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Género y Masculinidades.


Enviado por   •  23 de Octubre de 2015  •  Trabajos  •  3.708 Palabras (15 Páginas)  •  144 Visitas

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Género y Masculinidades

En nuestra sociedad, hombres y mujeres somos educados a partir de modelos instituidos que promueven determinadas creencias, mismas que sostienen actitudes y prácticas violentas justificadas desde el sistema hegemónico patriarcal, presentes a nivel individual, relacional y colectivo, a través de las estructuras socioculturales, políticas y económicas, de las Instituciones reales y simbólicas (escuela, familia, medios de comunicación, iglesia, sistemas de gobierno, entre otros). Culturalmente, los estereotipos y arquetipos de género que se muestran, enseñan y reproducen como verdades absolutas para cada persona, se constituyen como valores que dan sentido y dotan de significado a los cuerpos, desde lo que se mira de ellos y, determinan el deber ser de todo hombre y mujer, sus comportamientos, estructuras de pensamiento y afectos válidos inmodificables, según lo dicho por las normas establecidas para cada cultura sobre las relaciones humanas.

La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH), realizada en nuestro país en el año 2011, arrojó que en el Distrito Federal 888 755 mujeres de 15 años y más, refirieron violencia por parte de su pareja en los últimos 12 meses. Esto aunado a que 1 794 853 mujeres del mismo rango de edad refirieron algún tipo de violencia hacia ellas a lo largo de la relación con su última pareja. Es por ello que resulta necesario brindar servicios reeducativos con base en la perspectiva de género, resignificar los modelos de feminidad y masculinidad establecidos, deconstruirlos y reconstruirlos a fin de que no se constituyan como opuestos, dicotómicos y sin puntos de encuentro, sino con posibilidades de entablar relaciones de respeto y convivencia solidaria. Así bien, debe promover la reeducación y reconstrucción de las formas de mirar e interpretar el mundo que nos rodea, de vivirlo e interactuar con él, ahora desde lugares que permitan las relaciones equitativas entre los géneros, el ejercicio de la Noviolencia y la Cultura del Buentrato.

La violencia masculina es una problemática social compleja que reclama acciones concretas e inmediatas. Es por ello que algunas Instituciones han diseñado y aplicado políticas públicas y sociales que promueven, como acciones y medidas prioritarias, la prevención y atención inmediata al fenómeno de la violencia y el acceso a las mujeres a una vida libre de ella.

 Por ello en la Ciudad de México, en congruencia con las acciones realizadas con el objeto de proteger y garantizar el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, fue aprobada el 13 de diciembre de 2007 la Ley de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia para el Distrito Federal  (LAMVLVDF), misma que entro en vigor el 8 de marzo del año siguiente.

Al respecto la LAMVLVDF atribuye al DIF DF las siguientes obligaciones:

Capítulo II; Artículo. 24.

  1. Diseñar y promover campañas de información de prevención de la violencia contra las mujeres;
  2. Desarrollar campañas de difusión sobre los servicios que brinda;
  3. Realizar estudios estadísticos e investigaciones que permitan la elaboración de políticas públicas que prevengan la violencia contra las mujeres;
  4. Establecer la acciones y medidas que se deberán tomar para la reeducación y reinserción social de la persona agresora; y

Capítulo III; Artículo. 42.

  1. Brindar servicios reeducativos integrales para las personas agresoras; con la finalidad de erradicar la violencia de su vida; y

 

Es así, que este Sistema, a través del Servicio de Atención para el Crecimiento y Desarrollo Personal desde la Noviolencia, la Equidad y el Buentrato  busca poner fin a los actos de violencia cometidos en contra de las mujeres, a partir del abordaje y tratamiento reeducativo a los hombres que ejercen violencia, a fin de incidir en su mejor calidad de vida, de los integrantes del sistema familiar y sobre la calidad en los vínculos que estos sujetos construyen con quienes les rodean.

PODER Y MASCULINIDAD

En los últimos años se ha enfatizado una postura multifactorial en la comprensión de lo qué es y cómo se constituye la identidad de género de las personas. Esta postura plantea que las personas desarrollan su sentido de ser hombre o ser mujer en conjunción con diferentes aspectos independientes entre sí, como los comportamientos, los pensamientos, la feminidad y las dimensiones de la masculinidad.

