MUNDIALIZACION
olga251418 de Mayo de 2013
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La mundialización
La mundialización es la acción, el efecto, el proceso y la conciencia de que somos un solo mundo de hecho y de derecho.
La mundialización es la realización de un solo mundo, diverso en culturas e igual en derechos, nunca mejor dicho. El que tenga ojos que vea. La mundialización es una realidad. No es solamente la multiplicación y en ensanchamiento de las redes y vínculos entre las personas, sus actividades, sus bienes, sus instituciones. "Es algo más." Una época de cambios, no. Es un cambio de época.
Concretamente, llamamos mundialización, al surgimiento de un Sistema Mundial que pone fin a la existencia de varias sociedades y nos constituye en un solo mundo. No hablamos de los cambios de la época que estamos viviendo.
No.... Estamos cambiando de época; es una nueva era; es una nueva civilización; una nueva cultura revolucionaria. La mundialización no es nueva. Es un proceso largo, que comenzó hace siglos. Lo nuevo, es la conciencia que estamos teniendo de ella. La mundialización no es evitable. Está provocada por los avances técnicos y responde al ritmo del dinamismo humano. No es más que el efecto del desarrollo de las capacidades del ser humano, que al extenderse van haciendo que el mundo sea sentido cada vez como más pequeño.
El proceso de cambio es propiciado por la interacción cultural que aportan las telecomunicaciones, "Aumenta la conciencia de unidad, de formar parte de una aldea global" (Mac Luhan) o "del que todos somos tripulantes de la nave espacial tierra" (Bluckminster Fuller).
La Mundialización como opción solidaria Permite la comunicación, la unificación de la raza humana. Una nueva división internacional del trabajo, que se está configurando con más rapidez y profundidad que probablemente nunca en la Historia, y en la que aparecen reivindicando un papel más central grupos enteros de países (los países en desarrollo, los países en transición desde sistemas planificados - incluida China) en una economía mundial "transversalizada" por empresas multinacionales.
Restricciones sobre el margen de maniobra de los gobiernos nacionales, como resultado de una economía cada vez más internacionalizada frente a unas políticas que siguen siendo en gran medida nacionales. La vulnerabilidad de los gobiernos nacionales ante los mercados financieros internacionales es sólo una faceta de esta mengua en el margen de maniobra.
La realidad de la "partición de la cadena de valor" en muchos procesos productivos, que permite desglosar esos procesos para distribuirlos territorialmente según las especificidades de cada segmento (por ejemplo, las fases de producción intensivas en mano de obra se "deslocalizan" a países con salarios bajos, como las "maquilas"). Ello altera las pautas de especialización productiva, da nuevo impulso a la multinacionalización de la actividad empresarial y es un ingrediente importante en la redefinición de las pautas de división internacional del trabajo. Por utilizar una afortunada expresión de Robert Feenstra, se produce una integración del comercio y una desintegración de la producción.
Concebir el comercio mundial como un "juego de suma cero", es decir, como una relación en la que unos ganan sólo a expensas de otros que pierden. Esto va en contra de todo lo aprendido acerca del comercio como un juego de suma positiva (lo que no excluye conflictos distributivos importantes, como ampliaremos al final de esta exposición). Insistir en la retórica de ganadores/perdedores puede ser el punto de partida de comportamientos desleales, oportunistas, que socaven la fuente de ganancia que son las relaciones económicas internacionales.
Un primer ingrediente esencial es la contraposición entre, por un lado, la lógica de igualación de los precios de los precios de los factores que subyace a las modelizaciones clásicas del comercio internacional, con la interpretación de una tendencia a una cierta "homogeneización", versus, por otra parte , la lógica de la desigualdad (fractalidad) tanto dentro de los países como entre los países (de la que son manifestaciones la tendencia a la desigualdad de la renta en Estados Unidos, el mantenimiento del desempleo en la UE, el argumento del subsidio óptimo de Brander para primar a los más eficientes,... que entrelazan con toda una literatura del desarrollo igual). En mi opinión, una parte de ésta contraposición tendría que ver asimismo con la diferente dinámica asociada por un lado a la ventaja comparativa - cuya principal implicación era que todos los países tenían "un lugar al sol" en la división internacional del trabajo - y la lógica de la ventaja absoluta, que no garantiza ese resultado. Y la ventaja comparativa se obtiene en formulaciones que permiten la libre circulación de bienes en el interior de los territorios (comercio interregional) cuando estaba presente la libre movilidad de los factores. Una cuestión inquietante es hasta qué punto la mundialización, al incorporar dosis relevantes de movilidad de factores nos estaría desplazando en un mundo de ventajas comparativas a otro de ventajas absolutas, en el que las desigualdades estarían más a la orden del día.
