La sanción de la 26.657 en el año 2010
Andrea Cordoba AsEnsayo15 de Noviembre de 2022
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En principio me gustaría hacerles un pequeño recorrido histórico a fin de poder contextualizar lo que significo la sanción de la 26.657 en el año 2010.
La locura, es definida en cada cultura de forma particularizada de acuerdo a las circunstancias y las ideas hegemónicas de cada época histórica.
Michel Foucault, filósofo francés post-modernista, publicó La historia de la locura en la época clásica (1961) en la que analizando las ciencias, la filosofía y, particularmente, la Psiquiatría/ Psicología en el abordaje de la locura, clasifica las actitudes históricas en tres períodos o épocas, a saber:
a) El Renacimiento, época del embarco de los locos en el Siglo XV; se refiere al primer movimiento “oficial” de manejo europeo (llevado a algunos países en Occidente también) sobre la locura que fue, durante la Edad Media, excluirlos de las ciudades, fuera de los muros, más allá de los espacios seguros para el resto del mundo (dentro de las ciudadelas). Aquellos que contaban con dinero también los sacaban del hogar para institucionalizarlos en zonas fuera de la ciudad.
b) La época Clásica en los siglos XVII y XVIII, o del Gran Encierro, se caracteriza por la creación de los manicomios, asilos y los hospitales generales, no se trataba de un establecimiento médico, a diferencia de los leprosarios de la Edad Media, sino de una estructura destinada a tratar de impedir la mendicidad y la ociosidad como medida para terminar con el desempleo, es una respuesta dada a una crisis económica que afecta al mundo occidental en conjunto: descenso de salarios, desempleo, escasez de moneda. En esta etapa, el loco debe ser institucionalizado en lugares dentro de la ciudad, no para recibir ayuda terapéutica sino para evitar su presencia y deambulismo por las calles pero bajo el control del estado. La locura es tratada como algo indeseable y al loco como un objeto inconveniente que hay que ocultar encerrándole. En este periodo se empieza a ver como el estado comienza a hacerse cargo de su recogida para el gran encierro.
c) La época Moderna, caracterizada por la ilusión de la liberación del “loco” por el Dr. Pinel y su proyecto de medicalización con el cual transformó la percepción tradicional del “loco”: de ser un insensato, como se le había visto hasta el momento al cual no había que escuchar ni atender pues era completamente ilógico, a un ser alienado, esto es, un ser al que había que atender para comprender la lógica de su locura y poder curarle. Se caracteriza por un cambio “positivo” en la actitud del médico y el estado hacia el loco. El Dr. Pinel, médico francés, quiso humanizar el tratamiento de los locos. En 1801 creó los principios del tratamiento moral, los mismos se agrupaban,
en primer lugar, en la necesidad de lograr el respeto e, incluso, evitando los tratamientos crueles y los excesos, suplantándolos gradualmente por la benevolencia y la dulzura a medida que el enfermo recuperaba el uso de su razón, trabajo en el que la persona encargada del hospital precisaba de unas cualidades físicas y morales.
En segundo lugar, en la necesidad del aislamiento del enfermo de su medio, al considerarse como fuente de la patología, la separación de sus familiares y la reclusión en el hospital en el momento de conocerse la enfermedad.
En tercer lugar, en el trabajo mecánico (fundamentalmente las tareas agrícolas) como medio de mantener la salud, las buenas costumbres y el orden.
A principios del Siglo XIX, la psiquiatría será conmovida por una serie de procesos que la afectaran a fines del siglo XIX y principios del siglo XX. En este sentido, Foucault distingue al menos dos procesos que calarán hondo en los posteriores desarrollos de la psiquiatría; el de despsiquiatrización por un lado y el conocido como antipsiquiatría por el otro.
De acuerdo a este autor despsiquiatrización aparece preocupado, no por anular el poder medico, sino por desplazarlo en nombre de un saber más exacto. Al interior de esta tendencia, hay dos nuevos procesos: un primer proceso trata de reducir la enfermedad a su minina expresión, para proceder desde allí a diagnosticarla. Sus dos formas más importantes serán la psicocirugía y la psiquiatría farmacológica.
El segundo proceso halla su mayor expresión en el psicoanálisis, implica la salida del espacio manicomial, pero también la reproducción del saber y poder médico en otro espacio, también organizado, acotado y circunscripto, a la puesta en el reforzamiento de la producción de verdad del médico.
A diferencia de estos procesos, la antipsiquiatría libra su batalla en otro terreno las relaciones de dominación que tenían expresión en los manicomios. Al interior del movimiento, se rechaza el concepto de enfermedad mental como anormalidad biopsíquica, para reubicarlo al interior de un contexto económico e histórico social. La locura emergía, no tanto como una enfermedad, sino más bien como una historia.
