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Housing, employment and financial management

lore_documentosInforme17 de Mayo de 2016

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Housing, employment and financial management

INDICE

INTRODUCTION

El objetivo final del Gobierno es recluir en prisión a las personas más excluidas de los márgenes del sistema. Pero, ¿cuáles son las funciones reales que están cumpliendo las prisiones? ¿Cómo repercute la prisión en la vida en libertad de estas personas?

La cárcel según Goffman, es un tipo de institución que protege a la comunidad de las personas que atentan contra ella.

Con respecto al preso: se produce una anulación del rol social, obediencia ciega, desposeimiento de pertenencias y objetos personales, alimentación reglada, control de movimientos, violaciones de la intimidad, castigos y amenazas. Todos estos rituales de agresión del yo producen efectos devastadores para la persona y específicamente para la salud mental del preso.

El artículo 25.2 de la Constitución española establece literalmente: “Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social y no podrán consistir en trabajos forzados. El condenado a pena de prisión que estuviere cumpliendo la misma, gozará de los derechos fundamentales de este Capítulo, a excepción de los que se vean expresamente limitados por el contenido del fallo condenatorio, el sentido de la pena y la ley penitenciaria. En todo caso, tendrá derecho a un trabajo remunerado y a los beneficios correspondientes de la Seguridad Social, así como al acceso a la cultura y al desarrollo integral de su personalidad”.

Una institución cerrada genera sus propias relaciones sociales, económicas y con ello una micro- sociedad, alejada de la sociedad exterior, no puede cumplir con el fin reeducador y de reinserción social, para lo cual es fundamental el entorno, la vida exterior, el trabajo normalizado, las relaciones normalizadas…

Según el artículo 25.2 de la CE, el éxito de la cárcel habría que medirlo con indicadores de reeducación y reinserción social”, y “la tendencia a simplificar la cuestión midiendo la eficacia en términos de reincidencia”. En este sentido está claro que la cárcel es ineficiente desde el punto de vista social (actualmente hay un 66% de reincidencia, Esto supone que dos de cada tres personas presas regresan a prisión.). Del presupuesto de personal de Instituciones Penitenciarias, un 90% se destina a custodia y seguridad, mientras que sólo el 10% restante se destina a administración y tratamiento).

Lo que refleja que la prioridad del sistema no es la reeducación o la reinserción, sino la custodia, la retribución y el castigo.

Es en el momento de la salida de prisión, donde se ve la ausencia de respuesta social del sistema a favor de estas personas, a excepción de la Iglesia, las entidades sociales, civiles y religiosas y la familia de estos, se ven inmersos en una soledad, indefensión, falta de oportunidades y falta de apoyos institucionales. Por lo que es preciso un posterior proceso de inserción socio-laboral, trabajando los hábitos personales y sociales además de los laborales.

Al mismo tiempo, ha habido un deterioro psíquico, en algunos casos, físico, con bajo desarrollo de la empleabilidad y con escasa formación recibida durante su estancia en prisión. Muy pocos generaron ingresos derivados de trabajo y en caso de haberlos generado, casi siempre han sido consumidos en el tiempo de prisión.

Destacar también que la prisión agudiza las pobrezas socioeconómicas de las familias de las personas presas, lo que aumenta el problema ya que las familias son la primera, y a veces única red social, a la que ellos pueden acudir a la salida de prisión.

INSERCIÓN LABORAL

De las personas penadas en tercer grado y libertad condicional, tenemos un perfil de población mayoritariamente masculina, de jóvenes entre los 25 y los 45 años, empleos poco cualificados y de alta temporalidad y sin mucha experiencia. A nivel formativo, la mayor parte de ellos alcanzan una titulación básica y carecen de formación ocupacional que les facilite el aprendizaje de las profesiones demandadas.

Podemos ver que el acceso de una persona que acaba de salir de prisión a los recursos en materia de empleo, un 60% no conoce ningún recurso de orientación y el 67% dice no haber utilizado ninguno, aunque el lo conozca. En cuanto al mundo laboral y de sus posibilidades como trabajadores, un 73,3% manifiesta que la experiencia laboral y el aspecto personal influyen en el acceso al mercado laboral, además, el 60% considera que la formación facilitaría su incorporación al mercado laboral y valora más positivamente la formación ocupacional frente a la reglada, a la hora de conseguir un empleo.

