La vida de Mariana
Kassandra566Biografía20 de Noviembre de 2018
5.446 Palabras (22 Páginas)211 Visitas
La vida de Mariana
San Diego, California a 14 de marzo de 1996:
El día que mire la luz por primera vez en mi vida, me ahogaba en mi propio llanto y desvanecidamente observaba a mi alrededor el cómo tres o cuatro enfermeras me rodeaban mientras el doctor decía; Es una hermosa niña...
Mis primeros diez años los viví muy feliz en la ciudad de San Diego, me gustaba demasiado el lugar donde vivía, cerca tenía un parque al que todas las tardes mi padre me llevaba a jugar, después por un helado o en ocasiones por una hamburguesa de Mc Donnald’s. Acepto que nunca tuve gusto por relacionarme con mis compañeros varones de la primaria porque eran algo pesados y yo siempre fui una niña muy femenina, prefería ver de lejos a algunas niñas jugar, pero sin acercarme a ellas ya que me parecían muy insoportables, pero igual me llegaron a hablar en repetidas ocasiones. Un día común y cualquiera, llegó mi padre algo emocionado con una noticia que al principio no me agradó demasiado: “Nos iremos a vivir a México”. Nunca supe porque a mi padre le emocionaba tanto vivir allá si todo era diferente a lo que nos rodeaba, y a mis casi once años decía que era muy feo, pero con el paso de los días me dio igual, total ni tenía amigos.
Sali de la primaria por fin, entré en la secundaria que estaba cerca de nuestra casa y aún recuerdo las palabras de mi madre antes de salir por la puerta el primer día. “Sé amable con tus nuevos compañeros corazón”. Realmente no supe si lo había dicho para molestarme o para que lo hiciera en verdad, aun así, la obedecí.
Al entrar a mi salón de clases casi no había nadie ya que era primer día y llegue con treinta minutos de anticipación, al paso de diez minutos por fin llegó una chica que a decir verdad era muy hermosa, nunca había observado con tanta conmoción a una chica como la observaba a ella, tenía demasiado atractivo, se sentó al frente de mí y lo único que dije dentro de mi mente fue un “valió madres”, digamos que me puse a sudar y no sabía porque demonios, nunca me había pasado y era una sensación tan extraña, pero en fin, con todo ese revoltorio pasó muy rápido el tiempo hasta que llegó la profesora Susana...
Después de presentarse con el grupo, decir algunos aspectos de su clase y reglas del salón, dijo tres palabras que hace tiempo no escuchaba pero que no me agradaban para nada, realmente la odié en ese momento, “Reúnanse en parejas con la persona del frente”. Para mi suerte yo estaba hasta el último mesabanco así que me tuve que reunir con la chica hermosa que había robado mi atención, el ejercicio consistía en hacer seis preguntas personales a la persona y ya me comenzaba a agradar la clase, yo fui la primera en hablar, al escuchar su voz sentí como retumbaron ciertas cosas dentro de mi cuerpo, ése “yo me llamo Jared”, fue como un “Hola soy tu próxima confusión”. Al final de la clase nos quedamos conversando sobre nuestros gustos musicales, colores favoritos, comida, etc. Era una chica demasiado simpática y con mucho carisma, ojalá hubiese conocido personas así tiempo atrás, pero, en fin, Jared y yo nos hicimos amigas el primer día de clases, seguro mi madre iba a estar feliz de recibir esa noticia.
Al llegar a mi casa, mi madre fue la primera en preguntar cómo fue mi primer día de clases, a lo que le respondí: Mamá, tengo una amiga. Lo cual provocó en ella un gesto sonriente hacia mí, luego de eso le conté como era ella y quedamos en que la invitaríamos a comer próximamente.
Al caer la noche, comenzó mi canción favorita de Morrissey.
“Kiss me a lot, kiss me a lot, kiss me all over my face... kiss
me a lot, kiss me a lot, kiss me all over the place”.
Pensando en mi amiga Jared, llegué a la conclusión de que esa canción se la dedicaría a la persona que lograra llegar a mi corazón sinceramente. Quizá fuese ella...
Pasaban y pasaban los días y para mí era increíble como yo con trece años de edad ya tenía una visión de la vida un poco distinta a los demás niños de mi camada, todos vivían jugando y haciendo cosas de niños, y yo solo pensaba en cosas de adultos, como por ejemplo el trabajo de mi padre que tan interesante era y me parecía algo cansado que tuviera que viajar tan seguido, pero era parte de, así que no le tomaba tanta importancia en ese aspecto. Otra cosa que pasaba por mi mente era algo que Jared me dijo, realmente no sé qué ocurrió o en qué momento, pero ella dijo “deberíamos experimentar un beso”, en ése momento no supe que decir, es decir, yo me consideraba la suficientemente valiente como para decirme a mí misma que Jared me atraía tanto, pero también podía negarlo ante ella para que no mal pensara nuestra amistad, así que me retiré, desde ese día no habíamos hablado por culpa de mi cobardía. Yo me sentía confundida porque era pequeña de edad, pero pensaba como adolescente, ya conocía lo malo y lo bueno, sabía que entraríamos en un problema si alguien miraba que nos besábamos, pero por otro lado tenía la curiosidad de probar un beso de mujer a mujer.
