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Estrategia de la Мadre Тeresa de Сalcuta


Enviado por   •  11 de Marzo de 2015  •  Trabajos  •  3.095 Palabras (13 Páginas)  •  195 Visitas

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https://www.youtube.com/watch?v=l6g6k6OZpgQ

ESTRATEGIA DE LA MADRE TERESA DE CALCUTA

Lo que buscaba era ayudar en los barrios bajos con la gente pobre ya que se inspiro en un habitante moribundo que le pedía ayuda diciendo: “tengo Sed” de ahí se empeño con el padre en apoyar a esa población que todos pensaron que era una clase de reafirmación a su devoción de dios

Decide salir del convento una vez que regresó a Calcuta, habló con un sacerdote de su confianza sobre lo que tenía en mente, y éste prometió hablar con el arzobispo, cosa que ocurrió antes de que terminara el año. Al arzobispo no le agradó la idea de una monja solitaria recorriendo los sucios tugurios de Calcuta y por un tiempo, a Teresa le pareció que no la dejarían cumplir su vocación a menos que dejara de ser religiosa.

Comenzó su acción en Motijhil en donde encontró una casa pequeña que con el tiempo y ayuda de la gente, convirtió en una pequeña escuela. Sabía que la única manera de entender a los pobres, era siendo pobre y también esta era la manera de que ellos la aceptaran. Sus alumnas de Loreto se enteraron de lo que hacía y acudieron a ayudarle. La gente era cada vez más y la madre sabía que debía conseguir otro lugar, pues la casa ya no era suficiente y mediante el padre Van Exem, consiguió una habitación en el piso superior de la casa de un hombre llamado Michael Gomes.

A pesar de toda su labor, las hermanas no estaban aún reconocidas como una orden religiosa por parte de la Iglesia católica pero vivían como monjas y tenían la certeza de que un día las aceptarían oficialmente.

Había pasado menos de un año desde que sor Teresa dejara Loreto; organizó el trabajo de las hermanas de tal modo que no interfiriera con su educación. Algunas de las niñas encontraron esa vida muy complicada y decidieron regresar, pero no fue tiempo perdido. La madre Teresa sabía que no todas tenían vocación y podrían encontrar su camino por otro lado.

El número de hermanas creció y Gomes les dio una habitación más grande y luego el ático; las hermanas tenían hasta baños adicionales hechos de bambú y madera y seguían llegando más. Las mujeres del sari blanco llegaban a los lugares más miserables de Calcuta sin importarles lo que les pudiera pasar y ayudaban a todos los enfermos y moribundos que encontraban a su paso.

Mientras tanto, la madre Teresa seguía colaborando activamente en todo lo que podía. Se hacía cargo hasta la limpieza de los baños y nunca pidió a nadie nada que no pudiera hacer ella misma.

Cuando terminó el año, el arzobispo reunió toda la información que pudo acerca de la madre Teresa y sus asistentes. No todos comprendían lo que hacían y algunos sacerdotes tradicionales decían que les iría mejor encerradas en el convento.

La hermana se convirtió en una de las pobres del país, cuando tomó la nacionalidad hindú. Escribió las reglas y los objetivos que perseguía con su grupo y agregó que se trataba de una ayuda gratuita de todo corazón a los más pobres de entre los pobres. El arzobispo quedó impresionado con lo que había logrado y más con lo que tenía planeado hacer en un futuro.

El Vaticano aceptó la Orden de las Misioneras de la Caridad fue reconocida por la Iglesia Católica y aprobada por el Papa. Las hermanas prometieron buscar a los más pobres del mundo, a los enfermos, los parias, los moribundos y cuidar de ellos y ayudarles dándoles el amor de Cristo.

La hermana Teresa, que fue rectora de Loreto, ahora era la Madre Teresa, fundadora de las Misioneras de la Caridad. Ni siquiera ella pudo haber imaginado hasta qué punto las promesas de la misión se realizarían. Al comienzo de su misión, ella sabía que estaba comenzando algo importante pero no tenía idea de hasta dónde llegaría su mensaje.

Su gente eran los que no tenían importancia para nadie, los despreciados, los bebés que se hallaban en la basura, los adictos, los enfermos mentales, todos eran preciosos para ella y no sólo los ayudaba, también los amaba.

El 7 de octubre de 1950 fue establecida oficialmente en la Archidiócesis de Calcuta la nueva congregación de las Misioneras de la Caridad. Al inicio de los años sesenta, Madre Teresa comenzó a enviar a sus Hermanas a otras partes de India. El Decreto de Alabanza, concedido por el Papa Pablo VI a la Congregación en febrero de 1965, animó a Madre Teresa a abrir una casa en Venezuela. Ésta fue seguida rápidamente por las fundaciones de Roma, Tanzania y, sucesivamente, en todos los continentes. Comenzando en 1980 y continuando durante la década de los años noventa, Madre Teresa abrió casas en casi todos los países comunistas, incluyendo la antigua Unión Soviética, Albania y Cuba.

Para mejor responder a las necesidades físicas y espirituales de los pobres, Madre Teresa fundó los Hermanos Misioneros de la Caridad en 1963, en 1976 la rama contemplativa de las Hermanas, en 1979 los Hermanos Contemplativos y en 1984 los Padres Misioneros de la Caridad. Sin embargo, su inspiración no se limitò solamente a aquellos que sentían la vocación a la vida religiosa. Creó los Colaboradores de Madre Teresa y los Colaboradores Enfermos y Sufrientes, personas de distintas creencias y nacionalidades con los cuales compartió su espíritu de oración, sencillez, sacrificio y su apostolado basado en humildes obras de amor. Este espíritu inspiró posteriormente a los Misioneros de la Caridad Laicos. En respuesta a las peticiones de muchos sacerdotes, Madre Teresa inició también en 1981 el Movimiento Sacerdotal Corpus Christi como un “pequeño camino de santidad” para aquellos sacerdotes que deseasen compartir su carisma y espíritu.

Durante estos años de rápido desarrollo, el mundo comenzó a fijarse en Madre Teresa y en la obra que ella había iniciado. Numerosos premios, comenzando por el Premio Indio Padmashri en 1962 y de modo mucho más notorio el Premio Nobel de la Paz en 1979, hicieron honra a su obra. Al mismo tiempo, los medios de comunicación comenzaron a seguir sus actividades con un interés cada vez mayor. Ella recibió, tanto los premios como la creciente atención “para gloria de Dios y en nombre de los pobres”.

Toda la vida y el trabajo de Madre Teresa fue un testimonio de la alegría de amar, de la grandeza y de la dignidad de cada persona humana, del valor de las cosas pequeñas hechas con fidelidad y amor, y del valor incomparable de la amistad con Dios. Pero, existía otro lado heroico de esta mujer que salió a la luz solo después de su muerte. Oculta a todas las miradas, oculta incluso a los más cercanos a ella, su vida interior estuvo marcada por la experiencia de un profundo, doloroso y constante sentimiento de separación de Dios, incluso de sentirse rechazada por Él, unido a un deseo cada

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