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Hablar de violencia en el ser humano


Enviado por   •  23 de Noviembre de 2015  •  Documentos de Investigación  •  1.179 Palabras (5 Páginas)  •  123 Visitas

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     Hablar de violencia en el ser humano, nos remite a dar una paseo por la historia, desde épocas tan antiguas como la razón. Es el recuerdo de nuestro paso en la Tierra lo que plasma la evidencia de nuestro desarrollo. Esta evocación radica en que desde el inicio de nuestra historia precisamente inherente a nuestra conducta “animalista”, está la agresión y la violencia. Estos comportamientos existen por diversos fines: Por un lado está la defensa justificada en nuestra supervivencia, y por otro, el mero placer que causa ejercer daño. Una patología y un instinto primitivo y primario que se cohesiona en nuestra naturaleza, pero, ¿desde cuándo esta atribución o distinción biológica justifica la conducta criminal? Sin duda, la moral y las normas empleadas para evaluar nuestras acciones se encargan de ejercer el peso de la ley y la justicia en el momento en que nuestras conductas son o no justificables, pero, aquí debemos hacer una revisión de los conceptos entre violencia y agresión: La agresión no es intencional, es una conducta de defensa, y se puede manifestar en una conducta de escape o supervivencia. Mientras que la violencia no es natural, es intencional y dirigida, va en aumento y se abusa del poder. Ahora bien, revisados ambos conceptos podemos establecer que, la violencia es un acto adquirido, mas no innato como lo es la agresión, al igual que un león ataca o defiende a su reino o a su presa agresivamente, nosotros también lo hacemos en un momento determinado y de manera prácticamente inconsciente. La violencia en cambio solo se justifica cuando son los gobiernos quienes la ejercen, abusando muchas veces del poder, o en los deportes y espectáculos incitadores precisamente de los instintos de violencia. Cualquier otra forma en la que se efectué un acto violento será examinado y juzgado por la Psicología y las disciplinas correspondientes, ya que se encuentran fuera de la “normalidad” o como se mencionó anteriormente, de nuestra propia naturaleza. El estrés es el ejemplo más claro en nuestro diario acontecer en donde es muy común que se actué de manera violenta, pero dentro del concepto de estrés se debe especificar también las terminologías, siendo el distress la más apropiada, este tipo de estrés negativo produce al cuerpo una serie de cambios fisiológicos y psicológicos que conducen directamente al desequilibrio emocional y a una cantidad de variables en donde predominan conductas violentas.

     Al determinar que la violencia es una conducta adquirida procedente de la agresión como respuesta, no podemos deslindar los aspectos biológicos, volviendo ambiguo si es natural o no, ya que  dicho comportamiento puede ser aprendido en los núcleos familiares, sociales, o en el televisor, o como consecuencia de un desequilibrio bio químico del cerebro. En si  es poco clara la causa o las causas que predeterminan la violencia, llevando los análisis a una serie multifactorial en la etiología del concepto.  Encontrando un contexto nebuloso en cuanto a la etiología de la violencia, es claro el horizonte difuso sobre su desistimiento, que es el objetivo central de nuestro ensayo.

     Existen factores claramente identificables sobre los cuales recae el desistimiento de la violencia según la consulta criminológica, tales como las relaciones interpersonales estables y el empleo, así como la edad. Dejar de delinquir es también un proceso que se debe llevar a cabo dentro de la sociedad, dando segundas oportunidades a aquellos que han realizado actos de violencia, si bien son actos que causan miedo en el ámbito familiar, escolar, laboral y social, sin embargo se propicia más a la agresividad y violencia si se le rechaza en estos ámbitos, es importante considerar la opción de integrarlos a un trabajo y que sean activos, porque cuanto más negativamente los clasificamos y los castigamos, más ira sienten, más distanciados de la sociedad se ven y más quieren no respetar nuestras normas. Creo que a menudo nuestros sistemas condenatorios y la manera como aplicamos los castigos pueden retrasar el desistimiento, tomando en cuenta que desistir de violencia implica en todos los hábitos: violencia física, psicológica, emocional y económica, aunque es más notoria y marcada la violencia física en todos los ámbitos

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