La Masculinidad es el conjunto de creencias y prácticas que realizan los hombres para considerarse como tales, diferenciándose de las mujeres y de lo femenino. Por lo que excluyen sus sentimientos, maltratan y rechazan a las mujeres o a otros hombres con características femeninas, lejos de reconocer los logros de su pareja los critican y se burlan. Reflejando así creencias donde  lo masculino es diferente y superior a lo femenino, es decir, lo masculino es visto como lo más valioso, tanto en el ámbito privado como público, lo que le otorga a la masculinidad privilegios y beneficios sociales. Originando un ejercicio del poder que no solamente es aplicado hacia la mujer y la familia sino que además es legitimado socialmente; por lo que los hombres aprenden a ejercer poder sobre las mujeres y este ejercicio incluye no escuchar la voz de las mujeres, subordinar los deseos y la voluntad de ellas a los suyos y concentrarse en el cuerpo femenino como un objeto y una imagen no como una expresión integral de una persona completa consciente, con derechos y sentimientos.

 

Las ideas que generan los constructos, que a la vez son vividos por el hombre como mandatos y van conformando una serie de características en su identidad de género, tienden a distorsionar la realidad:

  1. La idea de superioridad ante las mujeres.

  1. La idea de fuerza, dureza e invencibilidad del cuerpo de los hombres quienes lo contemplan como una máquina de producción y se consideran proveedores de las familias y los productores de la sociedad. Generando una fuerte tendencia al descuidado de la salud, al grado de no ser atendida. Así en la práctica aprenden que a costa de su salud, su cuerpo puede darles dinero y acceso a privilegios, por ello, para un hombre lo central es un cuerpo trabajador, aunque esto implique no tener un cuerpo saludable.
  1. La idea de una vida sexual como parte de su vida productiva: lo importante no es la demostración de afecto y sentir, sino la cantidad de relaciones y el grado de control de las mismas; pero control y placer no se relacionan en la vida sexual. El placer implica sentir y ello genera perder el control del propio cuerpo y del cuerpo de la pareja. Para muchos hombres esto ocasiona sentimientos de vulnerabilidad y miedo.

 

  1. Las ideas con respecto a la paternidad, el acercamiento afectivo o involucrarse en otras problemáticas como la salud, escuela, amigas/os, sexualidad, etc. son temas asignados a las mujeres. Es una concepción tradicional de la paternidad y que la masculinidad dicta, la cual, establece que los hombres deben citar normas, ejercer el castigo en casa, y mantener una postura vertical en las relaciones familiares. El castigo y la no negociación ni diálogo es parte de la paternidad tradicional.

Proceso de atención en el Servicio brindado por DIF-DF a hombres que ejercen violencia

El DIF-DF atiende a hombres que ejercen violencia a partir de las siguientes premisas, las cuales orientarán la intervención ofrecida:

  1. La conducta violenta de la persona agresora, entendida como la expresión de actos deliberados de acción u omisión, recurrente o cíclica, dirigida a dominar, someter, controlar o agredir física, verbal, Psicoemocional o sexualmente,  atraviesa diferentes niveles de relación: la pareja, la familia, la comunidad, el contexto laboral y demás espacios en los cuáles interactúa. Durante el proceso terapéutico se buscará de manera constante la identificación, el reconocimiento y la responsabilidad del sujeto en la dinámica de violencia.
  2. Intervenir en el proceso terapéutico desde una perspectiva de género, entendida como una construcción sociocultural que se asigna a los sexos y se configura en lo masculino y lo femenino, con sus respectivas atribuciones, expectativas y roles sexuales, los cuales se manifiestan en las diferentes relaciones, formas de pensar, sentir y actuar.
  3. Intervenir en el proceso terapéutico desde una perspectiva constructivista, entendida como la participación activa de la persona encaminada a un proceso de reeducación, procurando la apropiación de modelos distintos de relación basados en el respeto, reconocimiento de la diversidad y la equidad, a fin de propiciar condiciones de justicia e igualdad al ejercer nuestros derechos y tener las mismas oportunidades.
  4. Promover con la persona agresora la reestructuración cognitiva, encaminada a deslegitimar la violencia como única forma de relacionarse, facilitando nuevas formas de interacción y de resolución de conflictos.
  5. Reconocer dentro del proceso terapéutico la existencia de esquemas deficientes en la comunicación, la verbalización y la expresión emocional. Siendo que a partir de las pautas de educación asignadas a los géneros, se dificulta y se suprime la expresión afectiva, propiciando con ello que exista una baja tolerancia a la frustración ante la aparición de un conflicto y el consecuente intento de resolución a partir de comportamientos violentos, la competencia desconfianza, alejamiento, rudeza, individualismo, egoísmo y dominio.  

OBJETIVO: Facilitar procesos reeducativos para la adquisición de nociones, habilidades y actitudes, que permitan a la persona agresora reconocer, disminuir y abandonar el ejercicio de los diferentes tipos de la violencia que ejerce contra las mujeres.

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