La corrupción política.

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LA CORRUPCIÓN        POLÍTICA

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25/06/2015

Retórica Actual

Rocío Alías García- Salazar

INDICE

1. ¿Qué es la corrupción política y cuáles son las formas de corrupción?

1.  La corrupción de los partidos políticos

• Causas
• Condicionamientos
• Consecuencias

1. Los diez casos de corrupción que empañan la actualidad política

• Caso Gürtel
• Caso Palma Arena
• Caso Nóos
• Caso Palau de la Música
• Caso ITV
• Operación Malaya
• Los ERES fraudulentos
• Operación Pokémon
• Operación Campeón
• Caso Cooperación

1. Conclusion

1. Bibliografía
   

• ¿Qué es la corrupción política?

En el sentido clásico del pensamiento político, la corrupción era el abuso autoritario del poder, hasta llegar, en ocasiones a su ejercicio tiránico. En la actualidad sigue teniendo vigencia este sentido, ya que está presente en el discurso político aunque predomina como referente uno de los tipos de abuso del poder, aquel que consiste en el enriquecimiento ilegal o ilegítimo de los políticos o, en general, de las autoridades (corrupción personal) o el favorecimiento ilegal o ilegítimo a las causas u organizaciones a las que están integrados aunque no se beneficien personalmente (corrupción oficial), gracias a los cargos que desempeñan o sus conexiones con quienes los tienen. 

• ¿Quién practica la corrupción y de qué manera?

Todos los tipos de gobiernos son susceptibles de corrupción política. Las formas de corrupción varían, pero las más comunes son: el uso ilegítimo de información privilegiada, las extorsiones, los fraudes, la malversación, la prevaricación, la impunidad, el tráfico de influencias, etc. La corrupción facilita a menudo otro tipo de hechos criminales como el narcotráfico, el lavado de dinero y la prostitución ilegal.

• Leyes anticorrupción

En el campo jurídico es necesaria la producción de leyes nacionales anticorrupción de diferente tipo. Esta multiplicación y auge de leyes contra la corrupción es de una convergencia tan generalizada en la actualidad como para hacer que la corrupción no sea política, en cuanto que los políticos ya no pueden prescindir de producir políticas y normas contra ella y que estas políticas y normas crean fuertes restricciones al actuar político.

• La corrupción de los partidos políticos

Corrupción institucional: producida por el control que ejercen los partidos políticos sobre las instituciones y las administraciones públicas. Permite a los altos mandos de aquellos hacerse favores a terceros como palanca para financiarse ilegalmente y mantener su posición de poder. De esta manera una organización política que tiene una financiación ilegal se apropia de lo colectivo y hace una distribución individualizada de la riqueza. Estos dirigentes políticos consiguen perpetuarse en el poder y gozar de un nivel de consumo y servicios proporcionado a unas rentas de elevado capital.

El analista político Javier Pradera escribió un libro hace 20 años sobre la corrupción política, y la esencia fundamental del libro sigue estando presente en la actualidad: el escándalo producido por la indecente financiación de los partidos amenaza con destruir la democracia constitucional. A finales de la década 1980, ya había evidencias sobre la corrupción política, sin embargo no era visible a los círculos sectarios ni a ojos de la ciudadanía. A comienzos de los 90 el partido socialista era denunciado por prácticas corruptas y el gobierno que lo sucedió, el gobierno de Aznar que logró ascender al poder por su supuesta lucha contra la corrupción, no obstante la dejó fluir. Esta afirmación podemos observarla por los casos de corrupción que se han descubierto en esta última década: Caso Gürtel, Noos, ERE, despilfarro de las cajas de ahorro, la operación púnica..)

• Causas de la corrupción

"La ausencia de democracia en los partidos es el precio que hay que pagar para que exista la competencia democrática". Esta ausencia de democracia en los partidos se explica, porque en la estructura interna de los mismos no existen controles jurídicos ni democráticos. Esto lleva a prácticas oligárquicas como el cambio de lealtad incondicional por protección, tratos privilegiados por recompensas, etc. Estas ansias de favoritismo han creado un perfil de político que busca una movilidad social ascendente, dejando a un lado la postura del político militante vocacional que es altruista y cualificado. Esta organización de la competencia política corrompe la democracia, ya que va en contra de los principios de la democracia constitucional.

