JUSTICIA Y POLÍTICA: UNA INEVITABLE TENSIÓN

JUSTICIA Y POLÍTICA: UNA INEVITABLE TENSIÓN

La democracia y la justicia no se han desenvuelto históricamente en forma aislada; a lo largo de tiempo, han tenido expresiones que las implican una ala otra y su influencia reciproca, han dado lugar al doble fenómeno: la politización de la justicia y la judicialización de la política.

Hay una constante histórica cuya pretensión se centra en mantener a la justicia ajena de cualquier contacto con los factores beligerantes de la política y la influencia pretendidamente negativa que ella ejerce sobre los órganos de impartirla, ello, sin embargo, corresponde a un prejuicio que corresponde que la política ejercida sobre los ámbitos judiciales contaminan la recta aplicación de la justicia y obstruye sus fines, y se concluye en el sofisma de que en verdadero Estado de Derecho requiere independencia por parte de la ,magistratura de las razones que mueven  a las fuerzas políticas.

El propósito de escindir una de otra es un tanto vano e ilusorio. Si bien en las democracias más desarrolladas los intereses políticos en el juego no alcanzan a repercutir en la justicia con el mismo vigor  con que la política mediatiza las débiles estructuras judiciales de países mexicanos institucionalizados. Una asepsia categórica no existe. Las instituciones de justicias como los individuos que forman parte de ellas, no viven al margen de la historia sino que aparecen involucrados en los acontecimientos que les rodea; los seres humanos por mas que estén formados en la objetividad y la imparcialidad para desempeñar una judicatura, tienen, como cualquier ciudadano una percepción sobre los problemas sociales y sobre el rumbo del estado, además de una inserción social que les impida aislarse de su entorno. Por eso establecer una separación, por lo mas delgada que sea la línea constituye solo un paradigma, y, si acaso, una referencia para no comprometer demasiado a  la justicia con las preferencias y rechazos de la política. Por ellos, la relación entre justicia y política pasa por una tensión invisible.

Para que los razonamientos expuestos se capten con mayor claridad tendríamos que tomar en cuenta el carácter polisémico de la política, es decir, extraer de sus diversos significados cuales son aquellos que mezclados con la justicia lesionan su aplicación.

Se refiere que el concepto de política adolece de una definición precisa. “desde Aristóteles hasta nuestros días, la pregunta de lo que específicamente es político dentro de la sociedad se plantea con idéntica ansiedad y se responde con igual imprecisión. Sin embargo como lo resume Robert Dahl siempre se ha compartido la noción de que una relación política implica autoridad gobierno o poder”

Por eso la caracterización de las cuestiones políticas ha venido reduciéndose en el derecho constitucional y electoral, y específicamente en el debate relativo a la intervención de ellas en al corte suprema, a los meros procesos electorales, ya que en estos, quienes han sido postulados por los partidos por los cargos de elección popular no están, en rigor, ejerciendo una forma de autoridad, gobierno o poder, sino únicamente aspirando a  integrar a alguno de los órganos públicos, a los cuales al constitución les ha conferido funciones de poder, aunque parezca negativa la proclividad para ser sinónimos política y elecciones que por su estrechez, no tienen razón de ser y ha estorbado la claridad que hace falta para analizar la intervención de la corte en política.

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