Fin del trabajo o trabajo sin fin

FIN DEL TRABAJO O TRABAJO SIN FIN: RESUMEN

Parecen lejanos los días en los que muchas teorías sociales reconocían la centralidad del trabajo en la sociedad. En los años cincuenta se interrogaban sobre futuro del trabajo en relación con las primeras etapas de la automatización de los  procesos productivos y la   institucionalización de los sistemas de relaciones industriales. En aquellas condiciones las respuestas más comunes eran optimistas: la automatización significaría el enriquecimiento de las tareas o bien la recalificación y ganancia de control de los obreros sobre su trabajo. La institucionalización de las relaciones entre el capital y el trabajo harían inútiles las revoluciones. Sin embargo en Europa siguió un período de gran conflictividad y las visiones optimistas fueron sustituidas por la descalificación del trabajo. A partir de los ochenta fueron tres los procesos que han cambiado los terrenos de encuentro entre capital y trabajo:

1) El neoliberalismo como formación socioeconómica alternativa a la keynesiana que ha

    alterado los sistemas de relaciones industriales.

2) La restructuración productiva y de los mercados de trabajo, que cambiaron las

    relaciones de poder dentro de los procesos de trabajo.

3) La decadencia de las ideologías relacionadas con el movimiento obrero, que dejaron  

    sin imaginario colectivo a amplias masas de trabajadores. Estos cambios han influido

    en las valoraciones académicas acerca de la importancia del trabajo en la sociedad.

    Hasta mediados de los setenta era muy aceptada la centralidad del trabajo en el

    conjunto de las relaciones sociales y como fuente de identidad colectiva. A partir de los

    ochenta, se podían apreciar las preocupaciones acerca del futuro del trabajo

    clasificándolas en los siguientes dos niveles: el primero se encargaba del estudio

    concreto de las diversas manifestaciones del trabajo y sus transformaciones actuales,

    mientras que el segundo se encargaba del estudio del movimiento obrero como

    movimiento social.

ARGUMENTOS SOBRE EL FIN DEL TRABAJO

Los argumentos acerca del fin del trabajo pueden resumirse a través de las siguientes 4 tesis:

Tesis 1: Cambios en el mercado de trabajo: La decadencia de la industria en relación con los servicios y el cambio en la estructura de las ocupaciones con crecimiento relativo de los trabajadores calificados, técnicos e ingenieros, cuellos blancos, mujeres y jóvenes; por otro lado, la extensión de empleos atípicos y trabajos precarios, por horas, de tiempo parcial, eventuales, de mujeres, migrantes y minorías étnicas, así como la persistencia de niveles altos de desempleo en Europa. Como contrapartida aparece el desempleo con dificultades ciertas para combatirlo. No hay relaciones estables. Es decir, se trata de la fragmentación de antiguas identidades obreras  que hacen imposible el surgimiento de   movimientos colectivos amplios. Aparecen otras formas de identificación. Se rompe la idea de una posible revolución.

Tesis 2: Fin de la centralidad del trabajo: El fin del trabajo debe ser entendido como fin de la centralidad del trabajo en el conjunto de las relaciones sociales, en la conformación de identidades colectivas. Para los trabajadores, los mundos extralaborales se han vuelto más importantes en la constitución de identidades que el trabajo. En lo particular el mundo del consumo es más relevante ya que genera mayores satisfacciones que el trabajo. Se reconoce la diferencia entre el sujeto social y sujeto profesional.

Tesis 3: Otras fuentes de valoración de capital: La pérdida de la importancia del trabajo se encuentra relacionada a su función como generador de valor. En la actualidad la riqueza principal de la sociedad es creada especulativamente dentro del sector financiero globalizado, por lo que ya no depende del trabajo.

Tesis 4: Crisis del sindicalismo: La crisis del trabajo representa un problema político, es decir, un cambio en la forma del Estado hacia el neoliberalismo. La centralidad del conflicto obrero patronal ha sido sustituida por la lucha por los mercados. En particular la crisis sindical estaría relacionada con la apertura de las economías y las nuevas políticas macroeconómicas que facilitarían las relocalizaciones hacia zonas con paz laboral, la extensión de la subcontratación, etc. Existe entonces menos poder sindical porque también hay cada vez menos afiliados (porque a la vez hay menos trabajadores industriales). Esta tesis se encuentra muy emparentada con la primera en lo que se refiere a la informalidad del trabajo. Los cambios en los tipos de empleos acarrean más dificultad de acuerdo y de representación de los dirigentes. Como consecuencia de la heterogeneización de la estructura del trabajo se produce entonces una pérdida progresiva del poder sindical frente al estado y frente al capital.

REFUTACIONES A LAS TESIS EN BASE A DATOS APORTADOS POR LA OIT

1) Fuera de los países del Tercer Mundo en los que el autoempleo es muy elevado

    aunque sin llegar a superar al trabajo asalariado, no existen bases para pensar que en

    un futuro el trabajo asalariado será marginal.

2) A pesar del evidente crecimiento de los servicios, dentro de los cuales deberíamos

    diferenciar los modernos de los precarios, la caída en importancia del sector industrial

    como empleador no se ha dado a nivel mundial, motivo por el cual existen regiones en

    las que el porcentaje de trabajadores industriales sobre el total de asalariados continúa

    siendo elevado.

3) Tanto el trabajo de mujeres asalariadas en relación con la PEA asalariada como el de

    técnicos y administrativos, han seguido según la región trayectorias heterógeneas.

4) Si bien a nivel internacional ha disminuido el porcentaje de la población asalariada con

    respecto a la PEA, dicha proporción por momentos aumenta y se mantiene según el

    continente. La misma comparación contrastante puede hacerse con respecto al

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