Globalizacion
pillooo1029 de Mayo de 2012
9.940 Palabras (40 Páginas)532 Visitas
El proceso de globalización en lo cultural
1. La canalización del proceso de globalización cultural: las nuevas tecnologías comunicacionales, el comercio internacional, la propaganda y la publicidad
2. Algunas de las formas en que se refleja el proceso de globalización en lo cultural
3. Universalización del modo burgués de ser en el mundo, como paradigma de lo deseable
4. La coexistencia de dos tendencias contrapuestas en el proceso de globalización cultural
5. Derrumbe de las utopías y crisis de las ideologías
6. Dos formas de reacción frente a la invasión cultural
7. Nueva cultura versus globalización: ¿es posible un nuevo paradigma cultural como energía creadora de una globalización alternativa?
Contra lo que pudiera suponerse, la globalización cultural no consiste en promover el acceso de toda la población del planeta a la cultura con el objeto de permitir su libre expresión y evolución, la globalización cultural es americanización, venta del “american-way-of-life” que se extiende a golpe de publicidad y consumo.
María Ester Vela
La política comercial de los Estados Unidos, extendida a su política cultural exterior, tiene el propósito de hacer del american way of life la cultura común del mundo.
José Vidal-Beneyto
El proceso de globalización omnipresente, ambivalente, evasivo e inasible también imprime su sello en el ámbito de la cultura. Ocuparnos de este aspecto de la globalización tal como se presenta a comienzos del siglo XXI implica considerar una diversidad de cuestiones diferentes, pero que se entrecruzan y, en algunos casos, retroactúan unas sobre otras, tales como la de la identidad cultural y la interculturalidad que comprende a su vez lo multicultural, lo pluricultural, lo policultural, lo ecocultural, lo cross cultural. Englobando en alguna medida todo lo anterior tenemos la problemática de la transnacionalización de la cultura (término que algunos utilizan para hablar del proceso de globalización de la cultura).
Habría que tratar también si se pretendiese hace un análisis más exhaustivo de las diferentes formas y niveles en que se expresa la cultura y la forma o formas en que incide en ellas el proceso de globalización: en la cultura de elite y la cultura de masas, la cultura popular y la cultura del pueblo; en las culturas hegemónicas en el interior de cada país y las culturas subalternas. Y, dentro de ese contexto, habría que estudiar la contracultura o las formas de cultura alternativas. Todo esto que de algún modo hemos tratado en otro libro* nos alejaría demasiado de los propósitos de este trabajo. Lo mencionamos para que el lector tenga presente otras dimensiones de esta problemática.
Hemos escogido como temas a considerar los hechos principales en los que se refleja el proceso de globalización cultural y su ambivalencia. Haremos referencia a la llamada transnacionalización de la cultura y a lo que las industrias culturales implican en ese proceso. Considerando que la cultura expresa un modo de vida (de ser, de pensar y de actuar), examinaremos lo que significa el modo burgués de ser en el mundo, como el paradigma de lo deseable para la globalización llevada a cabo conforme con el modelo neoliberal. A esto contribuye el pensamiento único, las tesis sobre el fin de la ideología, el derrumbe de las utopías y el final de la historia. De estas cuestiones nos ocuparemos en este documento.
1. La canalización del proceso de globalización cultural
La globalización cultural, como forma de transnacionalización de la cultura, se ha producido o canalizado a través de dos vías de diferente naturaleza: los medios de comunicación de masas y el comercio internacional. Ligada tanto a los medios de comunicación de masas como al comercio internacional, la gran expansión propagandística y publicitaria ha permitido y facilitado la globalización cultural, de acuerdo con los valores del modelo de globalización neoliberal.
En cuanto a los llamados medios de comunicación de masas, que en sentido estricto habría que llamar medios de información masiva*, son indudablemente los canales principales de la globalización de la cultura. “Los nuevos medios de comunicación dice Brzezinski están llamados a elaborar una novedosa conciencia planetaria que supera las culturas firmemente enraizadas, religiones tradicionales sólidamente establecidas e identidades nacionales bien distintas”(1).
Después del espectacular desarrollo de los medios de comunicación de masas, que en estas últimas décadas han ido trasformando el planeta en una “aldea global” conmovida por la “explosión informativa”, hoy nadie duda del importantísimo papel que desempeñan en todas las esferas de la vida de la sociedad moderna.
