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Eutanasia


Enviado por   •  5 de Octubre de 2013  •  3.147 Palabras (13 Páginas)  •  235 Visitas

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La eutanasia, homicidio o salvación

El presente escrito busca plantear una posición sin radicalismo, tratando de suprimir un poco la controversia en un tema tan polémico como lo es la eutanasia; la comprensión nace en el origen del objeto y la esencia de su análisis, por eso, empezar por la etimología sería lo más indicado. La palabra eutanasia proviene del griego ευ y θανατ que a su traducción es (eu - buena) y (thanatos - muerte), que lo han modificado a través de la historia con acepciones como “muerte digna”, es decir, como la partida que cualquier persona se merece por el hecho de existir como ser humano. Originalmente, hacía referencia a ponerle fin a la vida de otra persona para evitarle la agonía o sufrimiento, pero hoy es entendida como el acto, practicado por acción u omisión, que tiene como propósito provocar la muerte de un individuo que sufre de una enfermedad incurable o terminal que le causa un sufrimiento físico y/o mental insoportable. La eutanasia no tiene una historia reciente, aunque apenas en el siglo XVII por el Inglés Francis Bacon, éste fenómeno se da desde sociedades antiguas pero su adaptación y perspectiva ha sido diferente según la época. Las discrepancias de los médicos, filósofos, farmacéuticos, enfermeras, teólogos, juristas, moralistas, etc; han sido abismales, han generado todo tipo de movimientos y pensamientos nuevos en los críticos y en los empíricos, pues saber hasta qué punto debe ser tan inalienable el derecho a la vida como para no violarlo ni siquiera en circunstancias de extremo dolor, profunda angustia, parálisis y de una muerte irrevocable e inevitable, no es fácil de predecir, pues como personas, es muy difícil desligar los opuestos que controlan lo que somos, podría decirse que es casi imposible saber a ciencia cierta, cual es más importante pues no se tendría vida si no estuviera la muerte, es una coexistencia eterna. En el marco histórico, vemos grandes pensadores que dedicaron parte de sus teorías a definir las pautas del homicidio por piedad; Primeramente Hipócrates crea el juramento utilizado por los médicos en la que se prohíbe cualquier tipo de transgresión contra la vida, ya que ésta profesión tiene el poder de curar pero también de matar. Después aparece Platón (427-337 a.C.) quien en su obra máxima, La República, dice: “Se dejará morir a quienes no sean sanos de cuerpo". En Roma, Tácito dice: “La eutanasia es la muerte sin dolor por miedo a afrontar conscientemente el sufrimiento y la propia destrucción”. Aparece Séneca: "Es preferible quitarse la vida, a una vida sin sentido y con sufrimiento". Epícteto predica la muerte como una afirmación de la libre voluntad, pero es Cicerón quién le da significado a la palabra como "muerte digna, honesta y gloriosa". Durante la Edad media predomina la Doctrina católica. En la utopía de Tomás Moro Y Francis Bacon dicen lo siguiente: “…. y puesto que la vida es un puro tormento, no debe dudar en aceptar la muerte, no debe dudar en liberarse a sí mismo o permitir que otros le liberen…”. David Hume refiere que " Si el disponer de la vida humana fuera algo reservado exclusivamente al todopoderoso, y fuese infringir el derecho divino el que los hombres dispusieran de sus propias vidas, tan criminal sería el que un hombre actuara para conservar la vida, como el que decidiese destruirla." Poco tiempo después aparece Kant y en una sola frase define su punto de vista frente a dos temas aún no determinados como buenos o malos, explícitamente cito: “el suicidio es malo, porque viola los deberes y el respeto para consigo mismo. Frente a la eutanasia tiene en cuenta la potencialidad de ese ser humano que se quita la vida, las posibilidades de desarrollo de sus capacidades. ―La vida no vale por sí misma, sino en función de un proyecto de vida ligado con una libertad y una autonomía, ésta se justifica si permite la base material para una vida digna". En la segunda guerra mundial se le atribuye a las Nazis muchas prácticas de la eutanasia reforzada con la debatida y disputada obra de Gottiingen “El derecho a morir” en 1985 y la del abogado Karl Binding y el Psiquiatra Alfred Hoche en 1920 titula “La licitud de destruir la vida que no merece vivir” [1]. Ahora bien, en el marco conceptual se puede ver como la ética y la religión juegan un papel indispensable pues tienen un impacto a nivel de social muy fuertes. A nivel de división la Eutanasia puede ser directa o indirecta, la primera se subdivide en activa o pasiva; la activa consiste en la provocación de una muerte indolora por petición del afectado, y se recurre normalmente a sustancias mortíferas o grandes sobredosis de mortíferas que también es letal. En la pasiva se basa en dejar de tratar una complicación con lo cual se precipita el término de la vida, por eso es llamada por omisión, y ésta se separa en otras dos formas: la abstención terapéutica y la suspensión terapéutica. En el primer caso no se inicia el tratamiento y en el segundo se suspende el ya iniciado ya que se considera que más que prolongar el vivir, se prolonga el morir. En la indirecta: consiste en efectuar procedimientos terapéuticos que tienen como efecto secundario la muerte, por ejemplo la sobredosis de analgésicos, como es el caso de la morfina para calmar los dolores, cuyo efecto agregado, es la disminución de la conciencia y el acortamiento de la vida. Aquí la intención no es apurar la muerte sino el detenimiento del sufrimiento, esto fue llamado por Tomas de Aquino “Doble efecto”. Ahora, también existe Eutanasia voluntaria e involuntaria; La voluntaria es cuando un individuo que tiene las capacidades físicas y mentales para pedir que lo ayuden a morir lo ha pedido. Y la involuntaria se da en dos casos, el primero es: cuando el individuo ya no posee las capacidades físicas y mentales para pedir que lo ayuden a morir pero expresó previamente que esa era su voluntad. Y el segundo está compuesto por el sometimiento de la eutanasia sin saber cual habría sido la voluntad de un individuo que no posee las capacidades físicas y mentales para pedir que lo ayuden a morir o para oponerse. También existe otra posibilidad que es el suicidio asistido en donde el paciente mismo el que pone fin a su vida de manera voluntaria y activa pero lo hace con los medios o información sobre los procedimientos que alguien más le ha proporcionado intencionalmente.

A la hora de estudiar el caso como tal, las personas se encuentran en un debate apoteósico con todo tipo de argumentos, para algunos válidos, para otros refutables pero no sobraría nombrar los más relevantes para generar una idea a grandes rasgos sobre en qué dualismo se está incursionando. Un primer argumento puede ser el buscar el fin del sufrimiento en ése paciente que no deja de tener una sensibilidad

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