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Las Sirenas

eeerrriiiccckkEnsayo24 de Septiembre de 2013

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Las Sirenas

Las sirenas son seres cuya mitad superior suele tener el aspecto de una bella mujer, mientras que, de la cintura para abajo, no presentan piernas sino una cola de pez. Su origen se remonta a la mitología griega, aunque las sirenas también han aparecido en la mitología y el folclore de distintas civilizaciones.

Pese a ser originarias del ámbito mitológico, con el paso del tiempo las sirenas se introdujeron en la esfera del folclore.leyendas y las creencias populares. Así, a lo largo de los siglos ha habido muchísimos avistamientos de supuestas sirenas, los cuales han ido disminuyendo su frecuencia con el avance del conocimiento científico y el retroceso de la superstición. No obstante, aún en el siglo XX se han dado avistamientos.

A la fecha actual no existe todavía evidencia contundente que haga pensar en la existencia de las sirenas; y, lo que en el pasado pudo haber sido tomado como evidencia (los cadáveres falsos creados por taxidermistas, por ejemplo), en términos generales ya se encuentra esclarecido. Pero a pesar de todo subsiste una pequeña chispa de duda, al punto de que algunos han hecho la especulación científica de que las sirenas podrían ser un eslabón perdido en la evolución humana; y otros, desde la pseudociencia o el esoterismo, han afirmado que las féminas acuáticas son un experimento genético de los extraterrestres, o un cierto tipo de entidad del otro mundo, ya se trate de espíritus, tulpas, o incluso demonios…

Las sirenas y la mitología

Mitología griega

El antecedente de las sirenas está en unos seres con cuerpo de pájaro y torso o rostro de mujer (las arpías), así como una voz musical, atractiva e hipnótica. Es después cuando aparece la sirena que todos conocemos y que, al menos en lo que respecta a escritos aún conservados, aparece por vez primera en un famoso libro de Homero: La Odisea.

La historia de su origen (en la ficción mítica) es la siguiente: Océano se casa con su hermana Tethys y tiene varios hijos, tales como Nereo, Doris, Aqueleo o las Oceánidas, quienes eran tres mil y poblaron los mares.

Después hubo un nuevo incesto (la mitología está llena de incestos) entre Nereo y su bella hermana Doris, conocida como “la de hermosos cabellos”. De esa unión nacieron las cincuenta Nereidas, cada una con una misión especial y, muchas de ellas, futuras madres de héroes como Aquiles o Eaco.

Ulises atado al mástil de su barco para evitar la tentación del canto de sirena.

Ahora, a las Nereidas también se les conocía como “ninfas del Mediterráneo” y “Ninfas del Mar Negro”, y se las representaba como mujeres hermosas, desnudas o semidesnudas. Como se ve, las Nereidas estaban estrechamente vinculadas al mar, lo cual permitió que, a través sobre todo de los poetas, se fuera creando la imagen de la ninfa que, en vez de piernas de mujer, tenía cola de pescado. Y claro: eso equivalía al surgimiento de la sirena, tal y como la conocemos.

Representación de Derceto, la diosa transformada en sirena por otros dioses.

Medio Oriente

En el Medio Oriente, las primeras historias de sirenas surgieron en la Asiria del 1000 a.C., y en ellas se representaba a las sirenas con cuerpo de pez y torso y rostro de mujer, tal como en la actualidad. Resulta de gran relevancia la leyenda mesopotámica narrada posteriormente por Diodoro Sículo (un historiador griego del s. I a.C.) expresados en términos de la mitología latina.

Tal leyenda cuenta que la diosa siria Derceto ofendió a Venus (diosa del amor) y ésta, en represalia, le inspiró amor hacia un pastor (poca cosa para una diosa). Entonces Derceto y el pastor acabaron procreando a Semíramis, una niña que llegaría a ser la reina de Babilonia… Paralelamente, Venus hizo que, al nacer su hija, el amor de Derceto por el pastor acabase abruptamente. Ante eso, Derceto se llenó de ira y amargura, abandonó a Semíramis, hizo matar al pastor y finalmente, en medio de su desesperación, se arrojó al agua para acabar con su vida y así librarse del sufrimiento. Sin embargo los dioses no querían que Derceto muera: ellos querían verla sufrir, y para eso necesitaban conservarla con vida… Fue por esa razón que, cuando Derceto se arrojó al agua, los dioses la transformaron en sirena.

Indagando en la esencia de la leyenda expuesta, tenemos que Derceto es el equivalente de Atargatis, una diosa siria que gobernaba los mares y a la cual se le consagraban peces y se le adoraba en templos llenos de grandes estanques.

