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MUERTE, CARNAVAL Y CARNAVALIZACIÓN

dipaba16 de Agosto de 2012

4.664 Palabras (19 Páginas)869 Visitas

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En la reciente publicación de Veinticinco cuentos barranquilleros (1), con selección y prólogo de Ramón Illán Bacca, se destaca el excelente relato "Un viejo cuento de escopeta", del narrador costeño José Félix Fuenmayor. Allí se nos presenta la historia de una pareja de campesinos que decide trasladarse del campo al pueblo, luego de haber colmado todas las expectativas de progreso que ese medio les ofreció durante cincuenta años. Después de vender la finca y ultimar los detalles de la partida, Martín decide llevar consigo una destartalada escopeta que, muchos años atrás, había negociado con un desconocido, a cambio de una carga de yucas. Él mismo estaba seguro de estar frente a un mal negocio, sin embargo, lo había realizado. En aquel entonces, en forma inexplicable también, se resistió a las recomendaciones de su esposa Petrona, para deshacerse del arma y optó por guardarla en un cobertizo destinado a los trastos viejos. En ese lugar, había permanecido hasta el día de la partida. Ya establecidos en la población, y habituados a la nueva rutina, Martín ve la oportunidad de salir de la escopeta ofreciéndola en préstamo a los integrantes de la Danza de los Pájaros. Esta danza se presentaba durante los días de carnaval y, en su parte final, está previsto que el Cazador "mate" al Gavilán en defensa de la Paloma". Así va a ocurrir durante seis años sucesivos a partir del préstamo, durante los cuales la escopeta es disparada con éxito, produciendo la muerte escénica del personaje. Curiosamente, desde el momento en que Martín se desprende de la vieja escopeta, comienza a padecer una serie de trastornos que lo obligan a dejar lo que más lo hace feliz, comer a cada rato golosinas y chucherías. Es por esta causa que su mujer decide ayudarlo ofreciendo una manda que cumplirán juntos durante la procesión del Viernes Santo. El tiempo sigue su curso. En el nuevo año, la fiesta de san Sebastián anuncia la llegada del carnaval. Como en los años precedentes, la Danza de los Pájaros comienza su representación. Es el último de los tres días. Llegado el momento en que el Cazador le dispara con la escopeta al Gavilán, éste se desploma con la máscara ensangrentada y cae muerto de verdad. La tragedia se ha llevado a cabo. En medio del caos reinante, la escopeta desaparece y nadie da razón de su paradero. Un hombre extraño llega a la casa de Martín a decirle que él sabe donde está el arma homicida y lo convida a rescatarla. En este instante, Petrona le pide que no vaya, que ella ha tenido una revelación divina y que esa escopeta es obra del demonio. El desconocido se aleja, y la mujer cree identificar en el informante al mismo personaje que, años atrás, allá en el campo, entregó en un canje la escopeta a su marido.

Desde su inicio el relato establece una atmósfera de muerte, que se hace evidente mediante el uso reiterado de imágenes como la del garabato, elemento campesino en nuestra región Caribe que remplaza a la guadaña en la alegoría universal del siniestro personaje:

Dos mozos la escoltaban (a Petrona), a pie,

el uno adelantado como guía y el otro detrás,

empuñando un garabato, y la burra lo sabía. (Pág. 17)

El garabato dio una picada. La burra sacudió

las orejas, torció el cuello tratando de echarle

un reojo al garabato, y... (Pág. 18)

Nótese como el comportamiento desconfiado y casi racional del animal funciona como un indicio de la tragedia que comporta el cuento en su desenlace. Los indicios, según Roland Barthes (2), "remiten a un carácter, a un sentimiento, a una atmósfera (por ejemplo, de sospecha)". De la misma manera, en el episodio catalítico que nos narra la visita de Pablito a Eugenio, en casa de Martín (págs. 25-26), percibimos un ambiente de misterios indescifrables que, a manera de siniestra premonición, anuncian la desgracia que anidará en aquel fatídico día de carnaval. La catálisis (3), según la categorización establecida por el mismo Barthes, "acelera, retarda, da nuevo impulso al discurso, resume, anticipa, a veces incluso, despista". Esto último es tan evidente que cuando llegamos a esta parte, anticipamos que la desgracia va a darse entre los dos niños, en un posible juego con la escopeta, lo cual, como sabemos, no ocurre así. En consecuencia, este episodio podría compartir la doble función de indicio y de catálisis.

Son varios los momentos en que el carnaval aparece como temática en el relato, es decir, como actividad de jolgorio colectivo, configurando elementos demosóficos de entrañable trascendencia cultural. Así lo apreciamos en la secuencia (4) que hemos denominado EL PRESTAMO (5), donde Martín ofrece la escopeta a los integrantes de una danza:

--¿Qué es lo de la escopeta? , preguntó pensando:

ahora vamos a ver.

