La corrupción: El problema más grande.
Diana A. ArgüellesEnsayo1 de Abril de 2016
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¿Qué es la corrupción?
La corrupción es la acción y efecto de corromper, sobornar, dañar o echar a perder algo; esto explica perfectamente por qué contextualizamos esta palabra en el ámbito político, en este sentido, la corrupción es la práctica de abuso de poder por parte de funcionarios del Estado, que haciendo mal uso de su autoridad optan por perjudicar a su propio pueblo a cambio de beneficios personales.
Esta práctica no es exclusiva de los políticos, pues ninguno de nosotros podemos decir que no nos hemos visto envueltos en asuntos corruptos, quizá de manera inconsciente pero lo hemos hecho.
¿La persona corrupta nace o se hace? Definitivamente se hace, y hay muchos factores que pueden intervenir para que una persona elija los bienes personales por encima de las acciones correctas, entre ellas podemos hablar de las múltiples necesidades que tenemos que enfrentar día con día, sea el financiar medicamentos para algún familiar enfermo, sea pagar la colegiatura de tus hijos, o la necesidad de comprarte cigarrillos, sea cual sea la situación que te lleve por este camino eres TÚ el que decide si involucrarte o no.
¿Y qué tan fácil o difícil puede ser para una persona tomar la decisión de elegir la corrupción?
Sencillo, eso va a depender del ambiente en el que se desenvolvieron, en la educación que les inculcaron y la moral que han ido forjando como personas; porque como seres humanos que somos, todos nacemos con la capacidad de razonar y es verdad que no existe a ciencia exacta el bien y el mal, pero uno va creando un juicio propio, y la sociedad va creando uno a la par. Y de ninguna manera se puede discutir que una cuestión como la corrupción sea tachada como buena o mala, simplemente se puede decir que es algo deshonesto, y totalmente incoherente, regresando al ambiente político, existieron personas que ahora llamamos “héroes” que con valentía se levantaron en armas en contra de los conquistadores que vinieron a corromper al pueblo mexicano, y también existió durante muchos años una sociedad que se unió al levantamiento, personas que dieron todo a cambio de que las futuras generaciones fueran soberanas y tuvieran como base un sistema democrático, en el que cada persona tuviera voz, y en conjunto se eligiera a la persona que gobernaría al pueblo, velando por el beneficio colectivo de una nación, claro que ese era el ideal. Pero ¿Qué pasó? Resultó ser que las personas en las un país entero depositó su confianza se vieron tentadas por la ambición, el egoísmo y la codicia, y casi sin querer se fueron olvidando de qué algún día ellos estuvieron abajo, de que ellos también fueron uno más de entre todos, pero sobre todo se olvidaron de que, de no ser por esas personas que les creyeron sus promesas, no estarían donde están hoy.
Es más que obvio que la corrupción el mundo existe, estamos seguros de que la corrupción en México está más que presente, pero somos pocos los que vemos la solución a una realidad que parece que no tiene fin. Este asunto es cuestión de actitud, porque el corrupto no actúa solo, forzosamente se necesita un sobornador y un sobornado, un corrompedor y un corrompido, el que propone y el que acepta. Por ello la necesidad de fortalecer el modelo de valores que tiene cada persona, y así poco a poco poder generar un cambio colectivo, a modo de que llegue un punto en el que el corrupto ya no tenga a quién corromper, y esta conducta a su vez vaya desapareciendo. Suena una opción viable, sin necesidad de matar a nuestro presidente, o generar una tercera guerra mundial, lo triste es que probablemente jamás se llegue a dar este cambio, por el simple hecho de que somos humanos y estamos expuestos día con día a circunstancias que nos llevan a querer más y más, poder, dinero, reconocimiento…
Es totalmente cierto que cualquier persona que esté en poder tiene el compromiso de ser transparente y honesto ante la sociedad que lo ha elegido, y no hay manera de negociarlo, antes que todo, ese es su principal deber. Pero también es cierto que debemos dejar de involucrar el término “corrupción” para cualquier medida que tome nuestro gobierno, es preciso dejar de quejarnos y empezar generar, generar una sociedad que no se deje, que se manifieste de una manera inteligente, y exija lo que merece; desafortunadamente eso no se logrará con quejas en redes sociales y mucho menos con actos de vandalismo en las calles o manifestaciones violentas, que lejos de ayudar crean aún más problemas, y problemas ya tenemos suficientes. Creemos las soluciones, cambiemos de actitud, mejoremos nuestros valores y construyamos algo mejor que el país en el que vivimos actualmente, en que no creo que exista persona totalmente satisfecha. Y aunque esto suena muy cliché el cambio está en nosotros, porque ellos no van a cambiar, así que de nosotros depende el retroceder, estancarnos o avanzar.
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