Irlanda

En Irlanda se habla de los merrows, una especie cuya hembra es el equivalente a la sirena, excepto porque tiene membranas en las manos, son siempre hostiles a los humanos y tienen prendas mágicas que le permiten atravesar cualquier zona del mar, sin importar qué tan indómitas sean las corrientes marinas.

Según se dice en el folclore (inspirado en la mitología), un hombre puede quitarle la prenda mágica a una merrow, consiguiendo así que ésta se case con él y le dé parte de su riqueza (se cree que las merrows consiguen tesoros de los naufragios); aunque, si la merrow llega a encontrar la prenda (el hombre debe escondérsela para tener poder sobre ella), sentirá el llamado del mar y abandonará a su esposo y a sus hijos (que nacen como humanos normales) si los tiene…

Escocia

En la mitología escocesa existe Ceasg, la “doncella de las olas”, una sirena especial cuya mitad inferior es de salmón. Según se dice, si la capturan ésta puede conceder tres deseos a cambio de su liberación; aunque, si un hombre se enamora de ella, ella lo arrastra a las profundidades del mar…

Semejante al merrow, en el folclore escocés se habla de los selkies, una especie de hada marina que adopta forma de foca en el agua y, en tierra, se deshace de su piel de foca y toma forma de mujer. Nuevamente, aquí el hombre puede casarse con una selkie si encuentra la piel de foca y la esconde, siendo abandonado si la selkie encuentra la piel. Y, en caso de que tengan descendencia, los hijos tendrán membranas entre los dedos de los pies y/o de las manos.

China

Muchos cuentos de la mitología china hablan de las sirenas como seres maravillosos, hábiles y versátiles, como una especie cuyas lágrimas se transforman en perlas, y cuyas manos pueden tejer un material fino, hermoso y transparente. Gracias a eso, se cree que muchos pescadores intentaban capturarlas, pero nunca podían porque el canto de las sirenas lo impedía.

Posibles explicaciones

Manatíes, morsas, focas, etc…

Uno de los avistamientos más famosos fue el del mismísimo Cristóbal Colón, quien afirmó en 1493 que había visto a una sirena frente a las costas de la Florida. Sobre eso, el historiador José Durand escribió lo siguiente: ‹‹Cuando el Almirante iba a Río del Oro, dijo que vio tres sirenas que salieron bien alto de la mar, pero no eran tan hermosas como las pintan, que en alguna manera tenían forma de hombre en la cara. Dijo que otras veces vio algunas en Guinea, en la costa Manegueta››. Se ha mencionado el caso de Colón porque es ideal para ilustrar la teoría de que los supuestos avistamientos de sirenas han sido usualmente avistamientos de manatíes, morsas y otros animales que, por su morfología, pueden ser confundidos con las míticas criaturas. Centrándonos en lo que vio Colón, la hipótesis de los manatíes resulta muy razonable porque Colón deja claro que el rostro de las criaturas era masculino y carente de belleza, tal y como tienen la cara los manatíes, criaturas éstas que habitan y habitaban por donde Colón tuvo los avistamientos.

Manatí como el que supuestamente confundió Cristobal Colón con una sirena.

Al igual que los manatís, los dugongos (la propia palabra dugongo deriva del malayo duyong, que significa sirena), de la misma familia de los sirenios y similar en aspecto al manatí, aunque éste no habita en América sino en las costas orientales de África y en las costas y principales islas del Océano Índico. Su caso cobra una importancia particular, ya que las madres de la especie amamantan a sus crías fuera del agua, sujetándolas con las aletas (a modo de una madre humana sujetando a su bebé en brazos) mientras éstas chupan en un área cuya localización es análoga a la de los senos de las mujeres humanas (cerca de las citadas aletas). De este modo, en muchas ocasiones los marineros debieron ver la escena desde lejos, no pudiendo distinguir bien más que las siluetas, dejando así el resto a una imaginación imbuida de mitos y supersticiones de mujeres con cola de pez.

Los taxidermistas

El caso de los taxidermistas juega un rol importantísimo a la hora de descartar supuestas evidencias sobre las sirenas. En efecto, se sabe que, desde hace varios siglos, ha habido taxidermistas que, a fin de conseguir dinero, diversión o ambas cosas, crearon cuidadosamente falsos cadáveres de sirenas, juntando para ello los restos de distintas criaturas. Por eso resulta comprensible que, en épocas en que el conocimiento genético era nulo, la gente pensase que efectivamente estaba ante los cadáveres de una especie misteriosa que ocultaba su presencia de la mirada del peligroso ser humano.

Un ejemplo magnífico es el de la sirena de Buxton, un cadáver con apariencia muy convincente que, desde su hallazgo en el siglo XIX, fue cuidadosamente preservado como si del cadáver de un extraterrestre se tratase. Sin embargo, cuando un grupo de

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