Nuevamente una noche reproduje “Kiss me a lot”, estaba tan metida en la canción que me decidí, iba a hacerlo sin importar que nunca antes lo hice, lo iba a hacer, me levanté de mi cama, tomé el teléfono y llamé a Jared, contestó su madre, le dije “Soy Mariana, una amiga de Jared”, al instante me la comunicó, le dije tres cortantes y dulces palabras, “mañana lo haremos”, colgué. Por la mañana entré a tomar una ducha, me perfumé, desayuné, lavé mis dientes y fui rumbo a la escuela, al llegar al salón, había en mi mesabanco una nota que decía: “te veo en el baño” acompañado de dos corazones. Me dirigí hacia el baño y dentro ya estaba Jared esperando, me acerqué y nos dimos un abrazo muy cálido, tenía un olor exquisito en el cuello, y bien, era el momento, yo no sabía cómo hacerlo así que dejé el pequeño encuentro en sus manos. Cerré mis ojos y por primera vez besaba a alguien, sus labios eran suaves y ella sabía cómo moverlos para que conectáramos, 3...2...1... fuimos descubiertas por la profesora Susana.
“Inmediatamente se van a dirección muchachitas, están en serios problemas”.
Todo pasó tan rápido, cuando menos pensé, mi madre, la madre de Jared, Jared y yo, estábamos dentro de la oficina del director de la secundaria, yo no tuve nada que decir porque no estaba arrepentida de hacerlo, sólo recuerdo que miraba a la madre de Jared enfurecida diciendo una y otra vez, “no puede ser posible que en esta escuela haya niñas como Mariana”, “Sra. Su hija tiene serios problemas psicológicos”, siendo que su hija fue la que propuso todo, en fin, Jared sólo me observaba con lágrimas corriendo por su rostro.
Al llegar a casa, mi madre no dijo ni una sola palabra, yo misma sabía que ella estaba confundida por lo que había hecho, así que me acerqué y le pedí perdón, ella en ningún momento me regañó, en parte comprendió porque lo miraba como un juego de niños, afortunadamente. Fuera de todo el relajo que sucedió ese día, yo no dejaba de pensar en ese beso, fue mi primer beso y con una chica atractiva, con ella. Jared al día siguiente no fue a la escuela, ni al siguiente, ni nunca, no volví a saber nada de ella. Y así pasaron los años, yo seguía descubriendo cosas nuevas, analizando todo lo que había a mi alrededor, me fui alejando un poco de mis padres y la relación que teníamos, los siguientes años fueron demasiado rápido, casi como un abrir y cerrar de ojos, tanto así que cuando menos pensé ya estaba a mediados de mi quinto semestre de preparatoria con diecinueve años.
En esos cinco semestres yo había conocido a un gran chico, Raúl, era el típico chico apuesto con el que todas querían, más, sin embargo, él sólo tenía ojos para mí y siempre lo demostró.
Yo en ése entonces era una persona muy abierta, gozaba de tener muchos amigos y amigas, más de los que imaginé tener en mi infancia, yo solía salir mucho de fiesta con Raúl, y llegó un momento en el que yo me apartaba de él para estar un rato con algunas mujeres, yo lo amaba demasiado pero miraba a ciertas chicas de otra manera, es decir, no de la manera en la que se debería, y espero sepas a que me refiero.
Un día, Raúl tuvo que salir de la ciudad días antes de una fiesta de la preparatoria, razón por la cual fui sola, sin riendas, sin Raúl. Debo mencionar que yo iba con la mentalidad de que algo iba a pasar, fui maliciosa, pero me auto ignoraba a la vez, sólo pensaba: Mariana lo amas.
La noche marchaba bien, buena música, buen ambiente, buenas bebidas, y estaba rodeada de todas las personas con las que solía tener amistad. Cayó la media noche y ya tenía demasiadas copas encima, podía caminar y hacer todo, pero algo no estaba bien, y era mi vista, esa que observaba a una hermosa chica de vestido negro con encaje, simplemente no podía dejar de observarla y ella sentía mis ojos encima de su ser, hacía ademanes en forma de seducción, en mi mente ebria estaba Raúl, esa delgada línea entre el deseo y el amor, pasaban las horas y yo bailaba y bebía, y seguía bebiendo con mis amigos hasta que de la nada los perdí de vista, los buscaba entre las luces, en eso, el Diablo transformado en mujer se puso detrás de mí, era esa hermosa mujer. Me tomó de la mano y poco a poco nos fuimos alejando de aquella fiesta, con unas copas de más sólo seguía su juego, llegamos a un lugar muy cómodo, olía demasiado bien, ella me sirvió una copa, y recuerdo ese “salud por nuestra noche cariño”, mientras sonreía maliciosamente y se bajaba lentamente aquel vestido negro con encaje, la prenda cayó totalmente al suelo, se acercó a mí y sucedió.
...