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LA CUESTIÓN DE LA INCLUSIÓN SOCIAL


Enviado por   •  24 de Junio de 2012  •  1.453 Palabras (6 Páginas)  •  1.177 Visitas

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La Inclusión social no sólo significa paliar las penurias materiales de la gente sino romper las inmensas barreras sociales que la misma sociedad y el Estado han arraigado

En los últimos tiempos, una no tan nueva idea se ha conceptualizado e incorporado a la terminología de la sociopolítica como respuesta a la desigualdad socioeconómica que desgarra a muchos países en vías de desarrollo; la Inclusión Social.

Para ser sinceros, en una sociedad perfecta no deberíamos hablar de inclusión social, pues hacerlo es aceptar que hay exclusión social, sin embargo, como no podemos negar la realidad, tenemos que aceptarlo. En Sudamérica, y en el Perú particularmente, la exclusión es una enfermedad hasta ahora sin cura. Por ello, la inclusión social nace como el remedio que busca combatirla. Así, esta vieja idea con nombre nuevo, engloba los retos que tienen los gobernantes de generar mayores oportunidades para su pueblo, logrando así el desarrollo integral de cada uno de sus habitantes.

Si la inclusión, como hemos dicho, se contrapone a la exclusión, entonces, la inclusión social es una forma de participación efectiva en una democracia, que requiere de la implementación de políticas públicas orientadas a la igualdad de oportunidades, para que así exista una relación positiva entre los ciudadanos y los beneficios que se adquieren producto del crecimiento. Por ello, la inclusión social, es un proceso social, tanto individual como colectivo, que permite obtener una mejor calidad vida. Por otro lado, la exclusión social, su antagónico, siempre ha existido en el mundo, y no necesariamente es monetaria. No obstante, la exclusión económica es uno de los cimientos de los demás tipos de exclusión.

Si hablamos un poco de los orígenes de la inclusión social tendríamos que remontarnos a Europa, pues, con la aparición del Marxismo, se obligó al liberalismo a reformularse; así nació el Estado Social del Bienestar. Con este nuevo programa se ampliaron derechos sociales e individuales y se proporcionaron mayores servicios y garantías sociales para el pueblo. Los principales objetivos fueron reducir la pobreza, el desempleo y la inseguridad social, combatir la enfermedad, disminuir la crueldad penal, abolir la esclavitud y otras formas de servidumbre, acabar con la discriminación racial y religiosa, equiparar las diferencias inmensas de clase, ahora llamadas estratos sociales y, por último pero no menos importante, aumentar las oportunidades de educación. A razón de lo dicho, encontramos en el Estado del Bienestar la primera expresión de inclusión social, que no forzosamente es un modelo a seguir pero tampoco es un patrón negativo, dado que los aparatos sociales del Estado del Bienestar, ahora casi desaparecidos a raíz de la crisis y de la austeridad europea, no tienen comparación con la política de inclusión social peruana. La diferencia radica principalmente en la táctica; la educación de calidad.

Hablemos un poco de nuestro país. En el Perú, que adoptó el modelo liberal capitalista, existen minorías y grupos sociales extensos que no gozan de los beneficios que otros tienen, ni mucho menos gozan de los derechos necesarios para poder subsistir. Es decir, no es una novedad que la exclusión persiste incrustada en el seno de la sociedad peruana (por más reportes de reducción de pobreza que aparezcan), que limita las posibilidades de interrelaciones personales, que niega el disfrute de servicios básicos y que, fundamentalmente, restringe las oportunidades de desarrollo social de mucha gente manteniéndola eternamente postergada. Si a esto le sumamos que en el Perú ha existido y existe (aunque algunos quieran negarlo) una desigual lucha de clases, nos damos cuenta que las diferencias sociales contribuyen innegablemente a la exclusión social. Y es que, lamentablemente, las clases acomodadas, sin compasión alguna, marginan con indiferencia a los desposeídos, condenándolos a vivir una vida miserable, una exclusión perpetua y desgarradora, un juicio sin defensa, o sea, una sentencia sin clamor.

Según algunos exponentes del modelo liberal capitalista limeño (que ni siquiera han leído a Adam Smith), la desigualdad no es culpa de ellos sino de los que no aprovecharon las oportunidades que da la libertad (seres sin iniciativa les dicen a los pobres). Al entender mal el concepto de libertad la gente se hace intolerante. Para mí, la libertad significa igualdad, o acaso, ¿se puede ser libre cuando se

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