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MEMORIA 5. FEMINISMO LIBERAL SOCIALISTA Y RADICAL


Enviado por   •  21 de Noviembre de 2015  •  Informes  •  2.983 Palabras (12 Páginas)  •  268 Visitas

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MEMORIA 5. FEMINISMO LIBERAL SOCIALISTA Y RADICAL

Tras la importancia de la obra de Simone de Beavour, El segundo sexo, el foco de atención de feminismo se desplaza en los años 60 a EEUU donde aparecen nuevos temas de debate, nuevos valores, nueva forma de autopercepcion de las mujeres, movimientos sociales de mujeres y se retoma la reflexión teorica. Alli tuvo lugar lo que se ha denominado “la segunda ola” del feminismo. Esta segunda ola se apoya en un amplio movimiento de mujeres que supieron organizarse reunirse y discutir las experiencias de su vida cotidiana. Podemos señalar dos grandes temas: lo personal es político (los conflictos y problemas que las mujeres afrontan en el ámbito de lo privado tienen un significado y un valor políticos) y análisis de las causas de la opresión (en el que el concepto de patriarcado desempeña un papel fundamental).

        Este gran impulso práctico y teórico del feminismo se canaliza en tres perspectivas que marcan distintas visiones sobre la situación de la mujer: el feminismo liberal, el feminismo radical y el feminismo socialista.  Entre los temas que se sacaron a la luz podemos destacar la ampliación de derechos, el reconocimiento pleno de la igualdad, la reivindicación de una sexualidad libre, la invisibilidad del trabajo domestico realizado por las mujeres y la denuncia de los estereotipos femeninos tales como la mujer madre, la mujer esposa, la mujer ama de casa o la mujer objeto sexual.

        A finales de la década de los 60 en EEUU y en menor medida en Europa está presente el descontento y la lucha contra el sistema capitalista. Los antecedentes son el principio existencialista en Europa y en EEUU los movimientos sociales de liberación de la mujer posteriores a la segunda guerra mundial y sobre todo los posteriores ligados a la nueva izquierda representada por El Movimiento, organización mayoritaria comprometida con los derechos de los negros y contraria a la guerra de Vietnam. En estas organizaciones de los grupos de El Movimiento las mujeres aprendieron a moverse en el terreno político, sin embargo las organizaciones estaban dominadas por hombres que aceptaba el sexismo presente en la cultura norteamericana. Los intereses de las mujeres como grupo se separaron de los de El movimiento, aunque no fue una tarea fácil. Además  también presentaban diferencias con sus antecesoras del movimiento sufragista, por eso fijaron sus miradas en las mujeres revolucionarias del momento, aunque Shulamith Firestone fue de las primeras radicales en establecer lazos con el pasado inmediato, especialmente con el ala radical representada por Stanton y Anthony. La diferencia se encuentra en que ya no solo luchaban por la igualdad, sino también por la liberación; por lo tanto las estrategias de lucha serías diferentes. En España la aparición de grupo feministas se produce más tardíamente debido a la represión de la dictadura.

        Las feministas radicales de la época pusieron en práctica los llamados “grupos de autoconciencia” entendidos como una nueva forma de actuación política. El objetivo común era alcanzar una mayor democratización y participación de la ciudadanía y ampliar los contenidos y los espacios de la política de tal manera que esta no se redujese al momento electoral y a la maquinaria de los partidos. El primer paso era que las mujeres adquirieran autoconciencia de su opresión. Junto a la autoconciencia el otro concepto clave era la experiencia, que se tomaba como elemento de análisis de la opresión.  Los grupos de autoconciencia eran pequeños, sin jerarquía ni líderes, grupos compuestos por una docena de mujeres, sin dinero, sin poder de cara a la sociedad en la mayoría de los casos pero dispuestos a crear asociaciones independientes de la actuación estatal. Se caracterizaban por la creatividad de sus actividades (boicot a la elección de Miss América, quema publica de sujetadores, propuesta de comunas en las que se practicaba el celibato, etc..). Estos grupos presentaban carencia de estructura (al no existir división de tareas la actividad se tornaba ineficaz), imposición de una falsa unidad, problemas de liderazgo (rechazando una profesionalización), problema de la representación, intensidad o exceso en la participación (supone una carga adicional a una ya de por si cargada jornada). Hacia 1975 la mayoría de los grupos de autoconciencia se habían disuelto.

