LA MODERNIDAD DE NUESTRA AMADA COLOMBIA

LA MODERNIDAD DE NUESTRA AMADA COLOMBIA

Gálvez Chaguala Julián Andrés                                                                                        cód. 303100232017

Anyi Camila Quintero Ortiz                                                                                      cód. 303100192017

La modernidad y colonialidad son caras de la misma moneda asevera Mignolo, no es posible pensar en modernidad sin incluir la colonialidad; esta tuvo sus inicios en países como China, Roma y en África el reino de Oyo, hoy Nigeria; globalizándose y afectando a los países de Latinoamérica que siempre son los que llevan del bulto, perdone la expresión un poco grotesca sí, pero así somos en este país. La modernidad ofrecía una supuesta salvación, novedad, progreso, desarrollo, que simplemente estaba enmascarando los crímenes o hechos violentos realizados para llevar a cabo tan valiosa y anhelada salvación.

La colonialidad es la máscara de la modernidad, “La modernidad/colonialidad se articula aquí basándose en diferencias ontológicas y epistémicas: los indios son, ontológicamente, seres humanos inferiores y, en consecuencia, no son plenamente racionales”. (Mignolo, 2003) son esas marcadas diferencias de raza que se hacen visibles en la colonialidad y en los hechos colonizadores, que hacían prescindible la vida del ser humano solo con el fin de aumentar la riqueza, efectuando así la mercantilización del hombre, lo que puede asociarse con el capitalismo que resulta siendo un solo tipo de economía en el mundo.

Además como dijo Walter Mignolo  en una entrevista para lavacaTV (Buenos Aires, Argentina) “la colonialidad es la lógica subyacente de los hechos coloniales y están relacionados con el capitalismo” en la modernidad se busca incrementar la producción, las ganancias, ampliar el comercio, produciendo así “progreso y desarrollo” y este es el verdadero problema, se ofrece progreso o salvación a través de medios corrompidos por el poder monetario del dinero, de propuestas de Estado que promueven desarrollo a costa de saqueos, daños irreversibles al medio ambientes, destrucción de cuencas hidrográficas, bosques y deshielo de glaciares consecuentemente,  dicen y prometen modernidad, pero a su vez de una forma sutil y con una cara oculta simultáneamente están cauterizando la consciencia de su pueblo, al controlar subjetividades, autoridad, economía y conocimiento, a lo cual la única solución es la decolonialidad, no son modernidades periféricas o alternativas, como lo explica Sousa las protestas son necesarias, existe el deseo de una verdadera libertad sin modernidad de por medio.

Así como lo dice Mignolo la decolonialidad es desengancharse, pero desengancharse de qué, o cómo, hay que desengancharse del consumismo, de las políticas de Estado, tener otro tipo de vida, ser, comunidad, no continuar preso del estado, del mercado y esto se logra al salir de ese monopolio del capitalismo que empobrece al pobre y enriquece al rico, evitando a toda costa las políticas absurdas de desarrollo, que no son más que el desarrollo del embuste, la decepción y desesperanza de la cual Colombia ya está más que cansada, se podría decir que nuestra amada Colombia ya está “mamada” de esas propuestas de desarrollo sin cumplimientos, como se dice coloquialmente de esos “pajaritos pintados en el aire”.

Por otra parte es importante analizar que son muy pocos los ciudadanos de este amado país que han decidido desengancharse o luchar por esa libertad vulnerada y muchas veces pisoteada, “las luchas por las democracias reales no constituyen una expresión de anti política ni una modalidad de apoliticismo populista, como se pretende hacer ver desde los poderes establecidos para despolitizarlas y neutralizarlas” (Santos, 2015) Y es la mejor forma de como lo explica Boaventura, es una lucha por la democracia, libertad, bienestar, el verdadero progreso.

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