Los inicios de la comunicacion

LOS INICIOS DE LA COMUNICACIÓN

El niño es ya sensible a la voz humana hasta el punto de que está posee la propiedad de calmar el llanto del bebé, mucho mejor que con otros medios. Los padres se manifiestan sensibles al medio comunicativo establecido por el llanto, produciéndose gracias a ello una comunicación. Según Bruner, lo esencial desde el punto de vista psicolingüístico no es si el niño está provisto o no del LAD chomskiano, puesto que en cualquier caso el acto de hablar no se realizaría jamás sin el componente social que proporciona el adulto.

La comunicación por otros medios precede a la comunicación lingüística, y en sus formas más primitivas cumple algunas de las funciones que cumplirá más tarde el lenguaje. La eficacia de esta primera comunicación depende de la adopción de procedimientos convencionales y combínales crecientes, para el cumplimiento de distintas funciones. Estos procedimientos son gestuales, vocales, etc. Los formatos de nuevos procedimientos aparecen, muy frecuentemente, para cumplir funciones que eran realizadas hasta entonces por viejas formas, como si se tratara de un proceso de sustitución. Hay un proceso en el cual nuevas funciones son descubiertas gracias al dominio de procedimientos usados antes de forma distinta. El número de funciones que se pueden lograr mediante la comunicación parece ser limitado. La aparición del sistema léxico–gramatical y el acceso a formas comunicativas culturales lograra el crecimiento del número de funciones. Al final de este periodo nos hallamos ante un hecho de decisivo del desarrollo comunicativo; la aparición del lenguaje del adulto en el niño. Este lenguaje, en tanto que instrumento de comunicación privilegiado, abrirá nuevas vías al proceso. La comunicación supone el establecimiento de ciertos mecanismos lingüísticos y no lingüísticos, entre al menos dos interlocutores que establecen una actividad en común. El punto clave a que nos referimos es que estos mecanismos son adquiridos por el niño antes de los inicios de la aparición del lenguaje adulto, tal como hemos indicado. Así pues es prudente pensar que es este último el responsable de la actividad compartida. Pero a pesar de ello la actividad del niño no es pasiva. A partir de los nueve meses el niño posee la habilidad de señalar con el dedo. A partir de este momento el niño tiene ya acceso al lenguaje del adulto quien, a su vez, adaptara su leguaje con simplificaciones y redundancias a las producciones que utilizara el niño. El panorama funcional adquiere nuevas posibilidades gracias al proceso de sustitución de formas de comunicación arcaicas por el lenguaje vocal y articulado. El lenguaje utilizado en la comunicación en este momento del desarrollo es infantil en cuanto a contenidos y a entonaciones, pero la estructura del dialogo en el que se emplea es adulta.

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