Galende manifiesta que a principios del siglo XVII, la internación, resuelta por el director o la policía, y el caso del loco suelto, libre, era una cuestión policial, ya que debía llamarse a la policía ante cualquier alteración que provocara el loco. Esta situación se mantiene hasta más allá de la mitad del siglo XX: el caso del loco suelto o libre sigue siendo razón de la intervención de la policía, del juez o del médico; entre los tres deciden y ejercitan la condena del encierro; pro¬ducido éste, el psiquiatra ejercerá las tres funciones. El médico psiquiatra, una vez instituido el dispositivo político de su poder (esto es, una vez adquirido el poder de juzgar a través de su diag¬nóstico y dictar sentencia con la internación compulsiva), se trata de tran¬quilizar a todos a través de la solución del encierro del loco.
Siguiendo los escritos acerca del tema la Dra. Torres nos relata que en América Latina, advertimos que persigue un patrón similar al europeo, con una primera asociación locura-magia y una segunda etapa marcada por el surgimiento de las instituciones de asistencia psiquiátrica, en principio claramente vinculadas a lógicas asilares. Al igual que en el caso europeo, estas instituciones se caracterizaron primero por ser inespecíficas, para ir luego acotando su área de incumbencia, hasta pasar a atender sólo lo que considerará población psiquiátrica. Existirían al menos dos diferencias entre el caso europeo y el latinoamericano y argentino:
“En primer lugar, que si bien las etapas recorridas por Europa se reproducen en líneas generales en América Latina y Argentina, entre una y otra experiencia hay una distancia de varios siglos, brecha que se va estrechando con el correr del tiempo, al acercamos al presente. En el caso europeo, el surgimiento de las instituciones de rol asilar se produce entre 1500 y 1600, mientras en América Latina se concentran alrededor del 1800.”… “La Argentina no escapa a esa dinámica; las enfermas alojadas en el “Patio de dementes del Hospital Nacional de Mujeres” son Trasladadas al “Hospital Nacional de alienadas” en el año 1854. En 1863 abre sus puertas en Buenos Aires la “Casa de Dementes”. Antes de estas fechas era la “Loquería del Hospital San Juan de Dios” la que atendía enfermos mentales.”... “En el caso de la provincia de Mendoza su primer hospital, el Hospital San Antonio, de claros rasgos asilares, se fundó cerca del año 1790, contándose con registros en el Archivo Histórico de Mendoza desde el año 1816”.
“La segunda gran diferencia que registra América Latina con relación a Europa es que en el caso americano, la esfera de las curaciones se mantendrá unida, al menos por algún tiempo, a distintas prácticas indígenas.”
Respecto a la crítica al modelo asilar (iniciada en Inglaterra a mediados de los años 60) y las alternativas de cambio que la acompañaron, se observan similitudes en ambos continentes. De hecho se trata de un profundo cuestionamiento al psiquiátrico que se da casi en forma paralela, aún cuando se ponen en evidencia respuestas locales diferenciadas.
En América Latina, el Documento Internacional que sienta las bases más importantes de crítica al modelo asilar la constituye la "Declaración de Caracas" de la Organización Mundial de la Salud (OMS /OPS, 1990). El documento entre otras cosas nota:
1- Que la atención psiquiátrica convencional no permite alcanzar los objetivos compatibles con una atención comunitaria, descentralizada, participativa, integral, continua y preventiva;
2- Que el hospital psiquiátrico como única modalidad asistencial, obstaculiza el logro de los objetivos antes mencionados al:
a. aislar al enfermo de su medio, generando de esa manera mayor discapacidad social,
b. crear condiciones desfavorables que ponen en peligro los derechos humanos y civiles del enfermo,
c. requerir la mayor parte de los recursos financieros y humanos asignados por los países a los servicios de salud mental,
d. impartir una enseñanza insuficientemente vinculada con las necesidades de salud mental de las poblaciones, de los servicios de salud y otros sectores.
A partir de las nuevas concepciones de Salud Mental comienza un proceso de reforma de la atención psiquiatrita. Orientados por algunos principios:
1. “El cierre progresivo de los mani¬comios; entendiendo que el asilo constituía el núcleo central de la atención psiquiatrita, responsable de la relación autoridad y custodial que la misma instauraba. Aunque fueron surgiendo diversos grados de reformas, orientadas siempre a la democratización de las relaciones existentes entre psiquiatras, personal y enfermos, todas ellas debían llevar al cierre
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