La Informalidad en Colombia

Ensayo La Informalidad

Presentado por: John Fernando Mondragón Posada

        Mi objetivo más que realizar un estudio académico o apegado a cifras, es mirar el tema de la informalidad desde un punto de vista mas simple o laxo si se quiere, desde un punto de vista más humano, pretendo exponer mi visión del porque existe este fenómeno, tratare de hacer una diferenciación entre lo legal y lo social, pues son claras las exigencias o requisitos que se deben sentir a la hora de iniciar en emprendimiento totalmente formal, pero esta la persona que llega a la informalidad como consecuencia de una enorme brecha social y educativa que en ultimas, es la opción final para muchos individuos que por diferentes motivos no acceden al mercado laboral formal.

        Antes de comenzar, quiero citar al DANE y su particular definición de informalidad “conjunto de unidades educadas a la producción de bienes y prestaciones de servicios con la finalidad primordial de crear empleos y generar ingresos para las personas que participan en esta actividad...”, digo que es una definición particular ya que con esta semántica se romantiza un problema que viene desde hace muchos años y es consecuencia del mal manejo o administración de un Estado que poco o nada hace por llenar la brecha social que mencione, la cual a su vez, junto con la corrupción, es la génesis de los problemas que aqueja nuestro país.

        Luego de leer esta definición Sali a caminar por las calles del municipio donde resido, Santa Rosa de Cabal, ubicado al nororiente del departamento de Risaralda, aquí realmente el centro es pequeño, este se ubica básicamente entre las carreras 14 y 15 entre las calles 12 a la 16, siendo el sector mas comercial la carrera 15 entre calles 12 a 14 donde se ven gran cantidad de establecimientos de comercio formalmente constituidos, pero a su alrededor se pueden ver también los vendedores informales, por lo general personas de aspecto humilde quienes ofrecen bienes y servicios: el clásico limpia vidrio de los semáforos, el que vende los CD grabados o mal llamados piratas, las personas que muestran sus dotes artísticos, bien sea cantante haciendo malabares, también vemos, sobre todo en el parque y los fines de semana las personas que ofrecen un carrusel infantil muy artesanal para los niños, le brinca brinca, el que vende muñecos, el que vende algodones de azúcar, el que vende helados, etc., en fin, es algo muy colorido porque simultáneamente los establecimientos de comercio legalmente formados, ofrecen gran cantidad de productos de reconocidas marcas que iban desde ropa interior masculina y femenina hasta artículos deportivos de buena gama; con esto he notado que, a pesar de haber tanta variedad y fluctuación de vendedores, cada quien vende para determinado público, más aun, en un pueblo cafetero en el cual los días sábado sobre todo sobre todo tanto transeúnte, que viene de otras partes, zonas rurales locales y de otros municipios, pues no debemos olvidar que vivo en un municipio cafetero, pero también turístico, lo cual redunda en un universo de colores, olores y costumbres.

        Pero el contraste que vi en el municipio esconde una realidad para las personas que ejercen la informalidad, pues yo no veo a una persona que salga a la calle a vender algo, yo veo una familia intentando sobrevivir, por eso entable conversación con algunos de ellos y vaya sorpresa, encuentro personas que van desde lo que escasamente aprendieron a leer y escribir, algunos analfabetas, haya personas casi profesionales que por la coyuntura de la pandemia tuvieron que ajustar su fuente de ingreso y por ejemplo, el vehículo que antes utilizaban para salir a pasear los fines de semana, ahora lo utilizan para el transporte informal , pues las empresas que antes les ofrecían trabajo formal no lo pudieron hacer más, esto aunado a que los escasos auxilios que el Gobierno Nacional y Local ofrecieron, no cubrían a las familias de estratos 3 y superiores, pero la cruda realidad es que las necesidades no tienen estrato social.

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