        “Entenderemos por feminismo lo relativo a todas aquellas personas y grupos, reflexiones y actuaciones orientadas a acabar con la subordinación, desigualdad y opresión de las mujeres y lograr, por tanto, su emancipación y la construcción de una sociedad en que ya no tengan cabida las discriminaciones por razón de sexo y género. O lo que es lo mismo, se trata de un pensamiento y una práctica plural que engloba percepciones diferentes, distintas elaboraciones intelectuales y diversas propuestas de actuación derivadas en todos los casos de un mismo hecho: el papel subordinado de las mujeres en la sociedad”(Carme Castells). El feminismo político surge en el mismo contexto político del liberalismo, dentro de la Ilustración,y comparte con él muchas fundamentaciones filosóficas que son comunes. Es cierto que la teoría política feminista evoluciona después con los desarrollos filosóficos del XX el XXI, pero una de sus corrientes permanece próxima a él. Pero hay diversas perspectivas que marcan visiones diferentes.

Se atribuye a feminismo liberal todo aquello que definiría una versión sin matices de un liberalismo de tipo clásico y tradicional. Un liberal es “a man who believes in liberty” (Cranston, 459). Los liberales conceden primacía a la libertad como valor político en dos sentidos: consideran que el estado natural de los seres humanos es la libertad; es lo que se ha llamado el principio fundamental liberal: la libertad es normativamente básica y toda autoridad política ha de ser justificada, en cuanto limita la libertad de los ciudadanos. Es la herencia ilustrada la que proporciona esas bases compartidas entre ciertas corrientes feministas y el liberalismo y la que hace que ese feminismo sea calificado como liberal. La política de derechos individuales del feminismo liberal exige para las mujeres el derecho de autodeterminación, la libertad de elección en caso de aborto, el derecho de acceder a la educación, y una igualdad de oportunidades que implica ciertas políticas redistributivas como igualdad jurídica y de participación en el gobierno, incorporación de las mujeres a lo público y corrección de las desigualdades sociales por parte del Estado. Por lo tanto se entiende  por feminismo liberal el conjunto de reivindicaciones políticas que hacen las mujeres desde el fin de la segunda guerra mundial hasta los años noventa al amparo de la idea de igualdad, entendida como igualdad de oportunidades, se busca el mismo tratamiento político y la misma dignidad moral que tienen los varones.  La obra más característica es La mística de la feminidad de Betty Friedman. trata “el malestar que no tiene nombre”, que según las investigaciones que realizó Friedan, aquejaba a las mujeres estadounidenses de clase media y que la autora identifica con "la mística de la feminidad" Friedan describe el período de los años 50 en el que el modelo educativo, difundido después de la Segunda Guerra Mundial, se dirigía a que las mujeres decidieran elegir la opción de regresar al hogar, después de haber conquistado el derecho al voto y a la educación y de haber accedido a un empleo. La expresión mística de la feminidad, según su autora, se emplea para describir un conglomerado de discursos y presupuestos tradicionales acerca de la feminidad que obstaculiza el compromiso intelectual y la participación activa de las mujeres en su sociedad.2 Las mujeres han comprendido los inconvenientes y han reaccionado contra él asumiendo su papel, aumentando así la natalidad ; la guerra hizo especialmente vulnerables a las mujeres. Esta obra es el recorrido que su autora hace para entender como se ha llegado a ese punto y menciona la falta de modelos para pensar en un cambio de situación puesto que las mujeres que se salen del canon eran deformadas y presentadas del modo mas desagradable posible y por lo tanto no era aconsejable verlas como modelos. De la obra de Friedman se concluye la necesidad de afrontar el problema, la necesidad de salir de una trampa en la que las propias mujeres se metieron, y el modo de salir es la búsqueda de una cultura y de una cualificación para desarrollar su trabajo, sosteniendo que esto es compatible con las obligaciones del hogar; se trata de que la mujer se individualice y se convierta en un ser humano completo.

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