Es inevitable constatar que esta mundialización tiene lugar en un entorno de liberalización de los movimientos internacionales de capitales, que han generado especialmente en la última década una perspectiva de dinámica "caótica" asociada a unas crisis financieras internacionales que parecen ser cada vez más alcance (desde las tormentas monetarias europeas del 92-93 al efecto "tequila" del 94-95 y la crisis 97-99 iniciada en el Sudoeste Asiático y propagada por todo el mundo, con efectos más pronunciados en Rusia y Brasil). Es importante que esta apariencia caótica no nos haga olvidar que la función esencial del sistema financiero internacional (como de cualquier sistema financiero) es captar el ahorro mundial y canalizarlo adecuadamente hacia la inversión. Desde esa perspectiva se ha señalado a veces como la economía internacional podía tener problemas de insuficiencia de ahorro respecto a las crecientes demandas de inversión (en gran medida vinculados a la inserción en la economía mundial de países en desarrollo y de países con economías más abiertas y de mercado. Asimismo se ha señalado que la dependencia de financiación externa que se encuentra en el origen de episodios de inestabilidad financiera podían asociarse a insuficiencias de ahorro domestico en piases que se dejan seducir a corto plazo por las posibilidades de consumo que propician aperturas comerciales, especialmente si van acompañadas de sobrevaloración de las monedas nacionales.
Ante este complejo panorama, ¿qué puede hacerse para afrontar la mundialización, tratando de sacar partido de sus oportunidades y tratando de minimizar los riesgos?. En mi opinión se trataría de aprovechar lo que hemos ido exponiendo para huir de dos concepciones inadecuadas y buscar una vía pragmática pero complejo. El primer "error" del que deberíamos huir sería considerar nocivo todo lo que suene a mundialización y propugnar algo parece a lo que de momento se denominó "la desconexión": ello supondría renunciar "a priori" a las potenciales ventajas asociadas a participar en una economía integrada, ya apuntadas anteriormente. Pero el segundo "error" a evitar sería la ingenuidad de creer que una vez asumido el reto de participar en los esquemas de la mundialización se puede fiar todo a una "mano invisible" para que haga todo el trabajo. Por el contrario, el enfoque pragmático implica reconocer que la mundialización tiene efectos netos potencialmente positivos, lo que implica que: a) para que esos efectos potencialmente positivos sean realmente positivos son precisos unas determinadas "políticas de acompañamiento", cuya ausencia puede limitar o frustrar el impacto sobre un país de la mundialización; b) que los efectos netos sean positivos requiere, para que se mantenga la cohesión social imprescindible en las sociedades modernas, unas políticas distributivas relevantes, decididas a través del proceso político democrático.
EL FENOMENO DE LA MUNDIALIZACION
Hace por lo menos diez años que la creciente aceleración del desarrollo científico y técnico y la rapidez sin precedente de los flujos económicos y financieros vienen provocando, en escala mundial, auténticos trastornos de las economías, las sociedades, las mentalidades, las culturas y los modos de vida. Sin embargo, las consecuencias de estas conmociones, que resume apresuradamente el término “mundialización”, no son adecuadamente medidas, ni anticipadas con precisión ni realmente sometidas a control. Por este motivo exigen una reflexión a fondo, que favorezca el surgimiento de una mundialización verdaderamente adaptada a las necesidades y aspiraciones de los pueblos, cuyo ritmo esté en armonía con las tradiciones, los modos de vida y las opciones de cada uno.
Aunque resulta difícil aprehender el conjunto de las manifestaciones de la mundialización y percibir todas sus consecuencias, se puede sin embargo observar algunas de sus principales características y tendencias.
Está ampliamente dominada por una lógica económica, financiera y mercantil. Las consideraciones sociales, políticas y éticas son secundarias; existen muy pocos instrumentos de “conducción” política y ética de la mundialización, que va acompañada de insuficiencias en la gobernación democrática y de un aumento de la pobreza;
Acelera la conciencia sobre los problemas globales comunes a toda la humanidad (pobreza, medio ambiente, derechos
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