La corrupción en los partidos afecta a dos dimensiones constitutivas del modelo democrático: al Estado de Derecho, ya que desacredita y deslegitima la democracia , y  a los representantes democráticos, pervirtiéndolos. Satisfacer las demandas del clientelismo y de la burocracia, así como encomendar a expertos externos la gestión de la competencia electoral empuja a los partidos hacia la corrupción. Sin embargo, la corrupción no se debe a que en la política se necesiten una organización y unos expertos en ciertos conocimientos, sino que se debe a la mala práctica profesional de la actividad pública que si trae consigo profesionales devaluados que actúan por intereses que no son democráticos.

Ejercer política conlleva a la toma de decisiones importantes para la ciudadanía, así que este privilegio profesional que gozan los políticos debe de estar limitado (fijar un periodo límite en la permanencia de los cargos e imponer controles jurídicos y democráticos), estableciendo un conjunto de normas que les impidan monopolizar sus acciones y distorsionar la percepción de la realidad. El problema no es el régimen o modelo institucional sino las actuales condiciones de la política las que hacen incontrolables los costes de la misma y convierten la financiación irregular en un componente propio del sistema.  

• Condiciones que han hecho posible la existencia de la corrupción

Pradera afirma que el crecimiento de la corrupción se explica en el aspecto económico por la financiación de los partidos y distingue dos focos principales: la estructura organizativa de los partidos necesita una gran cantidad de recursos para satisfacer la demanda de la clientela interna, que es la que sostiene la cúpula de los partidos y los excesos en beneficios para clientela externa. Por lo que utilizan la democracia y, en este caso, la financiación ilegal del dinero público como procedimiento para disponer de más recursos con los que cubrir las necesidades de las clientelas externas e internas.

La dificultad a la hora de demostrar los procedimientos ilegales es otra circunstancia que facilita la existencia de la corrupción, ya que mientras que no haya pruebas de sus delitos no podrán ser condenados. Los partidos políticos, al estar fijado el alcance de las responsabilidad política en los limites de la penal, ganan tiempo y reducen daños. Pradera concluye con una alusión a la historia reciente: “Si los países totalitarios se pudren por la cabeza, las democracias lo hacen por las extremidades” (p. 184). Esta comparación entre el régimen democrático pone de manifiesto que se cambia de régimen pero no de hábitos, ya que se sigue con el disfrute de privilegios para unos pocos y con el abuso de los bienes posicionales.

Que los partidos políticos en un Estado democrático de derecho no hayan asimilado la correcta relación entre los principios y las normas, ha provocado desde hace años la progresiva corrosión de la democracia. La buena política se consigue cuando la ética, la institución y la estrategia no se superponen ni se anulan entre sí, sino que deben complementarse siguiendo un orden regulado. En España, toda la trama institucional ha ido por encima de los valores políticos propios de la democracia.

• Consecuencias de la corrupción ---> Devaluación de la competencia democrática.

Durante bastante tiempo y en cualquier ámbito territorial, sobre ciertos asuntos (reparto de puestos de órganos institucionales, sistema electoral, funcionamiento interno de los partidos y cámaras legislativas) ha funcionado entre los partidos de gobierno y coaligados un implícito gentlemen agreement (p. 27). La sombra de la corrupción que se avecinaba sobre ellos hacía que no se esforzaran en investigarse unos a otros. Sobre todo, la corrupción de los partidos resulta mortal para el Estado de Derecho, caracterizado por el orden democrático y la credibilidad. Las promesas electorales están para que se cumplan, y también  las leyes, sobre todo por quienes las hacen. Pradera termina su planteamiento con esta metáfora: “algo así  como si las perdices y los conejos se encargasen de redactar la ley de caza” (p.196).  

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