[pic 1]

Jacobson, J., Phillips, C. and Edgar, K., ‘Double Trouble?’ Black, Asian and minority ethnic offenders’ experiences of resettlement, November 2010

Tienen mucho miedo a ser reconocidos como ex-reclusos en su trayectoria personal y profesional y una baja autoestima, refugiándose, por lo tanto, en el entorno que ya conocen y donde se sienten seguros.

CARITAS

Para dar respuesta al problema de la inserción socio-laboral de los presos, vamos a hablar de la labor de Cáritas en la prisión de Zaragoza.

Cáritas pone en marcha el Proyecto de Intervención en la Cárcel. Acompañamiento individualizado.

       1. Porque cree en la persona y en su recuperación.

       2. Defiende los derechos civiles.

       3. Quiere ser puente con el exterior.

En Aragón existen tres Centros Penitenciarios de cumplimiento y preventivos, y dos Centros de Inserción social para terceros grados. Los Centros Penitenciarios son: Zuera-Zaragoza, Daroca, y Teruel. Los Centros de Inserción Social se ubican en Huesca y Zaragoza.

Cáritas Diocesana de Zaragoza, junto a Pastoral Penitenciaria, presenta un Informe sobre: “La realidad penitenciaria de la Comunidad Autónoma de Aragón”

Este trabajo educativo en la prisión de Zaragoza era completado por otras ONGs: Comité Antisida, Alcohólicos Rehabilitados, Cruz Roja, Capellanía, etc, labor que los internos siempre valoraron satisfactoriamente y que completaba la oferta institucional de las clases de enseñanza formal orientadas a la obtención de algún título académico (Caride y Gradaílle, 2013).

La cárcel es un ámbito en el que están personas que tienen a sus espaldas la marginación social, la droga y la pobreza, situaciones en muchos casos heredadas de padres a hijos. En la actualidad (Becerra, 2012; SGIP, 2013), el perfil del preso español es el de un varón (90,4%), relativamente joven (con una media de edad de 37 años), sin trabajo fijo o de muy escasa cualificación (56,2%), hijo de trabajador poco cualificado, con bajo nivel educativo y procedente de familia numerosa. Casi la mitad tiene únicamente estudios primarios. Casi 1/3 tiene o ha tenido familiares en prisión. El 33,6 % de los presos son extranjeros. Continúan siendo mayoritarios los delitos por robo (34% de los penados y 23 % de los preventivos) y contra la salud pública (28 % de los penados y 37 % de los preventivos). En los últimos años se ha dado un aumento constante de presos, en su mayoría varones, por delitos de violencia de género o domestica (En el 2000 eran 27 -solo una mujer- y en apenas ocho años más tarde eran 1780, de los cuales el 98,7% eran varones. (Ver Gallego. Cabrera, Ríos y Segovia, 2010).

El trabajo educativo llevado a cabo con los internos en el Centro Penitenciario desde el Programa de Intervención de Cáritas gira en torno a dos ejes:

  • Por un lado, a nivel grupal, que promoviera la participación a partir de una planificación previa de los objetivos que se pretendían conseguir,
  • Y por otro, a nivel individual, se trataría de garantizar un acompañamiento personal en el que se trataba de ayudar al preso a descubrir oportunidades y potencialidades sobre las que ir elaborando un cambio personal.

Los objetivos perseguidos con la puesta en marcha del programa son:

  • Incrementar la autoestima y motivación de las personas presas como condición previa para iniciar cambios en su estilo de vida, al margen de las drogas y conductas delictivas.
  • Contribuir a mejorar la convivencia en el módulo mediante el aprendizaje y práctica de habilidades sociales y de resolución de conflictos.
  • Preparar para la vida en libertad a través de mejoras en el clima familiar, posibles derivaciones a instituciones extra-penitenciarias de carácter terapéutico, búsqueda de apoyos en el ámbito socio- laboral, etc

Acciones educativas

- Taller de Habilidades Sociales

- Taller de motivación y autoestima

- Taller de preparación para la vida en libertad.

Propuestas de mejora:

- Sería necesario aumentar las reuniones de coordinación con el Equipo de Tratamiento, con el fin de unificar criterios de actuación, marcar prioridades, etc. Con ello conseguiríamos también un enriquecimiento en la acción educativa al trabajar en un espacio público (prisión) y privado (ONGs) unidos en los mismos fines (García, 1992). Así mismo, la propia prisión debería potenciar las mesas de encuentro y coordinación con todas las ONGs en la línea de una actuación integral ejecutada por distintos agentes. (García, 1992)

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