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Lecturas complememtarias.La economía peruana luego de la Guerra del Pacífico


Enviado por   •  15 de Abril de 2021  •  Apuntes  •  2.012 Palabras (9 Páginas)  •  148 Visitas

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LECTURAS COMPLEMENTARIAS

Documento 1: La economía peruana luego de la Guerra del Pacífico

El cuadro de la situación nacional era aún más terrible. […] Abrumaban a la hacienda pública y a la economía privada el empobrecimiento general del país; la fuga o la merma de capitales; la depreciación progresiva del papel moneda que las necesidades de la defensa obligaron a emitir con abundancia; la semi-paralización del comercio exterior durante cinco años; la destrucción sistemática de los elementos de movilidad en los puertos; la ruina dejada en la agricultura por las batallas y combates y otros acontecimientos bélicos y también por las expediciones de Lynch, el “Príncipe Rojo” del que hablara Vicuña Mackenna y por diversas depredaciones de los ocupantes. El aparato tributario íntegro tenía que ser acomodado a una situación fiscal de improviso e irremediable empobrecimiento. Los bancos nacionales habían liquidado y solo funcionaba uno de poca monta. El billete fiscal era la moneda del pueblo y la que servía de cambio, existiendo escasamente la metálica. Este billete depreciado carecía de respaldo. Sin el amparo de una garantía, era objeto de agio. La deuda interna no tenía cotización, no obstante de que fue servida con regularidad hasta el comienzo de la guerra. Su monto, unido al de los billetes llamados incas, alcanzaba, en principio, a cifras considerables. Eran el exponente de valores muy reales, de servicios, de préstamos y de suministros hechos al Estado. Como no existía ni un centavo para señalarles un fondo de amortización, vivían inmovilizados y casi como capitales muertos. La miseria se había cernido sobre muchos de los poseedores de ambas clases de papel. (Basadre, 1962-1964, vol. 6, p. 2666).

Documento 2: La economía peruana de la posguerra en su contexto histórico

“A mediados del siglo XIX, la economía peruana de exportación pasó por un periodo de prosperidad gracias al guano. Aunque es bien conocido el fracaso en convertir el auge del guano en un proceso de crecimiento duradero y autosostenido, las razones de este fracaso siguen en discusión. Durante la década de 1870, la economía peruana sufrió un proceso de desintegración gradual cuando los ingresos provenientes del guano no llegaron a cubrir los gastos del Gobierno y cuando, por miopía gubernamental, se aplazó la explotación de los nitratos de la región del sur que habrían servido como sustitutos del guano (que se encontraba en situación de agotamiento). La segunda mitad de la década, se caracterizó por el colapso de la estructura financiera, la quiebra de la mayoría de los bancos del país, el financiamiento inflacionario del Gobierno y, finalmente, por la abrumadora derrota del Perú en la Guerra del Pacífico (1879-1883). Al iniciarse la reconstrucción de la posguerra, había pocos indicios de que el camino sería uno de mayor autonomía. La mayor parte de la élite peruana (o lo que restaba de ella, tras los desastres ocurridos en la década de 1870) opinaba que el futuro del Perú dependía del desarrollo de los recursos naturales para la exportación y que una condición necesaria para tal desarrollo era la inversión extranjera en gran escala. Durante la década posterior a 1884, cuando el Perú se encontraba gobernado por el general Cáceres, todas las medidas de política económica se orientaron hacia este fin. La tarea básica del gobierno era la de recuperar la confianza internacional en el Perú, atraer la inversión extranjera y, en lo posible, obtener nuevos préstamos externos para el sector público. Las dos medidas más importantes que se adoptaron para este fin fueron: el retiro de circulación del papel moneda depreciado (1887-1888) y el inicio de negociaciones con los tenedores extranjeros de bonos a raíz del incumplimiento del pago de la deuda externa por parte del gobierno peruano durante la década de 1870. Estas negociaciones se iniciaron en 1886, y en 1890 llevaron a la firma del Contrato Grace, uno de los acontecimientos más importantes en la historia económica peruana.” (Thorp y Bertram, 2013, p. 41).

Documento 3: El contexto económico internacional de fines del siglo XIX: capitalismo global, especialización y crecimiento

Los países que se incorporaron a la economía global durante esta época dorada (1896-1914) se reestructuraron de acuerdo con sus nuevas posiciones en el mercado mundial. Cada región se especializó en lo que hacía mejor. Gran Bretaña gestionaba las inversiones, dirigía los sistemas bancario y comercial del mundo y supervisaba y aseguraba los transportes y las comunicaciones a escala mundial. Alemania producía hierro y acero, productos químicos y equipo pesado para las minas, plantaciones, vías férreas y líneas marítimas. Argentina, Sudáfrica y Australia empleaban el capital británico y la maquinaria alemana para abrir nuevas minas y explotaciones agrícolas y enviaban los minerales extraídos de vuelta a Alemania para ser convertidos en maquinaria y parte de las ganancias a Gran Bretaña como intereses de sus inversiones. Los países, y los grupos y regiones dentro de ellos, se especializaron cada vez más. Personas, empresas, regiones y países abandonaban actividades económicas en las que eran menos productivos para concentrarse en aquellos en los que eran particularmente buenos. En épocas anteriores los países trataban de ser autosuficientes, pero ahora se concentraban en producir y exportar lo que hacían mejor y adquirían el resto mediante el comercio. […] El capitalismo global hizo posible la especialización. Países, fabricantes, agricultores y mineros podrían concentrarse resueltamente en la producción de sus mejores bienes y servicios si tenían acceso a mercados lo bastante grandes como para vender lo que producía y comprar lo que consumían. Ahora, por primera vez en la historia, esa posibilidad estaba abierta. El patrón oro, el libre comercio y las nuevas tecnologías de transporte y comunicaciones crearon un mercado global cómodo, accesible y previsible. Grano, mineral de hierro y cobre, carbón, incluso carne y bananas podían ser enviados por ferrocarril y por barco al otro extremo del mundo con poco coste. Los inversores podían comprar las acciones y bonos de corporaciones y gobiernos distantes y controlar fácilmente su rendimiento. Los europeos podían comprar alimentos baratos del Nuevo Mundo y concentrar sus esfuerzos productivos en las técnicas industriales que habían inventado y que dominaban. Los argentinos podían ocuparse en labrar las planicies más fértiles del mundo y en criar en ellas su ganado, utilizando los beneficios para importar artículos fabricados en Europa. (Frieden, 2007, pp. 41-42).

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