MÉXICO Y LA IDENTIDAD

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PROYECTO FINAL

MÉXICO Y LA IDENTIDAD

MEDICINA

PERSONA E IDENTIDAD MEXICANA

Catedrático: Mtro. David Sánchez Sánchez

Alumno: MARÍA JOSÉ FONSECA BARRÁN

Matrícula: 9011645

ID: 3344424

Puebla de los Ángeles, 2021.

Incluso dentro de los numerosos países del mundo, México es reconocido por su identidad y folklore auténticos que lo hacen destacar. La mexicanidad, repleta de matices, poseedora de gran riqueza, es consecuencia de complejos procesos de interacción entre distintas culturas. La palabra identidad proviene del latín “identitas”, que signifca “lo mismo”, y es definida como: ser realmente lo que uno es (Louvier, 2010).

Aplicado a una persona, el concepto de identidad implica un reconocimiento del ‘yo’ (Giddens, 2002), este engloba las características propias que la distinguen de los demás, las cuales están abarcadas en las dimensiones que nos conforman, tanto la interior como la exterior. La dimensión interior a su vez está conformada por lo corporal, que hace referencia a lo físico, nuestro cuerpo y su aspecto; de lo trascendente que se refiere a darle a la propia existencia un propósito y un sentido de vida, que si bien puede tomarse como algo religioso, no se limita únicamente a ese plano, ya que no todos son practicantes de una religión; lo intelectual, hace referencia a la facultad que nos diferencia de los demás seres vivos, el razonamiento; lo volitivo, hace alusión a la capacidad de controlar nuestras acciones y tomar decisiones; lo afectivo, las emociones y los sentimientos, y finalmente lo social, el ser humano es un ser social por naturaleza, por lo que necesita de la convivencia para poder vivir y desarrollarse adecuadamente. Por otro lado, la dimensión exterior tiene su base en la relación con los demás.

La identidad es un aspecto vital en la vida de una persona. Como es posible de discernir, el contexto sociocultural en el que cada persona se encuentra rodeado, si bien es cierto no es el único que influye en la conformación de la identidad, si es determinante para la misma. De igual forma, existe una identidad colectiva que conlleva una identificación del ‘nosotros’, lo que podríamos definir como la identidad nacional. Esta se conforma por diversos elementos, como lo son el territorio, la demografía, la historia y la cultura. De forma particular, la identidad mexicana, nació de la convivencia de distintas culturas, de un proceso de transculturación y mestizaje en el que numerosos elementos con diferente origen se combinaron para formar algo nuevo, que permanece hasta nuestros días. El mexicano “nació” de la suma de tres raíces principales: una correspondiente a la población nativa del territorio, otra que denominaremos castellana y una raíz negra, que fueron quienes llegaron al continente; de esta mezcla deriva la enorme diversidad de la que gozamos hoy en día, por ello, no hay que ver con ojos de odio ni conflicto el encuentro que tuvo lugar entre los distintos actores, sino celebrarlo, debido a que define una gran parte de la mexicanidad.  

El saber de dónde venimos y hacia dónde nos dirigimos se encuentra estrechamente relacionado con saber quiénes somos. Lo mismo pasa con el concepto de nación. Considero que la sociedad mexicana actual se encuentra en un momento de crisis en materia de identidad social. La carencia de conocimiento real y objetivo respecto a la historia aunado a la constante ideologización de “los buenos indígenas y los malos españoles” impide una consolidación de la identidad nacional debido a que se ignoran o descontextualizan los acontecimientos que la moldearon; por otro lado, uno no puede amar lo que no conoce. La historia se puede describir como el estudio de los hechos pasados, para la comprensión del presente y la modificación del futuro. Lo que se nos suele enseñar en las aulas, difundido en forma de narración, con héroes y villanos e incluso mentiras institucionalizadas incluidas, fomentan una errónea construcción de nuestra memoria histórica, alterando con ello nuestra percepción de la identidad llegando a generar odios y rencores; como prueba de lo anterior, se ha encontrado una fuerte relación entre el recuerdo negativo de eventos políticos del pasado y una actitud negativa hacia la sociedad en el presente (Basabe & González, 1997). He ahí la importancia de conocer lo que verdaderamente ha pasado en nuestro país, sin polarizaciones, de forma imparcial y objetiva, ya que esa es la única forma de comprenderla realmente. La globalización también ha puesto en peligro nuestra identidad, si bien es cierto que ésta no es algo estático, la difusión y adopción de pensamientos y estilos de vida provenientes de países extranjeros pueden suponer un abandono de los propios, proceso que se facilita si, tomando en cuenta el punto mencionado anteriormente, no poseemos un debido conocimiento y aceptación de nuestra identidad mexicana, especialmente de nuestra cultura.

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