LAS RELACIONES EN EL ÁMBITO LABORAL Y FRENTE A TERCEROS EN EL SECTOR DE MADRES COMUNITARIAS DE LOS MUNICIPIOS DE CORDOBA
HeidyvilladiegoTutorial26 de Mayo de 2020
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LAS RELACIONES EN EL ÁMBITO LABORAL Y FRENTE A TERCEROS EN EL SECTOR DE MADRES COMUNITARIAS DE LOS MUNICIPIOS DE CORDOBA
A la hora de plantear este Proyecto, han existido una serie de cuestiones básicas que confirman su idoneidad, tanto desde un punto de vista cualitativo, como necesidades a cubrir para la mejora de las condiciones de trabajo de las madres comunitarias, como desde un punto de vista cuantitativo, ya que en el momento de analizar la realidad concreta a la que pretendemos dar respuesta, pudimos constatar que no existe una bibliografía tan amplia, como sí se da para otro tipo de riesgos en el sector.
Lo cierto es que, si bien la cuestión que estudiamos; las posibles fuentes de conflicto en el ámbito laboral para las madres comunitarias (tanto frente a terceros, como con los propios compañeros), es una cuestión que hemos podido descubrir como muy importante en el desarrollo diario de la tarea de un gran número de mujeres (Madres comunitarias) del sector, no es menos cierto que el desarrollo y estudios sobre la materia no es tan abundante como debería ser. Aún más cuando hablamos de propuestas de mejora basadas en una promoción de habilidades sociales que se conviertan para las madres comunitarias en herramientas con las que poder mediar en situaciones de conflicto como las que vamos a detallar.
Lo cierto es que uno de los riesgos a los que están sometidas las madres comunitarias en el desempeño de su trabajo en la prestación de servicio en unidades de servicio HCB de las diferentes modalidades, deriva de la interrelación con otras personas, generalmente padres usuarios de los programas y supervisores ya sean del ICBF o de las entidades administradoras de servicio. En este sentido, el desarrollo de su labor hace que esta interrelación deba ser analizada en dos vertientes: por un lado en la relación con sus compañeros y la entidad administradora de servicios EAS, en la relación con los padres usuarios de los programas. Aclaramos al respecto que, principalmente haremos hincapié a la hora de tratar la relación con los padres usuarios del programa en una figura clave dentro de las actividades que realiza la madre comunitaria:
Atención al usuario. Entendemos que en esta labor se dan gran parte de los riesgos que este Plan trata de minorar y sobre el que se plantearán las actuaciones preventivas:
Por un lado por la configuración de su actividad y el trato con el resto de compañeras en situaciones en las que en ocasiones se puede ocasionar estrés, por la atención al usuario y la carga de trabajo que esto significa constantemente. Y por el propio trato con los usuarios que su tarea implica.
Esta relación con el resto de compañeros en un contexto en el que la carga de trabajo puede potenciar posibles situaciones de riesgo que tenga que ver con el estrés en la interrelación deber ser estudiada para poder proponer habilidades sociales, basadas en el comunicación que marque itinerarios de mejora en esas relaciones y muestren sobre todo caminos que puedan mejorar este contexto de trabajo entendiendo que son situaciones puntuales en las que se ha de actuar de un modo distinto al de una situación normal en la que esa carga de trabajo no existe.
Por su parte, la cuestión concreta del contacto con el usuario se hace aún más importante en el contexto de trabajo en el que hablamos pues son varias las circunstancias que interactúan en ellas y que demandan una mayor preparación por parte de la madre comunitaria, para poder afrontarlas y poder responder de mejor manera a las fuentes de problema que se encuentran en la UDS de modo específico (horarios de entrada y salida de los niños, labores fuera del horario de trabajo, en ocasiones el padre usuario abusa de la madre comunitaria en el tiempo que dejan a los niños en la UDS o el incumplimiento de sus obligaciones) El despliegue de comportamientos violentos, que se llega a dar, por los condicionantes que acabamos de citar, y por otros que desarrollaremos a lo largo de este documento, puede suponer un importante riesgo para la salud y seguridad de las madres comunitarias. De hecho, la violencia sufrida en el lugar de trabajo es un problema al que se le va prestando una atención creciente. Si bien, tal y como comentábamos al inicio, queda aún por definir y sobre todo, por plantear propuestas que hagan disminuir ese riesgo, al menos desde la actuación de las madres comunitarias, a sabiendas de que gran parte de ese conflicto tiene que ver con una cuestión social del propio padre usuario del programa y de la percepción que este tiene de la madre comunitaria que le está atendiendo a su hijo. Gran parte de este problema es que, precisamente esa profesionalidad de la persona que está atendiendo, no siempre es entendida así. Más bien al contrario las actitudes que se muestran, en determinadas circunstancias frente a la madre comunitaria no es la de encontrarnos ante esta figura, si no ante alguien que está para “servirnos” y para “atendernos”.
