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Fundamento de la sociedad emergente


Enviado por   •  21 de Abril de 2021  •  Ensayos  •  2.278 Palabras (10 Páginas)  •  199 Visitas

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DEL CENTRO

VICERRECTORADO ACADÉMICO

ESCUELA DE ESTUDIOS PROFESIONALES

ESTADO ARAGUA

FUNDAMENTOS DE UNA SOCIEDAD EMERGENTE

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Maracay, Marzo de 2021

ÍNDICE GENERAL

                                                                                                                                 Pág.

ÍNDICE GENERAL................................................................................................... 2

INTRODUCCIÓN……………………...................................................................... 3

DESARROLLO…………………………………..………….……..………………..4

CONCLUSIÓN……………………………………..…………………………...…...9

BIBLIOGRAFÍA…………………………………..…………………………...…...10

INTRODUCCIÓN

Los cambios radicales provocados por la tercera revolución industrial (nuevas tecnologías) han creado una nueva dinámica, porque desde mediados del siglo XX la formación tanto de las personas como de las organizaciones, así como los adelantos científicos-técnicos, están en constante evolución hacia una interdependencia cada vez mayor. El objetivo principal de este relato es conversar un poco sobre los cambios del entorno que han determinado la urgente necesidad de que las organizaciones evolucionen. Donde ha sido necesario consolidar las sociedades del conocimiento. Actualmente, se admite que el conocimiento se ha convertido en objeto de inmensos desafíos económicos, políticos y culturales, hasta el punto en el que las sociedades cuyos entornos se empiezan a vislumbrar pueden calificarse como sociedades emergentes.

DESARROLLO

El otro día una querida amiga y compañera de la universidad  me preguntó si yo me había fijado en la “nueva sociedad” que está emergiendo en Venezuela y el mundo. Le pregunté que cuál, y me dijo que el interesantísimo ambiente de innovación impulsado por jóvenes de menos de 40 años en una gran cantidad de ámbitos.

Están los que llenan de música los pueblos y barrios por todo el país, aquellos que inician emprendimientos tecnológicos en robótica o los servicios de alto valor agregado; los que, con una preparación académica exquisita, investigan en genética, biomedicina o política de la mano de los centros más importantes del mundo; los que hacen cine, los que protegen las cuencas de los ríos; los que promueven la arquitectura sostenible y están de cabeza en proyectos sociales innovadores rescatando barrios enteros de la ciudad con acupunturas urbanas y los que hacen deportes de alto rendimiento o producción orgánica.

Son jóvenes iconoclastas que, sin tiempo para pensar en vacas sagradas, empujan a Venezuela por nuevas direcciones, rompen el aldeanismo y la conectan con todos esos mundos que hoy día bullen allende nuestras fronteras. Tienen raíces venezolanas, pero no son nacionalistas en su ambición y tampoco desarraigados que creen que lo de afuera es siempre mejor. Buscan lenguajes únicos para participar en las conversaciones universales que atraviesan el planeta.

La verdad es que, de tanto estar fijándome en el déficit fiscal, la desigualdad, la pobreza o el entrabamiento político, problemas verdaderos y testarudos, se me olvida que no son toda la realidad. Que nuestros indicadores, las métricas que desarrollamos para saber hacia dónde va nuestra sociedad, se enfocan demasiado en estos temas, los viejos asuntos no resueltos por los contemporáneos que pintamos canas, y que poca atención ponemos sobre esa polifacética, potente y emergente sociedad que jóvenes venezolanos y del mundo están construyendo.

Las personas mayores siguen hablando de lo mismo porque, atrapados en concepciones trazables a la época de la Guerra Fría, seguimos viendo las cosas con lentes antiguos: que si más mercado, que si más Estado, que si la política es de izquierdas o de derechas. Conversaciones de viejos.

Los jóvenes iconoclastas no se meten en esos pleitos. Son prácticos. Demandan a los viejillos que no les robemos el futuro dejándoles una sociedad atosigada por los problemas no resueltos del desarrollo. Que arreglemos nuestros desaguisados. Su pasión es romper moldes.

¿Alcanzará esa emergente sociedad para enrumbar al país? No estoy tan seguro, pero sí sé que sin ella no tenemos futuro.

Cada generación gestiona su cambio

A menudo nos preguntamos dónde nos llevará la tecnología. Cómo cambiará nuestras maneras de hacer y qué impacto tendrá en nuestro día a día. Pero olvidamos que nosotros también influimos, y mucho, en la tecnología que tenemos. Es complicado saber qué es causa y qué es consecuencia, como también cuesta saber si fue primero el huevo o la gallina. La tecnología nos hará cambiar, pero también es cierto que nosotros hacemos cambiar la tecnología. Tenemos tecnologías que modifican las formas de comunicar porque necesitábamos comunicarnos de distintas maneras. Tenemos tecnologías que nos hacen más sociales porque queríamos ser más sociales.

En una época en que el acceso al conocimiento era un bien escaso, como por ejemplo la época industrial del siglo XIX o la Edad Media, el modelo más adecuado para asegurar procesos de transferencia de conocimiento era recoger a los alumnos en un aula y allí concentrar toda la actividad. En ese edificio estaban los libros, los profesores, la pizarra, los compañeros, y ese era el mejor ambiente y la mejor acumulación posible de recursos para garantizar el conocimiento de una disciplina. Pero el momento actual es muy distinto.

Una transferencia de conocimiento basada en un mismo grupo de alumnos durante un largo periodo de años, un número limitado de profesores, y los recursos de un par de edificios es un modelo que ha quedado claramente obsoleto.

Las escuelas se basan en una tecnología obsoleta, y no nos referimos a si las pizarras son electrónicas o si utilizan ordenadores en lugar de libretas, sino a la arquitectura de un edificio cerrado y la relación con un número limitado de personas. Con la tecnología antigua colaborar era hacer un trabajo en equipo, donde el equipo eran cuatro compañeros que podían conversar al salir de clase. Con la tecnología actual colaborar es hacer un trabajo en red y/o en el aula virtual, donde pueden ser cientos de personas repartidas por el país e incluso hasta en el mundo como nos está ocurriendo actualmente en nuestras universidades y en mi caso en la Universidad Tecnológica del Centro, la mayoría de los cuales no nos conocemos y dudo mucho que lo podamos hacer.

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