No sólo son medios que llegan a todos los ámbitos y rincones del planeta, no sólo son medios que permiten lograr casi la instantaneidad de la noticia, no sólo han configurado una civilización que también podemos caracterizar como civilización de la imagen, sino que —y esto es lo que aquí nos interesa— estos medios son instrumentos idóneos para la dominación ideológica y cultural. Hoy, a Estados Unidos, casi le basta enviar programas de televisión en lugar de “marines” y todo su arsenal de armas de destrucción masiva. Digo “casi” porque si bien prefieren enviar programas de televisión, en caso de que ellos lo estimen necesario —Bush lo ha demostrado—, no tienen limitaciones militares ni ética para llevar a cabo una política de “sangre y hierro”.
Por ello es importante comprender —y en esto Mattellart nos ha proporcionado más de un texto esclarecedor— la naturaleza y la finalidad de la actividad comunicativa en un mundo globalizado. Los aspectos más relevantes que importa destacar nos parecen los siguientes:
• comprender la estrategia global de ocultamiento e inversión de la realidad propia de la actividad comunicativa controlada por las grandes corporaciones;
• dificultad de identificar socialmente los emisores de los mensajes que vehiculizan los medios de comunicación de masas;
• necesidad de desvelar las bases de sustentación ideológica desde donde fluyen los mensajes dominantes;
• comprender la naturaleza de la actividad comunicativa en nuestra sociedad que permite actualizar cotidianamente el sistema cultural que sirve de sustentación del proyecto de defensa de sus intereses.(2)
El mito de la imparcialidad y objetividad de los medios de comunicación
Con cierta frecuencia, en la cabecera de los diarios —debajo de la denominación del mismo— se puede leer “periódico independiente”. Este es un hecho generalizado, los medios de comunicación pretenden revestirse de objetividad (ser imparciales, equilibrados, libres de prejuicios). Ni en la ciencia existe una objetividad absoluta, porque es imposible eliminar la subjetividad. Menos aún en los medios de comunicación. Tienen dueños y éstos tienen sus intereses (a veces varían según quién esté en el poder) y conforme con los intereses que defienden ofrecen una visión del mundo y de la realidad. Ellos pueden seleccionar, reconstruir y difundir los hechos y acontecimientos, según la propia perspectiva. Unos lo reproducen legitimando el sistema existente, otros pueden manifestarse en contra del statu quo (aquí también se expresa la ambivalencia del proceso globalizador). La información puede estar sometida al poder del dinero, pero también puede transmitir un contenido crítico y liberador.
Autopistas electrónicas de información. La libre consolidación de Internet (y otros cientos de Free Net) en los años noventa hace accesible a casi toda persona un inmenso número de datos; la sociedad en que vivimos está configurada en torno a redes de información. A finales del año 2000 había 407 millones de usuarios de Internet en el mundo. Serán 500 millones a comienzos del siglo XXI.
Hoy es posible conectarse con todo el mundo: sólo se necesita un ordenador/computadora, un módem y un número de teléfono; existe sobreinformación hasta el punto de que resulta muy difícil ordenarla, sistematizarla y aprovecharla adecuadamente.
Pero existe también un uso banal de Internet; algunos investigadores sostienen que el 90 por ciento es basura: publicidad y mensajes sin contenido. Y, existe, asimismo, la posibilidad de utilizarlo para realizar auténticas movilizaciones a través de redes ya existentes, como es el Directorio de la otra globalización, publicado por Pepa Roma, en su libro Jaque a la globalización (Grijalbo Mondadori, Barcelona, 2001).
El cine y su fascinación. Antes de que existiese la televisión y antes también de que se produjese el gran desarrollo tecnológico de los medios de comunicación de masas, el fenómeno fílmico que en poco más de un siglo se hizo universal, inició un proceso de globalización/mundialización de una determinada cultura. Relacionado desde sus inicios con la visión mágica del mundo, puesto que la imagen fílmica posee la cualidad mágica del doble, la imagen en movimiento produjo fascinación. Esta fascinación se acrecienta cuando se fue dando el tránsito del cinematógrafo al cine, cuyo aspecto principal fue introducir la técnica del trucaje (sobreimpresión,
...