MATRIMONIO AYMARA
walterquispe3 de Octubre de 2013
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MATRIMONIO AYMARA - JAQICHASIÑA
Las fiestas de la anata “fiesta de los juegos o carnavales” son consideradas por muchos investigadores como un periodo prematrimonial en el mundo andino. En este periodo el joven soltero (wayna) y la joven soltera (tawaqu) hacen conocimiento y relaciones. Aquí se describe lo que sucede en el mundo aymara, en especial en la zona ubicada en la hoya lacustre del lago Titicaca (Perú y Bolivia), en este proceso de conocimiento mutuo que conduce a los jóvenes hombres y mujeres (waynanaka y tawaqunaka) hasta el enlace matrimonial; este proceso hoy como ayer, está regido por formas telúricas sociales propias a nosotros.
DE LOS FUTUROS "JAQINAKA"
No existe una datación determinada, sin embargo es frecuentemente en los meses de Marzo y de Abril (T'awra Yawi) y de Abril a Mayo (Ank'a Llamayu) que los jóvenes se alistan para las bodas. Solo podrán casarse sin embargo los que hayan cumplido ciertos requisito previos exigidos por la comunidad y observando ciertas normas de costumbre.
Se dice que los jóvenes son aptos al matrimonio cuando se aproximan a cierta edad: de 28 a 31 años para los varones y de 24 a 26 para las mujeres. Se considera que entonces es cuando se está biológicamente maduros para el matrimonio. Sin embargo, no es la edad el requisito fundamental, sino otros de carácter social y cultural.
Los requisitos para el varón consisten en los siguientes: Primero debe haber ejercido cargos de autoridad en la comunidad, como haber sido watachu (encargado o supervisor en los bailes nocturnos que son q'achua semisecretos y exclusivamente para jóvenes, estos bailes se realizan antes de los carnavales). Debe haber sido además irpa o guía en las fiestas del carnaval y de páscuas o haber participado en el deporte de contrafuerza (wayjt'asiña o ch'amat jawqt'asiña) en el mes de Willka para unos y de T'aqaya para otros. Si el jóven es huérfano debe haber sido, autoridad comunal (jilaqata). Este tipo de requisitos es muy importante, pues se considera que un joven puede ser responsable con su familia, sólo si ha demostrado ser responsable con la comunidad, pues para el hombre y la mujer andinos, los cargos de autoridad son cargos de servicio y no de poder al estilo occidental.
Entre otros requisitos para el varón tenemos: tener ahijados, es decir ser padrino de bautismo (waw ichkatasiña), tener cantidad suficiente de vestimentas, saber uncir y arar con la yunta, saber techar una casa, saber tejer, etc. de lo contrario son todavía considerados llullu lluqallaskiwa, es decir menores.
Para la mujer los requisitos son similares. Debe haber también ocupado los cargos de watachu y de q'achwa. Deben haber sido además guías en los carnavales. Deben tener ropas suficientes, deben tener ahijadas (ser madrina de bautizo), deben saber cocinar, deben saber sembrar (iluña o sataña) y tejer etc.
Si el hombre y la mujer cumplen estos requisitos pueden casarse y pasar así a ser considerados jaqi (personas humanas). Se es jaqi fundamentalmente cuando se es casado, en ciertos casos solo cuando ya se tiene parcela y casa propia.
Pueden darse matrimonios que estén fuera de lo establecido por los usos y costumbres de la comunidad, pero esto es raro, es la excepción. Los requisitos para casarse son heredados de generación en generación, su origen se pierde en el lejano y oscuro pretérito tiempo (nayrja ch'amakpacha).
Pueden realizarse sin embargo matrimonios prematuros (jisk'pach jaqichasiña), imprevistos (akatjamak chikt'apiña), que son las excepciones al matrimonio maduro (wali puqt'at jaqichasiña). La primera excepción puede suceder cuando el candidato es hijo único (sapa wayna o sapayuqa), o hijo mayor de una viuda (awkit wajcha wayna), debido a una de estas situaciones se conciente un matrimonio que no es objeto de crítica o de repudio por parte de la comunidad, por el contrario son aconsejados y ayudados comunalmente. En lo que respecta al matrimonio imprevisto, este es objeto de severas observaciones por parte de la comunidad, mucho más si uno de los cónyuges es menor de edad (maynir jaqichasiw sullka).
“SIRWISIÑA”
El enamoramiento o noviazgo tal como se conoce en la ciudad no es practicado en las comunidades y donde se suele observar (irpnaqasiña) es producto de la aculturación.
Un factor que puede provocar descontento es el dilatar la formalización de la unión marital. Es la comunidad entera que se inquieta cuando trascurre demasiado tiempo de unión de dos jóvenes sin boda, pues se piensa que puede tener consecuencias negativas para todos y en especial para la pareja (warmikipuniw q'añuchasix, chachax chachaw ).
