La utopía de la cultura de la cancelación

La utopía de la cultura de la cancelación

El espacio de interacción que se formó tras el avance tecnológico permitió el desarrollo de lo que se denomina como “cultura de la cancelación”. Este movimiento promueve silenciar cuentas o entidades que atenten contra los ideales o valores de lo que se considera como políticamente correcto o tolerable dentro de una sociedad.

Pero, ¿logran generar un espacio 100% justo con un impacto positivo en la sociedad? Si bien el fin es la mejora del ámbito social y generar un espacio sano de intercambio y convivencia, la cultura de la cancelación tiene efectos contraproducentes. El objetivo de este ensayo es demostrar los efectos nocivos que provoca la cultura de la cancelación y cómo es una traba para el desarrollo y avance de las personas como sociedad. Para argumentar esta postura, nos detendremos en la intolerancia hacia el error, así como el dilema de la libertad de expresión, y como afecta psicológicamente a las personas canceladas.

Cuando hablamos de los impactos que trajo internet y el mundo virtual, se despliega una lista interminable de sus beneficios, tal como entablar una conversación, formar parte de una comunidad de personas con los mismos intereses, más visibilidad profesional y de marca, y sobre todo permite la expresión de ideas, lo que genera un campo de interacción entre usuarios. El problema llega cuando dentro de esta cultura de la cancelación no hay lugar ni para el más mínimo error, ya que ante el más simple tropiezo el objetivo es castigar al usuario hasta el punto de destruirlo personal y profesionalmente. Como menciona Rauch en su nota, “el conocimiento avanza a través de un proceso de prueba y error.” (Rauch; 2022: 2), como cualquier ser humano, se cometen errores de los que a partir de estos aprendemos. Dentro de esta situación, esta cultura debería dejar un marco de error y como dice Rauch, “corregir antes de castigar” (Rauch; 2022: 2), ya que de esta manera no deja espacio para que el “cancelado” aprenda del por qué de su cancelación para reflexionar al respecto. Es el caso de Matera, Guido Petti y Santiago Socino, integrantes del equipo de rugby “Los pumas” quienes fueron cancelados en 2021 por tweets racistas publicados en el año 2012. A partir de esto, salieron a pedir disculpas por las “barbaridades” escritas hace más de 10 años, y como describe Matera, aún así la sociedad los condenó aunque pidieran perdón y estén arrepentidos de aquello. Si bien los tweets revelaban contenido sensible para ciertas audiencias, los rugbiers públicamente pidieron perdón, a lo que la cultura de la cancelación les respondió con más odio, dando a entender que lo hecho hecho está y que no hay paso atrás por los errores cometidos.

Como dice guillermo A. Tenorio Cueto, “Esta llamada cultura de la cancelación polariza, enceguece y asfixia a las personas incapaces de escuchar, entender y comprender al otro que pretende ampliar los horizontes y expectativas del desarrollo personal y de la experiencia en comunidad.” (2022). Así como es intolerante al error, también lo es con las ideas que difieran esta cultura de repudio. La mera posibilidad de la existencia de ideas distintas es para los canceladores una amenaza para la integridad de la sociedad. Se centran en la militarización de una única de una perspectiva y al rechazo de la existencia de la diferencia de opiniones. Dentro de esta situación, los canceladores no toman en cuenta que cada persona nace en un lugar

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