Aun cuando no se disponen de estadísticas que a nivel nacional reflejen la dimensión real de este problema, las agresiones a las madre comunitarias cada vez son más frecuentes. Y precisamente por el contexto en el que desarrollan su labor los profesionales a los que nos referimos, cualquier incidente dentro de una UDS (Unidad de servicio), puede ser el desencadenante de una conducta agresiva. Es evidente, por tanto, que la resolución de este tipo de problemas o situaciones no puede abordarse desde una única perspectiva, sino que debe plantearse desde una serie de medidas de información, formación y/o sensibilización del personal, para que con las habilidades adecuadas se pueda favorecer la resolución de conflictos en el lugar de trabajo, junto con el respaldo jurídico necesario. Por tanto, el principal objetivo de este Plan es identificar las fuentes de conflicto en el ámbito laboral y frente a terceros dentro del sector de madres comunitarias, de cara a plantear instrumentos preventivos específicos basados en habilidades sociales que se conviertan en herramientas para las madres comunitarias que les hagan manejar las situaciones de conflicto de un modo más seguro para su resolución.
Los objetivos que se quieren conseguir con la realización del Plan se centran en:
• Sensibilizar a trabajadores y empresarios sobre la problemática de la violencia y las agresiones
• Detectar las principales necesidades al respecto por parte de las empresas del sector y trabajar en un incremento de su cultura preventiva.
• Establecer criterios basados en la promoción de habilidades sociales, que fortalezcan el papel del profesional y le capaciten para enfrentarse a situaciones de conflicto, para promover comportamientos seguros en el trabajo.
• Sentar las bases de una praxis adecuada para la promoción de habilidades sociales entre trabajadores y empresarios en el ámbito laboral y frente a terceros.
• Demostrar las ventajas de la puesta en práctica de las actuaciones basadas en habilidades sociales, frente al aspecto negativo de la no realización de tales actuaciones preventivas: basadas en un déficit de herramientas de este tipo.
• Se pretende por tanto plantear actuaciones novedosas que propongan nuevas soluciones a los conflictos que se vienen generando en el sector.
3. DETECCIÓN DE NECESIDADES EN HABILIDADES SOCIALES: INVESTIGACIÓN DOCUMENTAL
3.1 BREVE DESCRIPCIÓN DEL SECTOR
Las madres comunitarias del Programa Hogares Comunitarios del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, son mujeres que tienen como función contribuir en el cuidado y la protección de los niños y las niñas durante ocho horas diarias.
Debido a las condiciones socio-económicas que ha vivido nuestro país y a las situaciones de vulnerabilidad que sufrían los niños y las niñas de diferentes sectores a nivel nacional, y sumando a esto la incursión de la mujer en el ámbito laboral, nace la propuesta del gobierno nacional de crear los llamados Hogares Comunitarios.
Hace 29 años, en el gobierno del entonces presidente Virgilio Barco, en manos del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, encargado de la ejecución del Programa Hogares Comunitarios, el cual está ubicado en todo el país en las zonas más vulnerables en estratos 1 y 2. A finales de 1986, después de un proceso de investigación y evaluación de la experiencia innovadora que busca la democratización de los programas para la infancia, el aumento de la cobertura y la participación de las familias y la comunidad, el Consejo Nacional de Política Económica y Social – CONPES, aprueba el Programa Hogares Comunitarios de Bienestar, como una estrategia de desarrollo humano y una nueva concepción de atención pedagógica integral, para cubrir la población infantil más vulnerable en zonas urbanas y rurales.
No es la madre comunitaria la que decide sus labores, éstas están marcadas de acuerdo a los lineamientos del programa hogares comunitarios, y si no las cumple puede ser un motivo para su retiro del programa; si bien es cierto que las personas directamente responsables de los hijos son los padres en primera instancia, quienes asumen el reto de ayudar a educar, guiar o preparar a la niñez, la juventud o los adultos: deben ser poseedores de una serie de características que garanticen el cumplimiento del compromiso adquirido en los lineamiento del Programa Hogares comunitarios del ICBF de 1997, los cuales plantean como deberes de las madres comunitarias las siguientes: Atender, cuidar y responder por un grupo de 14 niños y niñas menores de 7 años para apoyar su desarrollo, mejoramiento de salud, y condiciones de vida, promoviendo actividades con los niños y niñas a partir de su entorno cultural y social, vigilando el crecimiento y estado nutricional de la niñez atendida a través del diligenciamiento del registro de crecimiento y desarrollo.
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