--Sí, señor Martín. Es para la Danza de los Pájaros".

--¿Y qué es eso?

--Bueno, verdad que usted no ha pasado aquí un

carnaval todavía. Es que nosotros somos los de

la Danza y ahí tenemos que sacar una escopeta. (Pág. 22)

Otra relación que enmarca el carnaval en el relato la encontramos en LAS PRUEBAS :

Por seis años sucesivos la escopeta había seguido

triunfando en manos del Cazador cada temporada

carnestoléndica. Los de la Danza de los Pájaros se

enorgullecían con ella. (Pág. 24)

En EL FINAL, última de nuestras secuencias, aparecen núcleos (6) narrativos referidos a la representación escénica de la Danza de los Pájaros:

Entonces saltó el Cazador, y no había perdido los

bríos. Vestía chaquetilla amarilla, calzones cortos

polainas negras de trapo y birrete de roja pola con

lentejuelas. Apuntó al Gavilán con... (Pág.29)

Por otra parte, en "Un viejo cuento de escopeta", encontramos situaciones claras de carnavalización, término acuñado por Mijaíl Bajtín para señalar las relaciones del carnaval con las obras literarias. El concepto hace referencia a la "transposición del carnaval al lenguaje de la literatura" y a su "influencia determinante" sobre la producción literaria (7). Más específicamente, el autor asume como literatura carnavalizada a "aquella que haya experimentado, directa o indirectamente, a través de una serie de eslabones intermedios, la influencia de una u otra forma del folklore carnavalesco (antiguo o medieval)" (8).

Efectivamente, en uno de los núcleos narrativos de nuestra primera secuencia, encontramos lo que Bajtín denomina disparidades carnavalescas, en donde "todo aquello que había sido cerrado, desunido, distanciado por la visión jerárquica de la vida normal, entra en contactos y combinaciones carnavalescas. El carnaval une, acerca, compromete y conjuga lo sagrado con lo profano, lo alto con lo bajo, lo grande con lo miserable, lo sabio con lo estúpido, etcétera" (9). Observemos cómo en el núcleo aludido aparecen en convivencia elementos sagrados y profanos a través de los términos "nicho, milagro de santo y sacrilegio":

--La escopeta se ha hecho una especie de nicho

por sí misma --fue a decirle a su mujer--. Eso

parece un milagro de santo.

--Cómo se te ocurre, le increpó Petrona indignada.

Decir eso es un sacrilegio. Lo vellos se me han

Erizado. ( Pág. 20)

Así mismo, al darle a la diabólica escopeta jerarquía de sacralidad, asociándola con un nicho y un milagro de santo, se nos remite a la profanación, otra de las categorías manejadas por Bajtín, que comprende "los sacrilegios, todo un sistema de rebajamientos y menguas carnavalescas, las obscenidades relacionadas con la fuerza generadora de la tierra y del cuerpo, las parodias carnavalescas de textos y sentencias, etcétera (10)".

Prosiguiendo con la carnavalización, Bajtín incluye también las categorías de familiarización y de excentricidad. Con la primera, se "aniquila toda distancia entre las personas, y empieza a funcionar una especie de categoría carnavalesca: el contacto libre y familiar entre la gente.[...] Los hombres, divididos en la vida cotidiana por las barreras jerárquicas insalvables, entran en contacto libre y familiar en la plaza del carnaval" (11). La excentricidad se encuentra estrechamente ligada con la familiarización y constituye "la violación de lo normal y de lo acostumbrado, la vida desviada de su curso normal" (12). Ambas categorías aparecen en forma reiterada en el relato que nos ocupa, conformando una íntima relación de interdependencia con las disparidades carnavalescas y la profanación.

En efecto, a lo largo del cuento encontramos pares de contrarios que comulgan configurando juegos dicotómicos, que connotan niveles especiales de semantización al disponerse de esa manera. Dentro de una apreciable gama de alternativas, queremos presentar dos situaciones que, a juicio nuestro, podrían aunar algunas de las categorías carnavalescas ya expuestas:

DIVINO/DIABÓLICO :

--El san Nicolás del capitán Glen también sale

cada fiesta patronal- le dijo uno de ellos a Martín-

como la escopeta de usted cada carnaval.

--Quiere decir que usted es como un capitán Glen y

la escopeta es como un san Nicolás.

"Esto le pareció chistoso a Martín y lo contó a su

mujer.

--Otro sacrilegio --exclamó Petrona, Santiguándose--.

Martín no me gustó ese trato que hiciste. Mientras

...

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