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Ensayo sobre la crisis de la experiencia, segun Benjamin Walter


Enviado por   •  6 de Junio de 2021  •  Ensayos  •  2.161 Palabras (9 Páginas)  •  110 Visitas

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La crisis de la experiencia

El fin de primera guerra mundial quedo como el momento de la historia en que cayeron los imperios, los imperios Austro-Húngaro, Alemán, Ruso y Otomano. Para Walter Benjamin, el fin de la gran guerra fue el momento donde la naturaleza de historia cayo y resurgió. El autor en sus textos “Experiencia y Pobreza”[1] y en “El Narrador”[2] nos presenta como la experiencia, la principal fuente de conocimiento entra en crisis durante la época de la post guerra. Walter Benjamin, en “Sobre algunos temas en Baudelaire”[3] Desafía la tesis bergsoniana del conocimiento y agrega elementos hasta entonces invisibilizados. “Experiencia y pobreza” apunta principalmente al bajo valor que adquiere la experiencia en el mundo actual. Y “El narrador” expone el ocaso del arte de narrar, de los narradores y la forma artesanal de crear historias y memorias. Con estos tres textos, este ensayo busca comprender como se entiende la crisis de la experiencia en Walter Benjamin y ofrecer si bien no una solución, si un atisbo de lo que se puede esperar en el futuro de la historia de la humanidad.

Tanto como en “Experiencia y Pobreza” y “El narrador” Walter Benjamin nos señala el mismo fenómeno: La cotización de la experiencia ha bajado o caído. El primer texto atribuye a la guerra el empobrecimiento del hombre no de una manera económica, sino como humanos, ya que el nuevo hombre que ha surgido después de la guerra y del avance del desarrollo o la técnica, es incapaz de transmitir experiencia comunicable e incapaces de percibir que sucede a su alrededor. Tanto es así que el autor describe que el nuevo hombre después de la guerra volvía mudo del campo de batalla. La falta de capacidad de transmitir experiencia comunicable se tradujo en la poca empatía que los ciudadanos de las potencias tenían con sus veteranos de guerra[4], ya que, estos no podían entender lo que sus jóvenes combatientes habían pasado y con ello, acabar con la imagen romántica que se tenia de la guerra, pre primera guerra mundial, donde el patriota parte al conflicto con orgullo de servir a su nación y su gente. Esto para Walter Benjamín da cuenta de la imposibilidad de la experiencia como mecanismo para formar conocimiento nuevo, ya que su valor esta subestimado. Tanto así, que la historia demostraría que casi de nada sirvió la terrible experiencia vivida por los jóvenes soldados de la Gran guerra para desincentivar los conflictos bélicos, por lo que se necesitó una segunda guerra, mas terrible que la anterior, para demostrar este último punto.

La pobreza de la experiencia no paso desapercibido por todos. El ensayista propone que el nuevo hombre, rico en ideas nuevas y técnicas prodigiosas, pero pobre en experiencia y en humanidad se enfrenta a la barbarie, que ahora puede comenzar por el principio. De manera similar a que Kant propone en su tesis sobre el conocimiento[5] que existe conocimiento a priori, conocimiento universal y necesario para el conocimiento y conocimiento a posteriori, empírico del conocimiento. Walter Benjamin ve como frente a la barbarie, los creadores comienzan de nuevo, buscan los nuevos principios a priori que guiaran a la humanidad. Rechazando todo el conocimiento posteriori que se había recolectado hasta ahora. Dado que la forma antigua, la experiencia, no es capaz de dar respuestas y de alimentar de humanidad a las sociedades. El filósofo alemán da como ejemplo y cita a figuras prominentes tales como al precursor de la arquitectura moderna, Adolf Loos, quien nuevamente cito: «Escribo, únicamente para hombres que poseen una sensibilidad moderna. Para hombres que se consumen en la añoranza del Renacimiento o del Rococó, para esos no escribo». El autor también hace una parada en Scheerbart y su estilo arquitectónico bauhaus, que se caracteriza por sus estructuras de vidrio y acero que dan poco espacio para la personalización, pero son altamente funcionales. Que contraposición de el estilo tradicional burgués, donde la habitación de uno es un reflejo de la personalidad y cultura del individuo, el estilo de Scheerbart crea un espacio donde apenas uno puede dejar rastro de su ser o su experiencia. Esto pasa, según el autor, porque este creador no busca luchar contra la pobreza de experiencia, sino que simplemente la a abrazado, dando lugar el diseño de espacios acordes a los nuevos hombres y su estatus. Aquí la pobreza no es algo necesariamente maligno, ya que, si algunos la desean, otros desean librarse de ella, puesto que puede ofrecer nuevas perspectivas. Y las nuevas perspectivas pueden ofrecer conclusiones satisfactorias que permiten nuevamente avanzar, papel que la experiencia, en ese momento, no puede cumplir. Siendo esa la crisis de la experiencia.

