdad (y pobreza) en todos los aspectos fortalecen “sociedades ignorantes”, que son incapaces de racionalizar individual o colectivamente, ahí es donde entra la democracia y los diferentes regímenes políticos que se encargan de crear mayorías , mediante la utilización de una construcción social relevante y crucial para mantener un cierto orden: la identidad nacional, que prohíbe atentar contra la misma nación, y sobre todo contra su yugo llamado gobierno.

Una sociedad que se jacta de ser “democrática” pero que es desigual se ve sumergida en dilemas morales acerca de la pobreza, como ya dijimos surgiendo distintos problemas, y otros fenómenos como la caridad hacía los marginados e incluso el lucro de la pobreza, que aun así, dicho sea de paso no llenan ese hueco de responsabilidad que siente la sociedad, volviéndola una sociedad con contrastes incapaz de resolver sus problemas, y que sólo busca “tapar” la fachada del problema.

La exclusión social de grandes sectores de la sociedad cuestiona la “consolidación de la democracia” (Centro de Estudios Sociológicos, 1990: 63-75)

La paulatina pérdida de una institución fundamental para la sociedad como lo es la familia debido al arribo del neoliberalismo, el hartazgo de las políticas bélicas y las crisis económicas entre otras contribuyeron a una descomposición social que más bien nos ponen en una simple realidad, nada es eterno, la sociedad está en constante cambio porque es su naturaleza.

Todo ello quebrantó el nexo entre democracia y sociedades igualitarias logradas en la post-guerra, con las políticas económicas keynesianas, los “Estados de Bienestar” o “Estado Social” vieron su fin por las causas antes mencionadas y a su paso provocaron el resquebrajamiento de la relativa igualdad entre los ciudadanos de las sociedades, así como su auto disolución (Luhmann, 1981: 31-35), la teoría de la Transición perdió valor.

Ahí es precisamente el punto donde democracia no era garantía de una menor desigualdad, simplemente significaba la renovación del cargo, a pesar de las “nuevas modalidades” que se utilizaron en nombre de la democracia: plebiscitos, referéndums, consultas, etcétera.

Sin embargo hay sociedades que han logrado que la democracia vaya separada de la desigualdad, principalmente sociedades ubicadas al norte del globo terráqueo, sociedades que han sido autocríticas, sociedades que son industrializadas, que en número de habitantes son pequeñas y que han sabido hacer cambios estructurales mediante proyectos a largo plazo, claro que todo depende de la forma de organización de esas sociedades, que retomando a Marx, podemos señalar que el ser social determina el tipo de sociedad y se determina así mismo.

Todo depende del individuo, del tipo de sociedad que forma y que lo forma, de las acciones con un valor social que realice, de las relaciones sociales de poder, de las formas de organizarse, y así se va formando un entramado de dos conceptos tan subjetivos como democracia y desigualdad.

Finalmente concluimos que las diferencias biológicas son propias de la naturaleza humana, y que la desigualdad social es marcada por las acciones y relaciones de cada individuo o “ser social”.

Y este al formar vínculos sociales está siendo parte del entretejido social que origina la desigualdad, y a su vez como relación recíproca el individuo esta inmerso en esa sociedad, sea desigual o no.

Desde siempre la acumulación de riquezas que se heredan han hecho que una parte privilegiada de la sociedad paralice la movilidad económica, que a su vez es parte fundamental de la movilidad social.

Desde los autores clásicos hasta los contemporáneos coinciden en que el génesis de la desigualdad proviene del producto de esas relaciones, como ejemplo las distintas divisiones sociales que ha construido (clases, jerarquías, castas, etc.).

Las formas actuales de gobierno “democráticas” no resuelven el problema de la desigualdad, pues este mas bien es un problema en la manera de organización de la sociedad, y así como la desigualdad tiene relación mutua de correlación con pobreza, también una sociedad desigualdad formula modelos “democráticos” que hacen visibles dicha desigualdad.

Por naturaleza la desigualdad es inherente a las relaciones sociales, y como sociedad plantearnos qué hacer para eliminar la desigualdad deberíamos replantearnos las formas de relacionarnos y organizarnos socialmente, pues de lo contrario no encontraremos ninguna respuesta.

Bibliografía

Silava, M.C., 2010, Desigualdad y Exclusión Social: De Breve Revisitación a una Síntesis Proteórica. RIPS, en Revista de Investigaciones Políticas y Sociológicas, vol. 9, núm. 1,.

Wilkinson Richard, Kate Pickett, 2009, The spirit level Why greater equality makes societies stonger, Pennsylvania, Bloomsbury Press.

Llano, Alejandro, et al., 1981, Ética y Política en la sociedad democrática, Madrid, España: Biblioteca de Ciencias Políticas, Espasa-Calpe S. A.

Luhmann, Niklas, 1981, Teoría política en el Estado de Bienestar, Madrid, España: Alianza Universidad.

Centro de Estudios Sociológicos, 1990, Modernización Económica, Democracia Política y Democracia Social, México, D.F: El Colegio de México.

Locke, John, 1995, Ensayo sobre el Gobierno civil, México, D.F: Gernika.

Sandel, Michael, 2011, Justicia: ¿Hacemos lo que debemos?, Barcelona, España: Debate.

Nussbaum, Martha y Sen, Amartya (compiladores), 1996, La Calidad de Vida, México, D.F: Fondo de Cultura Económica.

Rousseau, Jean Jaques, 2004, El Origen de la Desigualdad entre los hombres, Buenos Aires, Argentina: Editorial Leviatán.

Duverger, Maurice, 1968, Introducción a la Política, España: Ediciones Ariel.

Weber, Max, 2008, Economía y Sociedad, México, D.F: Fondo de Cultura Económica.

Burchardt, Hans –Jürgen, 2008, Desigualdad y Democracia en Nueva Sociedad, No 215, mayo-junio de 2008, Alemania: Universidad de Kassel.

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