Lo que se observa esta creencia en el mundo aymara, otros indican sin embargo que existe en otras regiones el caso contrario, es decir que la duración del período prematrimonial no tendría importancia, y que incluso existiría cierta permisidad a todo nivel, incluso sexual. Los padres reprobarían superficial y verbalmente esa unión. Pero en realidad sería algo institucionalizado, esto sería el sirwisisipkiwa (se están sirviendo) o matrimonio de prueba. La palabra sirwisiña es derivada del castellano o español, es decir fruto de la transculturización: sirw es la raíz del verbo servir en castellano, iña o simplemente ña es sufijo verbal en aymara. La palabra sirwisiña resulta pues reciente y consecuencia de la invasión y la pregunta es si esa práctica donde existe es también algo reciente e influenciado por la colonización.
El sirwisiña sería pues el período que dura desde el período en que se juntan hasta el matrimonio propiamente dicho. Durante ese período de transición, la nuera (yuqch'a) se habitúa y experimenta a ser esposa en la casa de la suegra, quien la vigila y ayuda; después de este período de tres semanas a tres meses se integra a la comunidad (tamar mantaña).
Según el estado de conocimientos este sirwisiña no existe en el mundo aymara, por el contrario, es más bien ridiculizado por las familias y los casos existentes sufren cierto aislamiento de la comunidad.
LA OFICIALIZACIÓN DEL MATRIMONIO
El ciclo de relación de pareja que termina en el casamiento es variado según las comunidades a continuación se describen el ciclo que se lleva a cabo en la región que se indica más adelante y en ayllus muchos de ellos reestructurados, es decir que fueron antes haciendas y que por ello sufrieron cierto grado de enajenación espiritual.
Primero se efectúa el waynaw irpantasi, es decir el hombre se lleva a su prometida a su casa. Los padres del joven deben siempre reaccionar ante este hecho con una lacónica reprensión antes de declararlos juntos (chikt'apita). A veces los padres desaprueban si ven que en uno u otro existe resistencia, pero generalmente llega a feliz término. El proceso siguiente está a cargo de los padres del joven y de sus demás familiares, quienes tienen el deber de avisar a los padres de la joven de manera inmediata, los padres de la mujer reaccionan siempre de una manera exaltada y reprobadora, para enseguida entablar con los familiares del hombre un diálogo y discusión.
Después de esta primera charla, los familiares del hombre deben rendir honores a los padres de la novia apartándole licores y comidas. Este es el sart'aña, es decir el acto formal de pedir la mano al cual asisten ambos novios. Los familiares del novio aportan licores y comida (umañ manq'aña) como se indica arriba a esta visita que es la última porque aquí se resolverán todos los pormenores y especialmente la fecha en que se celebrará la fiesta matrimonial (en el mundo aymara, la boda es ante todo la fiesta comunitaria). En esta última visita llamada irpaqa o irpaqasiña, y que se realiza generalmente de noche, durando la conversación hasta el amanecer, se pregunta a los novios el por qué se han propuesto ser marido y mujer (kunjamats, kawkjamats juchar puripta) o si hubo engaño en el compromiso (k'itich archuraraqitu).
Finalmente, siempre en esta última visita, los novios son declarados marido y mujer, para ello el padre de la novia se expresa generalmente asi: “Ya no eres mi hija, eres hija de tu suegro y suegra. Te portarás bien y no harás levantar mi nombre ni mi honra, avanzarás siempre fijándote adelante y atrás” (Janiw nan wawajakxtati, awkch'iman taykch'iman wawapaxtaw, Sum sarnaqata, janiw nayan sutj aynaqayitätati, k'amarak nayan qamasajas, q'ip nayr uñtas sarata). Para esta visita se va acompañados de un grupo de música y es a sus sones que a la madrugada el novio se llevará legítimamente a la novia cantando “jalayasintwa, jalayasintwa...” (Me la estoy llevando, me la estoy llevando...). Es a partir de esta visita que representa el anuncio oficial, que la comunidad se percata y reconoce el matrimonio (jaqichasiriw utjani).
Puede haber también otras formas. Cuando la joven no es llevada por el joven a la casa de este, sino que ella se instala voluntariamente (jit'intaña), no presenta mayores complicaciones, sino que hasta puede facilitar la cosa. Algunas veces, la comunidad suele burlarse de la muchacha y de su familia si se encuentra encinta (majtayasitaynawa), pero son burlas sin consecuencia social.
Sucede también que un muchacho se enamore de una joven sin que esta esté al corriente y sin que se conozcan mutuamente, entonces son los padres del hombre que iniciarán un diálogo con los de la mujer (q'ana aruta). Los padres del joven deberán gestionar el matrimonio mediante encuentros que culminan con una visita confidencial a la casa de la muchacha durante una noche. Son los padres del pretendiente y familiares que deben ir con manjares, alcohol y
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