“El narrador” comienza de manera similar a “Experiencia y Pobreza” en como la gran guerra a erosionado el valor de la experiencia, pero aquí el autor no se enfoca en como la experiencia no tiene suficiente valor para construir conocimiento nuevo o nuevas historias. Sino ahora el enfoque esta en el narrador, quien transmite la experiencia. Walter Benjamin nos explica que los narradores, narran historias, historias que son construidas en base a querer comunicar algo, usualmente un aprendizaje o reflexión y que lo hace a través de la experiencia. El filósofo explica que, junto con la pobreza de la experiencia, también esta en peligro el arte de narrar, y con ello, también las formas en que uno transmite experiencia y que da perpetuidad a las tradiciones. Tradiciones que mientras unas permanecen y otras mueren, son con la que las instituciones de la sociedad mantienen su legitimidad y se construye la historia. El mismo autor expresa que actualmente es difícil encontrar a alguien que narre con probidad, lo que representa un problema para aprender de pasado y también, para construir nuevos aprendizajes para los habitantes del futuro. El ocaso de la narración, según Walter Benjamín, comenzó con la novela, refiriéndose a la forma arcaica de narrar, la tradición oral, como narración artesanal. La novela, es capaz de representar muy bien la vida humana, pero carece de capacidad de replicar sabiduría por sí misma, ya que necesita ser interpretada, por lo que no es un buen aparato formativo. Incluso la novela educativa no puede formar a la persona adecuadamente, debido que, al hacerlo, se deforma la realidad en la novela.

El autor luego salta varios años en que la novela erosiona la forma de narrar tradicional, pero que con el florecimiento de la burguesía, aparece la verdadera amenaza al arte de narrar la nueva forma de comunicar, que es la información. Los medios de difusión, a diferencia de la narración tradicional, va dirigido a un publico en específico, preferente al medio de difusión y también, su función de informar, esta cargada de explicaciones de lo que sucede o lo que informa, que esta anclada a lo que desee pensar el emisor. Esta característica lo hace imposible de reconciliar con la narración arcaica, debido a que la manera artesanal, no incluye ninguna indicación para que el receptor comprenda el mensaje, es universal y por eso, alcanza a un publico inmensamente mayor que la noticia. Y también, es capaz de calar más en quienes escuchan o leen la narrativa. Lesskow, quien el autor recurre como narrador nato, nos da el ejemplo de cómo Heródoto, el padre de la historia; es capaz de narrar una historia que hasta el día de hoy produce reflexiones. Siendo esa la principal cualidad de una buena narración, provocar sorpresa y reflexión. Siendo así, el cuento, es un elemento con más poder narrativo que la novela. Debido a la estructura que posee y su final sorpresivo, el autor menciona: “«Y si no han muerto, viven hoy todavía», dice el cuento de hadas. Dicho género, que aun en nuestros días es el primer consejero del niño, por haber sido el primero de la humanidad, subsiste clandestinamente en la narración. El primer narrador verdadero fue y será el contador de cuentos o leyendas.”. De la misma manera en que el cuento a subsistido de manera clandestina como la forma de narrar más efectiva, todavía lo hace el arte de narrar y el mismo autor insiste que no hay mejor manera de incrustar historias en la memoria como el de una buena narración. Pero dado que cada vez hay menos narradores natos y espacio para historias de ser narradas, esto se traduce en menos capacidad para el aprendizaje. También con menos aprendizaje hay menos talento narrativo, produciéndose una relación circular en que la narración es cada vez mas dejada de lado y de menor calidad. Llegado el momento, el cuento perderá su forma y será el ocaso de la narración, y con el fin de la narración, llegará el fin de la experiencia como elemento de aprendizaje. Esta es la crisis de la experiencia.

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