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Malinche


Enviado por   •  12 de Mayo de 2013  •  Informes  •  1.157 Palabras (5 Páginas)  •  327 Visitas

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La lectura de los hijos de la Malinche trata sobre la forma de pensar de nosotros los mexicanos, sin importar las clases sociales, es decir un ambienté sociológico el cual desconcierta a los extranjeros. Debido a la que la sensación que causamos no es diversa a la que producen los orientales, los chinos, los indostanos o árabes que son herméticos he indescifrables, pues el contenido concreto depende de cada espectador, no obstante coinciden en hacerse de nosotros una imagen ambigua, cuando no contradictoria: no somos gente segura, y nuestra respuestas, como nuestro silencia son imprevisibles, inesperados, traición y lealtad, crimen y amor. Se agazapan en el fondo de nuestra mirada, atraemos y repelemos.

Según el escrito para un europeo, México es un país al margen de la historia universal. Y todo lo que se encuentra alejado del centro de la sociedad aparece como extraño e impenetrable. Los campesinos remotos, ligeramente arcaicos en el vestir y el hablar, parcos amantes de expresarse en formas y formulas tradicionales, y que ejercen siempre una fascinación sobre el hombre humano.

La mujer, otro de los seres que viven aparte también es figura enigmática a semejante del hombre de raza o nacionalidad, extraña, incita y repele, es la imagen de la fecundidad pero así mismo de la muerte. En casi todas las culturas las diosas de la creación son también deidades de destrucción.

Es notable que nuestras representaciones de la clase obrera no estén teñidas de sentimientos parecidos a pesar de que también vive alejado del centro de la sociedad, incluido físicamente recluida en barrios y ciudades especiales. Cuando un novelista contemporáneo introduce un personaje que simboliza la salud o la destrucción, la fertilidad o la muerte, no escoge como podría esperarse un obrero que encierra en su figura la muerte de la vieja sociedad y el nacimiento de otra.

El obrero moderno carece de individualidad, la clase es más fuerte que el individuo y la persona se disuelve en lo genérico, porque esa es la primera y más grave mutilación que sufre el hombre al convertirse en asalariado industrial. El capitalismo lo despoja de su naturaleza humana lo que no ocurrió con el siervo, puesto que reduce todo su ser a fuerza de trabajo, transformándolo por este solo hecho en objeto, y como a todos los objetos en mercancía, en cosas susceptibles de compra y venta. El obrero pierde bruscamente y por razón misma de su estado social, toda relación humana y concreta con el mundo ni son suyos los útiles que emplea, ni es suyo el fruto de su esfuerzo. Ni siquiera lo ve, en realidad no es un obrero porque no hace obras, ni tiene conciencia de las que hace. Perdido en un aspecto de la producción. Es un trabajador, nombre abstracto, que no designa una tarea determinada, sino una función, así no lo distingue de los otros hombres. Su obra como acontece con el médico, el ingeniero o el carpintero. La abstracción que lo califica, el trabajo medido en tiempo, no lo separa, sino lo liga a otras abstracciones, de ahí su ausencia de misterio, de su transparencia que no es diversa a cualquier instrumento.

La complejidad de la sociedad contemporánea y la especialización que requiere el trabajo extienden la condición abstracta del obrero a otros grupos sociales. Vivimos en un mundo de técnicos, se dice a pesar de las diferencias de salarios y del nivel

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